Las relaciones diplomáticas entre Bolivia y Perú atraviesan un nuevo momento de tensión debido a declaraciones severas de la presidenta peruana Dina Boluarte y de decisiones del gobierno de Luis Arce.
Brújula Digital|29|07|25|
Las recientes expresiones de la presidenta del Perú, Dina Boluarte, resultan inusualmente severas y difícilmente aceptables en el marco del respeto mutuo que debe regir las relaciones bilaterales.
En este contexto, es correcto que la Cancillería boliviana hubiera convocado al Encargado de Negocios a.i. de la Embajada del Perú en La Paz para solicitar una explicación oficial sobre los términos empleados por la mandataria. De no obtenerse una respuesta satisfactoria, debería considerarse la entrega de una nota de protesta formal, dijo el diplomático boliviano Javier Viscarra Valdivia.
Este momento delicado no surge de manera aislada. En 2022, tras la salida constitucional del entonces presidente peruano Pedro Castillo, Bolivia suscribió un comunicado junto a otros países afines al denominado Socialismo del Siglo XXI, entre ellos México, Colombia y la Argentina de los Kirchner. Dicho pronunciamiento fue objetado por el gobierno peruano.
A inicios de 2023, declaraciones del presidente Luis Arce, al referirse a una supuesta falta de democracia en el Perú –cuando el mandato de la presidenta Boluarte era plenamente constitucional–, motivaron una nota de protesta del gobierno peruano.
Posteriormente, Perú intentó designar un nuevo representante diplomático en Bolivia, sin que las gestiones concluyeran satisfactoriamente, lo que llevó a Lima a desistir en la reposición de su embajador. Por su parte, el embajador boliviano acreditado en Perú, Carlos Aparicio, retornó a La Paz sin mayores explicaciones, recordó Viscarra.
Desde entonces, las relaciones bilaterales han perdido la cercanía que históricamente las caracterizó. No obstante, se espera que con la llegada de un próximo gobierno en Bolivia se logre recomponer estos vínculos y superar los enfoques ideologizados que han afectado la conducción de nuestra política exterior.
BD/RPU