Lo último que hizo el Gobierno es sumar $us 100 millones que pidió prestado a la CAF, que para los expertos serán destinados para el gasto corriente (sueldos, viáticos) y el Ministerio de Economía sostiene que se usará en obras públicas.
La deuda externa del país es la más alta registrada en 13 años, justo el periodo de gobierno de Evo Morales. A este saldo se sumarán los 100 millones de dólares que se pidió a la CAF, que los expertos afirman que serán destinados a financiar el gasto corriente, mientras que el Ministerio de Economía sostiene que se usará en obras públicas.
De acuerdo con los datos históricos del saldo de la deuda externa pública, en 2005 el país adeudaba 4.941,7 millones de dólares. Cuando comenzó la gestión de Morales (2006), la deuda se situaba en 3.248,1 millones y desde entonces sólo fue en aumento, según los datos del Banco Central de Bolivia (BCB), disponibles en su página web.
El volumen de la deuda externa superó la barrera de los 10.000 millones de dólares en 2018, al cerrar con 10.177,9 millones de la divisa extranjera; y hasta agosto de este año subió a 10.747 millones, que en porcentaje significa el 24,9% del producto interno bruto (PIB, ver infografía).
A este monto se sumará los 100 millones de dólares del contrato de préstamo que se suscribirá con la CAF-Banco de la Américas, que el Gobierno asegura que se destinará a obras públicas, mientras que los expertos sostienen que será para gastos corrientes.
En el Proyecto de Ley PL 448-19, del 23 de septiembre de 2019, se especifica que el dinero servirá para el “programa de apoyo a la mejora de la gestión de las finanzas públicas”.
No obstante, para el economista Alejandro Arana la razón para contraer la deuda es el “estancamiento” económico y la caída de las ventas de gas.
“Sin duda, la razón para solicitar dicho crédito es la presión financiera, producto del creciente déficit fiscal que este año, el sexto consecutivo, se presupuestó en 7,8% del PIB, pero probablemente termine siendo mayor. Esto porque los ingresos tributarios están estancados hace cinco años, producto de menor expansión de la economía y los menores volúmenes de gas exportados”, consideró el experto.
Arana cuestionó que la carga del aparato estatal no para de crecer, por ejemplo, los gastos en sueldos y salarios subieron de 1.160 millones de dólares, en 2006, a 5.700 millones de dólares para la presente gestión.El economista acotó que al ser este un año electoral, con múltiples presiones sociales y dada la naturaleza del crédito de la CAF -que según su cláusula primera, es de libre disponibilidad-, es probable que esos 100 millones de dólares vayan a financiar gasto corriente: sueldos, viáticos y un posible segundo aguinaldo.
También mencionó que desde 2006, el país se benefició de sucesivas condonaciones de deuda del FMI, España y el BID, por un monto total de 1.400 millones de dólares. Sin ello, el índice de la deuda estaría en 28% del PIB.
“No es aconsejable seguir endeudándose para financiar déficit fiscales, en un contexto de una economía que se enfría y cuando la experiencia demuestra que gran parte de la deuda, hasta ahora, se ha usado para incrementar el gasto corriente o inversión poco productiva, como en ingenios azucareros sin caña y aeropuertos sin vuelos, entre otros”, manifestó Arana.
El expresidente del BCB Juan Antonio Morales apuntó que en el caso de que el crédito sirva para el fortalecimiento institucional del Ministerio de Economía, es correcto, pero si es para financiar gasto corriente, es un tema que debe preocupar.
“El problema es que la deuda está creciendo rápidamente. El otro problema es que la nueva deuda con la CAF no está en términos concesionales, como estaba la deuda en el pasado. Ahora es con intereses más altos y con plazos más cortos que en el pasado”, observó Morales.
Agregó que si bien el saldo es el más alto que en el pasado, la economía también es más grande, por lo que el crédito en porcentaje del PIB resulta razonable.En criterio del asesor de la Gobernación de Santa Cruz, José Luis Parada, ya se tienen acumulados seis años de déficit fiscal y cinco años de déficit comercial, que seguro se sostienen con financiamiento interno-externo.
“En 2017 se emitieron 1.000 millones de dólares para financiar la construcción de 11 hospitales. ¿Dónde los construyeron? Hay un espejismo presupuestario y el crédito de la CAF es para cubrir gastos corrientes, porque, de lo contrario, se tendría el nombre del proyecto y el monto a pagar”, declaró Parada.
Al evaluar el Presupuesto General del Estado 2018 y 2019, Parada advirtió que hay un “manejo discrecional” del ingreso interno, con montos que no tienen una fuente identificada.