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Política | 14/11/2019

El “plan Quintana” busca desestabilizar al país y devolverle el poder a Evo

El “plan Quintana” busca desestabilizar al país y devolverle el poder a Evo

Brújula Digital |14|11|19|

Juan Ramón Quintana, ministro de la Presidencia de Evo Morales, es considerado uno de los políticos más cerebrales, y a la vez más siniestros, del caído régimen del Movimiento al Socialismo (MAS).

Durante los dos años (2017-2018) que se desempeñó como embajador en Cuba, recibió entrenamiento militar en guerra de guerrillas a nivel urbano y rural, pero también fue alumno de la Escuela de las Américas en EEUU, donde también aprendió tácticas represivas.

Ahora ha gestado un plan de desestabilización para devolverle el poder a Evo Morales y que incluye cometer actos terroristas, como impedir el flujo de gas natural en el país.

De acuerdo a la información recogida, junto a Quintana operan el hermano del exvicepresidente, Raúl García Linera, acusado de terrorismo en los años 90, y Hugo Moldiz, dirigente masista y exministro de Gobierno, además de agentes venezolanos y cubanos.

El ministro de Gobierno, Arturo Murillo, dijo este jueves que se intentará la detención de los tres.

El plan incluye generar zozobra con marchas violentas, que atacan la propiedad pública y privada, realizar bloqueos que imposibiliten la llegada de alimentos, tareas de “guerra psicológica” que atemoricen a la población, acciones irregulares, como cortar la luz, el agua y el suministro de gas natural, etc., y medidas que impidan la llegada de gasolina a la ciudad de La Paz.

Todo eso se ha cumplido a cabalidad en pocos días tras la renuncia de Morales el domingo.

La estrategia también tiene una “área política”, que se basa en que el Legislativo, bajo mando del MAS, genere inestabilidad con leyes y decisiones que contradigan las acciones de la presidenta Jeanine Añez, dijeron las fuentes.

Finalmente, el expresidente Morales, desde México, ha realizado constantes llamados desde México con la idea de polarizar más aún a la sociedad y atizar los enfrentamientos.

En los últimos días se han detenido a agentes cubanos y venezolanos, algunos de ellos portando 700.000 bolivianos en efectivo en una mochila, mientras también cayó en Montero Facundo Morales Schoenfeld, alias “Camilo”, de 44 años, un guerrillero de las FARC que estaba clandestino hace años. “Camilo” estaba encargado de realizar movilizaciones violentas al norte de Santa Cruz.

En una entrevista con la agencia rusa Sputnik del 30 de octubre amenazó con que “Bolivia se va a convertir en un gran campo de batalla, un Vietnam”; durante los días de conflictos su casa fue saqueada.

Hasta la fecha no se conoce el paradero de Quintana, quien extrañamente no oficializó su renuncia como lo hicieron de manera pública otros miembros del gabinete ministerial de Evo Morales, ahora con asilo en México. Se cree que puede haber salido del país, igual que Moldiz y García Linera, y que dirige las operaciones desde alguna nación vecina.

El 10 de noviembre de 2019, cuando Morales renunció, su vicepresidente, Álvaro García Linera, terminaba con la frase “volveré y seré millones”, que de acuerdo a fuentes confiables sería el nombre del plan en ejecución de Quintana.

La noche del domingo se inició este plan de desestabilización, que incluye acciones de “guerra psicológica” y que busca aterrorizar a personas de distintas ciudades con amenazas de asaltos y saqueos.

El lunes el “plan Quintana” siguió en marcha y hasta mediodía los dirigentes de zona vinculados con el masismo convocaron a una concentración en El Alto, con el concurso de gente pagada, criminales, pandillas y vecinos bajo pena de multa de 200 bolivianos.

Posteriormente se dirigieron hacia la Universidad Pública de El Alto (UPEA) para cometer destrozos y obligar a sus autoridades a apoyar a Morales. Existían grupos de marchas que mostraban claramente haber recibido instrucción militar y los mismos coreaban: “¡Ahora sí, guerra civil!, ¡Ahora sí, guerra civil!”.

Estos grupos de choque empezaron quemaron estaciones policiales, cometieron saqueos y otras muestras de vandalismo. Los instigadores de la “guerra psicológica” trataron de pintar a Luis Fernando Camacho, presidente del Comité Cívico Pro Santa Cruz, como el responsable de los saqueos y muertes y para ello mostraban balas. Ello buscaba que los alteños tomaran la plaza Murillo.

El objetivo del “plan Quintana” era concentrar una enorme cantidad de personas en La Ceja de El Alto –aparte de destruir las infraestructuras policiales y quemar las casas de opositores– para tomar la plaza Murillo y devolverle el poder a Morales.

El plan no se concretó debido a que no la manifestación fue mucho menor a la esperada. Hasta horas 16:00 horas de ese día solo lograron concentrar alrededor de 3.000 personas, que pretendían bajar hacia la plaza Murillo, según relataron fuentes.

Las fuentes señalaron que Quintana recluta a marginales, drogadictos, expresidiarios y dirigentes masistas de El Alto. En la relación Evo y los dirigentes existen prácticas prebendales de larga data.



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