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Política | 01/10/2018   11:42

El fallo de La Haya cayó con la fuerza de un terremoto en Bolivia

ANÁLISIS: El terremoto del fallo de La Haya deja al mar más lejos que nunca. Chile, de ahora en adelante, tendrá todas las posibilidades de negar cualquier intento de resolución de la demanda boliviana.

Carlos Mesa, Evo Morales y Eduardo Rodríguez en La Haya tras la lectura del fallo.

Raúl Peñaranda U. (Análisis)

Brújula Digital|1|10|18

El fallo del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya tiene el efecto de un terremoto sobre la política y las aspiraciones bolivianas, y sus consecuencias políticas podrían ser muy graves.

Contra todo pronóstico e incluso sorprendiendo a la opinión pública chilena, que esperaba un fallo más matizado, la Corte, por 12 votos contra tres decidió que Chile no tiene obligación de negociar con Bolivia una salida soberana al mar.

El país había puesto sus esperanzas ante la manera como Bolivia, eludiendo denunciar el tratado de 1904, fue por el camino de referirse a la doctrina de los Actos Unilaterales de los Estados, es decir que las promesas escritas y verbales de un país deben ser considerados con fuerza legal y comparables a un tratado escrito.

Pero la Corte de La Haya expresó que en el caso entre Bolivia y Chile, ello no se cumple y que esas promesas chilenas solo deben ser consideradas como partes inacabadas de un proceso de negociación que no necesariamente debe concluir con un resultado favorable para una de las partes.

El terremoto del fallo de La Haya deja al mar más lejos que nunca. Chile, de ahora en adelante, tendrá todas las posibilidades de negar cualquier intento de resolución de la demanda boliviana.

Las implicaciones de política interna son también severas y afectan sobre todo al presidente Evo Morales, quien hizo una intensa campaña política y mediática desde hace años con el tema. Su figura se ve ahora muy afectada por este asunto.

Ello es todavía más evidente puesto que el Presidente dio en los últimos días una seguidilla de declaraciones en las que mostraba su optimismo sobre el fallo. Esa esperanza se basaba en la tradición de que La Haya en el pasado solía dar veredictos “intermedios” en los que ninguna de las partes quedaba realmente afectada. Esta fue una excepción, puesto que el fallo es exclusivamente favorable a Chile.

Morales deseaba usar el tema marítimo en su eventual campaña, si es que el Tribunal Supremo Electoral acepta su postulación, que es ilegal. Hoy sus posibilidades de mostrarse como el estadista que dio un giro completo a las relaciones entre Bolivia y Chile se esfumaron.

También queda afectada la imagen del expresidente Carlos Mesa, vocero de la demanda marítima, quien se comprometió en un cien por ciento en esta causa, que defiende notoriamente desde hace décadas.

Mesa, sin embargo, tiene la posibilidad de usar como explicación el hecho de que hace por lo menos dos años en los hechos acabó su gestión como portavoz y, por el contrario, sufrió decenas de ataques de autoridades de Gobierno y del propio Presidente. Morales, sin embargo, la semana pasada, dejó sin efecto las acusaciones que lo afectaban a él y al expresidente Jorge Tuto Quiroga, mediante una “amnistía” (que los dos beneficiados rechazaron).

Finalmente, Mesa podrá decir que él no concibió ni presentó la demanda y que solo la respaldó y la promovió internacionalmente. Su figura se ve afectada, pero no de manera dramática.

En el caso de Morales, en cambio, éste marca el momento de mayor debilidad de su Gobierno en varios años, peor aun considerando que el próximo año habrá elecciones y ello siempre marca la idea colectiva de que puede haber un cambio de Gobierno.

Morales dijo, tras la lectura del fallo, que Bolivia nunca renunciará al mar, pero su rostro indicaba lo doloroso que implicó el desenlace de la demanda.

Otros momentos de debilidad del régimen, como la represión en el TIPNIS, no tenían la proyección histórica que tiene haber dejado al país en una situación de mayor debilidad frente a Chile respecto a las ya bajas posibilidades que se tenían en el pasado.

Junto con la desazón generalizada en Bolivia, en Chile se vio una situación de contraste absoluto, con gente celebrando y ondeando banderas chilenas. Sus autoridades también mostraron una satisfacción exultante.

“Este tema está finalizado” dijo el excanciller Heraldo Muñoz, que tuvo una relación muy ríspida con Bolivia, mientras el presidente chileno pudo cantar victoria, pero de manera atenuada y con altura. “No es bueno crear falsas expectativas a su pueblo”, expresó,

Piñera dijo tanbién que “las conductas del gobierno de Bolivia ha creado frustración, porque todo lo que el presidente les prometió ha quedado rechazado. Le quiero decir al pueblo de Chile y Bolivia que seguiremos siendo países vecinos. Siempre existirá la mejor voluntad para avanzar en soluciones”.





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