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Política | 22/03/2024

|OPINIÓN|23 de marzo de 2050: El presidente habla el día del Mar|Loreto Correa|

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Foto: APG

Brújula Digital|23|03|24|

Loreto Correa

“Conciudadanos:

La tristeza por la pérdida del litoral nos acompañó desde 1879. En aquel año, las tropas chilenas ocuparon la casi despoblada ciudad de Antofagasta. Bolivia no pudo contrarrestar la avanzada militar chilena y con dolor perdimos, primero las localidades de la costa del Pacífico y luego, firmamos un pacto de tregua porque no podíamos enfrentar un conflicto armado. No teníamos ejército suficiente o preparado. Nuestro aliado, Perú, tampoco fue capaz de hacer cumplir la alianza estratégica entre los dos países. Como resultado, perdimos el acceso soberano a las costas y solo en 1904 tuvimos la oportunidad de firmar un tratado de paz, amistad y comercio que permitió crear una cierta normalidad entre ambos países. El acuerdo, firmado por el presidente Ismael Montes y un plenipotenciario chileno aquí en La Paz, nos dio un marco de referencia para relacionarnos con Chile. Asimismo, fijó las fronteras y los chilenos nos pagaron 300 mil libras esterlinas para sueldos y salarios de aquellos años, toda vez que el estaño se lo llevaban los grandes empresarios mineros y no teníamos fondos para solventar el erario fiscal. Quizás, y esa es mi impresión como Jefe de Estado, lo más valioso de ese acuerdo de 1904 fue la construcción del ferrocarril de La Paz a Arica que se terminó de construir por los chilenos en los albores de la Primera Guerra Mundial.

A lo largo del siglo XX y la primera mitad del siglo XXI, los chilenos controlaron los territorios antes bolivianos de las costas del Pacífico. Pese a renegar del tratado de 1904 y llevándolo ante la Corte Internacional de Justicia en 1920, Bolivia no pudo cambiar lo firmado. Tampoco logramos hacerlo con las tratativas de los presidentes Banzer y Pinochet en los años de 1970. Hemos de reconocer bolivianos que la cuestión se fue de las manos durante el gobierno del MAS, cuando el entonces presidente Evo Morales y el ministro Luis Arce Catacora insistieron sobre el tema. El primero, poniendo en nuestra Carta Magna un artículo declarando el tema marítimo como algo irrenunciable y primordial para el país; pero no solo ello, Morales y sus seguidores insistieron en el tema a través de una demanda internacional que perdimos 12-3 en la Corte Internacional de Justicia en 2018. Por su parte Arce Catacora, menos virulento, pero también en la misma línea, persistió en que recurriría al diálogo con el presidente de Chile para tratar ‘una salida salomónica’ para Bolivia y Chile.

Desde aquel entonces han pasado 32 años y hoy nuestra política exterior ha definido nuevos horizontes para Bolivia. Desde hace dos décadas aproximadamente, el Estado boliviano ha tomado la decisión de insistir de manera efectiva en la integración comercial con todos sus vecinos y dejar de lado el discurso irredentista y victimizante de otras épocas. Una nueva lectura sobre el bienestar del país trajo como consecuencia una revisión del modelo nacionalista y rentista de las materias primas y ha consagrado en la agricultura tecnificada, el turismo en áreas protegidas y la minería sustentable, el pivote del comercio internacional.

Bolivianos: alimentamos con nuestros productos a Chile, Perú y buena parte de los mercados asiáticos. Bolivianas: hemos avanzado como sociedad y nos hemos dejado de llorar por el mar. Perdimos una guerra, tal y como la perdió México con Estados Unidos o mismo Paraguay con Brasil en el siglo XIX. El inconmensurable dolor de años, alimentado por una élite política mediocre, usurera y poco realista, nos mantuvo por más de un siglo esclavos de la tristeza.

Hoy, nuestro pueblo ha entendido que la riqueza del país está en su riqueza natural y en los millones de bolivianas y bolivianos empeñados en surgir y en el comercio responsable que podamos mantener con otros países.

Chile ha sido parte de este desafío y ha empujado junto a Bolivia su crecimiento. De forma sostenida ha colaborado con modernizar sus puertos, elevar los estándares de las exportaciones. Hoy nuestro comercio es el más importante del Pacífico y para ello, por fin entendimos que la soberanía era un argumento falaz. Lo vemos a diario con una expedita conectividad a nuestros mercados internacionales y solvencia de las inversiones. Hoy no estamos en la cola de América Latina. Estamos a la cabeza. Nos miran con respecto y hemos ganado un prestigio por las buenas prácticas, el control y la capacitación de los operadores del comercio internacional.

Bolivianos y bolivianas, en este día que recuerda la gesta de Abaroa podemos decir con orgullo que hoy el acceso a las costas es eficiente, cuenta con líneas férreas modernas y caminos permanentemente acondicionados.

Integradas nuestras fronteras comercialmente, Chile ha pasado de ser un socio comercial minoritario a ser nuestro principal socio comercial. Por ello, nuestra balanza comercial ya no tiene el déficit que tenía hace tres décadas, cuando por cada dólar exportado a Chile, Bolivia recibía casi nueve en importaciones.

Agradezco el gesto de hermandad y presencia de la presidente de Chile esta mañana en este bello acto solemne. Rogamos porque el destino siempre una a nuestras naciones y cubra de banderas de unidad bolivianas y chilenas esta hermosa Plaza. ¡Viva Bolivia! ¡Viva! ¡Viva Chile! Viva”.

Si podemos soñarlo, podemos hacerlo.

Loreto Correa es historiadora chilena.



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