Sin políticas de suelo urbano ni ordenamiento urbano, ha predominado la especulación inmobiliaria por encima del interés común y la calidad de vida de la población.
Brújula Digital |11|6|20|
El acelerado crecimiento de la mancha urbana en Santa Cruz ha sido disperso, desarticulado y de bajísima densidad, lo que imposibilita la dotación racional y eficiente de la infraestructura urbana y los servicios públicos y sociales esenciales, de acuerdo con la investigación: Renta del Suelo, Acumulación y Segregación Espacial: Desigualdades en la Región Metropolitana Cruceña, realizada por Fernando Prado Salmón para el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA).
Según el estudio, la expansión que ha experimentado el conglomerado metropolitano cruceño en las últimas décadas ha respondido más a la dinámica del mercado inmobiliario, que a la planificación urbana, dice una nota de prensa.
Por ejemplo, el llamado capital inmobiliario popular supo captar y satisfacer la gran demanda de suelo urbano barato proponiendo soluciones masivas. Lamentablemente “se trató de operaciones meramente comerciales, que no aportaron nada a la planificación urbana ni a la organización de la comunidad, iniciando, más bien, el proceso de dispersión urbana que con los años se haría crítico”, apunta la investigación.
Tierra de nadie
Amparados por la ausencia de políticas públicas relativas a la expansión urbana en los tres niveles del Estado, los capitales inmobiliarios han ido expandiendo la ocupación territorial en la región metropolitana cruceña sin respetar, ni áreas de protección ecológica, ni límites municipales, ni siquiera la incipiente regulación sectorial.
El capital y el mercado van hasta donde les permite el Estado. “Esta expansión se ha encontrado frente a un Estado en los hechos neoliberal, totalmente carente de políticas de suelo urbano, para el cual, temas como el ordenamiento urbano, la recuperación de la plusvalía y la especulación inmobiliaria, le eran totalmente ajenos”, devela el estudio del CEDLA.
Al estar motivada por intereses exclusivamente mercantiles, la expansión especulativa del territorio se ha desentendido de aspectos vitales para el desarrollo integral urbano como: la conectividad vial, afectación a los ecosistemas locales o el acceso a servicios públicos.
Pero más allá de las consideraciones exclusivamente urbanísticas, el descontrolado mercado inmobiliario ha tenido, de acuerdo con la investigación, efectos sociales negativos. Uno de los principales ha sido el desentramado del tejido social efecto de la segregación marcada por la urbanización dirigida a determinados segmentos poblacionales.
“El mercado inmobiliario fue convirtiéndose cada vez más en una máquina de segregación socio-espacial, pues esa es una forma adicional para generar plusvalía: la pobreza se concentró al sur y sureste y el auge se concentró en el norte y el noroeste, marcándose, así, la dualidad de la ciudad”, apunta el investigador.
Fernando Prado hace notar que el Estado no solamente fue indiferente a este proceso de segregación, sino que a través de la construcción de importante infraestructura pública como la Avenida G77, el Cambódromo o el nuevo edificio municipal, lo incentivó y consolidó.
“Es decir, en la fase del capitalismo inmobiliario maduro, el Estado, en los hechos, se alía con el gran capital creando sinergia con éste”, señala una de las conclusiones de la investigación.
Webinar sobre el tema
El próximo martes 16, a partir de las 18:00 horas se hará la presentación de esta investigación en un webinar en el que estará el autor Fernando Prado, con comentarios de la investigadora del CEDLA, Silvia Escóbar, la vicepresidenta de la Asamblea Legislativa Departamental, Mariela Paniagua y el arquitecto experto en desarrollo, Carlos Urquizo.
Los interesados podrán participar sin ningún costo e inscribirse en el siguiente vínculo de Zoom: https://us02web.zoom.us/webinar/register/WN_3IqRxbpZRAyuFqlItbu5yA
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