Si el nuevo gobierno no maneja la comunicación política estratégicamente, fracasará políticamente, aunque aplique medidas técnicamente correctas.
Brújula Digital|28|10|25|
Lily Peñaranda
En 2025, el MAS se despide del poder dejando un país endeudado como nunca, con una sociedad quebrada en su identidad y una economía de rodillas tras desaprovechar la histórica bonanza gasífera (2006-2014). Por primera vez en la historia, los recursos naturales llenaron arcas públicas, no privadas ni foráneas. ¿Qué hizo el MAS con esta oportunidad única? Malgastó los ingresos a falta de capacidad administrativa y voluntad política.
El Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP) replicó errores del neoextractivismo latinoamericano –Ecuador bajo Correa, Venezuela bajo Chávez y Maduro– en lugar de emular el exitoso caso noruego. Noruega escapó de la maldición de recursos naturales mediante una inversión del 100% de excedentes petroleros en su fondo soberano ($us 1,3 billones), regla fiscal estricta (gastar solo 3-4% anual) e institucionalidad transparente. Bolivia no reinvirtió en exploración gasífera, dejando caer la producción en 46%, entre 2014 y 2024. Destinó 87% del gasto público a salarios burocráticos y bonos sociales, en 2024, y diseñó el sistema impositivo más confiscatorio de Latinoamérica, ahuyentando la inversión privada hasta caer a números negativos.
El MESCP prometía una "economía plural" pero castigó sistemáticamente al sector privado, contradiciéndose estructuralmente. Análisis académicos demuestran que el fracaso no fue por mala ejecución sino por fallas de diseño: el modelo carece de mecanismos endógenos de crecimiento y depende absolutamente de precios externos que no controla.
Los resultados vanagloriados entre 2006-2014 no fueron mérito del MESCP sino de factores externos: superciclo de commodities, deuda externa saneada por gobiernos previos, contratos de gas heredados y la Ley 3058 (2005, gobierno anterior). El MAS sí incrementó la captura estatal de 18-50% a 85-92% mediante el Decreto Supremo 28701 (mayo 2006), pero esta apropiación excesiva extinguió las inversiones en exploración, dándole corta vida al flujo de divisas.
Bolivia registra un déficit fiscal consolidado cercano al 20% del PIB cuando se incluyen las pérdidas de empresas estatales, el más alto de América Latina, financiado en 80% mediante emisión monetaria del Banco Central y fondos de pensiones. Las reservas internacionales colapsaron en aproximadamente 89% desde 2014, se registra una inflación acumulada del 18,33% (a septiembre 2025), escasez de dólares y de combustibles.
El MAS profundizó –no rompió con– los tres pilares de la política "pro pobreza" implementada desde los años 80 y 90: Participación Popular, Descentralización administrativa y multiculturalismo. La Ley Marco de Autonomías (2010) profundiza la descentralización iniciada en 1994, convirtiendo las antiguas TCO en TIOC con rango territorial autónomo y debilitando los departamentos frente a más de 300 municipios, error que debió corregirse en vez de profundizarse.
El MAS como promotor de un aparato estatal grande y centralizado marca contradicciones fuertes con esta ley, truncando su aplicación e impidiendo un proceso de desarrollo coherente, sin resolver la contradicción fundamental entre fortalecer el Estado central (discurso socialista) y profundizar la descentralización que lo debilita (práctica neoliberal heredada). La Participación Popular se expande empoderándolos políticamente sin resolver productividad ni pobreza estructural. La justicia comunitaria fue el reforzamiento de prácticas arraigadas desde la era liberal, profundizadas con la Ley de Deslinde Jurisdiccional (2010) bajo la lógica de transferir funciones estatales a comunidades, reduciendo la autoridad y soberanía del Estado.
La cooperación internacional continúa operando con políticas "pro-pobreza" enfocadas en contener migración hacia países industrializados mediante empoderamiento local y promoción de sus propios intereses comerciales que no generan desarrollo productivo en países beneficiarios. Actualmente trabajan en programas de medioambiente, bonos de carbono y temas de género alineados con el progresismo europeo y la línea del MAS. El multiculturalismo promovido por décadas –declarado fracaso en Europa por Merkel y Cameron– se profundizó mediante el plurinacionalismo en la Constitución de 2009.
La incoherencia entre el diseño de políticas públicas y el discurso del MAS generaron un conjunto de instituciones estatales inservibles, enormes en volumen y tan ineficientes que no tienen presencia efectiva ni capacidad de ejercer soberanía plena sobre vastas regiones del territorio boliviano, especialmente en zonas rurales alejadas.
El nuevo Presidente Rodrigo Paz hereda esta crisis y debe tomar medidas impopulares inevitables: flexibilizar el tipo de cambio, eliminar subsidios insostenibles, y otros ajustes fiscales. Precisamente por eso el MAS está feliz de no estar en el poder, sabe que la situación debe empeorar antes de mejorar. Evo Morales y el MAS esperan esta coyuntura para hundir al gobierno de Paz con el eslogan "con nosotros estaban mejor". Si el nuevo gobierno no maneja la comunicación política estratégicamente, fracasará políticamente, aunque aplique medidas técnicamente correctas.
La pregunta crítica es: ¿cómo transmitir esta información técnica a un electorado que el sistema educativo boliviano –fracaso histórico de izquierdas y derechas– no preparó para entender la complejidad económica?
En Suiza votan sobre la "modificación de la Ley federal sobre seguro de enfermedad", en Bolivia eso es imposible.
¿Cómo explicar que la crisis debe empeorar temporalmente o que la bonanza bajo Evo se dio gracias a los precios internacionales, no a su mérito?
Lily Peñaranda es MSc politóloga internacionalista.