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Promoción Empresarial | 10/12/2019   10:01

Heterodoxia y congelar el pago de la deuda, la receta económica del nuevo Gobierno de Argentina

Macri le deja a Fernández una situación fiscal mucho más sana que la que recibió en 2015 de Cristina Kirchner, así como un tipo de cambo competitivo que impulsa las exportaciones. El FMI ya le prestó $us 44.000 millones a la Argentina.

El presidente argentino Alberto Fernández. Foto: RRSS

El Mundo|Argentina|10||12|19|Sebastián Fest

La frase, reiterada e insistente, viene generando algo a mitad de camino entre la desconfianza y el asombro: "¡Vamos a poner dinero en el bolsillo de los argentinos!". Lo dice Alberto Fernández, nuevo presidente del país desde este martes y con la misión de volver a poner en marcha la tercera economía de América Latina, atrapada hoy en una fuerte recesión con inflación.

Para aquellos que se han preguntado cómo aumentar los salarios, la pensiones y entregar gratuitamente medicamentos a los pensionistas, la respuesta es doble: la heterodoxia de Martín Guzmán, por un lado, y la deuda externa congelada, por el otro.

Guzmán, un economista de 37 años que es discípulo del Premio Nobel Joseph Stiglitz, fue un muy buen jugador de tenis en su juventud en La Plata, una ciudad universitaria 60 kilómetros al sur de Buenos Aires, pero lo que se le viene ahora es una sucesión de partidos a cinco sets, un Grand Slam tras otro.

Para graficarlo, Guzmán deberá ser Rafael Nadal cada dia de su vida desde que este miércoles asuma como ministro de Economía de un país que, si en algo falló en las últimas siete décadas es en el manejo de sus finanzas: según un informe del Banco Mundial conocido este año, tomando en cuenta las cifras desde 1950, "Argentina es uno de los países del mundo que más tiempo vivió en recesión", sólo superado por la República Democrática del Congo.

De esas siete décadas, los argentinos vivieron un tercio del tiempo en recesión."Esta cantidad de años con crecimiento negativo es superior a la de cualquier otro país del mundo, incluyendo a estados frágiles como Iraq y Siria", añade el informe sobre un país que, así y todo, es miembro del G-20 y nunca pierde la esperanza de recuperar el brillo y la potencia que exhibió en la primera mitad del siglo pasado, aunque desde el regreso de la democracia, en 1983, desfilaran 26 ministros de Economía en 36 años.

Guzmán llegó a Fernández de la mano de Santiago Cafiero, su también joven jefe de Gabinete. El nuevo presidente hizo todo lo posible por convencer para el cargo a Roberto Lavagna -el ministro que comandó la gran reciperación económica en 2002-, pero no tuvo éxito. Así, todo indica que el Consejo Económico y Social que pretender crear Fernández será presidido por Guzmán, que como superministro, un escalón por encima de los demás en el área económica, cambia la placidez académica de Nueva York por el estrés garantizado de Buenos Aires. Especialista en procesos de reestructuración de deudas soberanas, Guzmán está convencido de que la Argentina debe solucionar de una vez y para siempre su frente externo, la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los acreedores privados, porque si no no hay manera de crecer. Y si no se crece, no se paga. ¿Y cómo se crece? No pagando.

Suena fácil, pero no lo es, aunque el hecho de que el FMI le haya prestado 44.000 millones de dólares a la Argentina es una ventaja: el problema es compartido, los problemas de la Argentina son también los del FMI. Hay que encontrar una salida y blanquear lo que los asesores del ministro consideran ya un "default virtual" de la deuda. Y ya está decidido incrementar la emisión de pesos. ¿No es inflacionaria esa medida? No nos vengan con esos argumentos, dicen en el peronismo, después de que el torniquete monetario de los años de Mauricio Macri no sirviera para controlar la inflación

El "plan Guzmán", del que se conocen solo algunas líneas, consiste en "tranquiizar la economía, aliviar los problemas sociales que son acuciantes y renegociar la deuda pública para poder generar condiciones de repago con crecimiento", dijeron fuentes del gobierno al diario La Nación. Semanas atrás, cuando muy pocos intuían que pudiera convertirse en el "zar" de la economía argentina, Guzmán dejó algunas definiciones en diálogos con la prensa local que hoy cobran relevancia: "Nadie quiere un default, pero la Argentina necesita generar capacidad de repago. Y si no sale de esta espiral recesiva no podrá pagar las deudas".

Según "Clarín", "para el ministro es clave convencer a los acreedores de aceptar que la Argentina no pague el capital ni los intereses de la deuda en 2020 y 2021". Los vencimientos que se avecinan son de gran volumen: 30.000 millones de dólares en 2020, 12.000 millones en 2021, 32.000 en 2022 y otros tantos en 2023.

Macri le deja a Fernández una situación fiscal mucho más sana que la que recibió en 2015 de Cristina Kirchner, así como un tipo de cambo competitivo que impulsa las exportaciones, hoy en el rango de los 66.000 millones de dólares anuales. El peronismo, de regreso en el gobierno, aspira a duplicar en los próximos años esa cifra. Pero la clave será el acuerdo en el frente externo: Guzmán repite insistentemente que cada dolar de deuda externa que no se pague contribuirá a reactivar la producción y el consumo. Música para los oídos de un Fernández que necesita mostrar un alivio económico lo antes posible, y todo un desafío para el ministro: tiene que convencer a los acreedores de que esperar para cobrar será negocio.





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