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Política | 24/06/2025   04:00

|OPINIÓN|Bolivia requiere prestar atención a su alimentación|José Luis López|

Bolivia no vive una hambruna, pero tampoco puede normalizar la inseguridad alimentaria como un daño colateral más del modelo económico o del desajuste climático.

Un mercado de la ciudad de La Paz donde se comercializa carne. Foto EFE Archivo.
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Brújula Digital|24|06|25|

José Luis López

El informe conjunto de la FAO y el PMA denominado Puntos críticos sobre el hambre: Alertas tempranas sobre la inseguridad alimentaria aguda. Perspectiva de junio a octubre de 2025, publicado el 16 de junio de 2025, alertó que el 19% de la población boliviana, alrededor de 2,2 millones de personas, enfrentaba inseguridad alimentaria aguda. Esto llegó a confundirse con hambruna, en un contexto de una grave escases de algunos alimentos en el mercado nacional, lo que provocó que la opinión pública identificara su realidad diaria con dicho concepto.

Medios de comunicación tradicionales y digitales realizaron consultas a autoridades, expertos, médicos y analistas, que con la mayor voluntad trataron de interpretar la situación de la producción de alimentos en Bolivia, destacando la subida de precios y sus evidentes causas macroeconómicas, dejando de lado los términos del informe en cuestión.

El informe de FAO y el PMA que uso como base el informe previo denominado GIEWS (Global Information and Early Warning System) de noviembre de 2024, advertía sobre una disminución significativa en la producción de cereales para 2024 y 2025, debido principalmente a la falta de diésel, altos costos de insumos importados y condiciones climáticas adversas, lo que repercutió directamente en la disponibilidad de alimentos básicos como maíz, trigo y arroz. 

Además, la escasez de dólares estadounidenses limitó la capacidad de importar cereales, agravando la presión sobre la oferta interna y contribuyendo a la subida de precios de productos esenciales, como el arroz y la harina de trigo, cuyos incrementos interanuales alcanzaron el 30% y el 15%, respectivamente, en septiembre de 2024.

En ese sentido, cuando los expertos consultados por los medios intentaron explicar el porqué de una “hambruna”, el 90% de ellos se dedicó a justificar esta situación desde la mirada de la oferta de alimentos y la subida de precios, que son dos dimensiones de la seguridad alimentaria referidos a la disponibilidad y el acceso, dejando de lado las dimensiones de la estabilidad y el uso que fueron omitidas.

La estabilidad se refiere a la disponibilidad y asequibilidad constante de alimentos, que fue afectada por la escasez de diésel que, a su vez, produjo la escasez inmediata de oferta de alimentos en los mercados y el consecuente aumento de precios. En ese campo, también se pronuncia el informe del FMI, base del informe de FAO y PMA, subrayando desafíos estructurales, como la subinversión en agricultura y la dependencia de subsidios que desestabilizan los sistemas alimentarios. 

La falta de discusión sobre la estabilidad y la utilización en el discurso público refleja una brecha en la comprensión de la naturaleza multidimensional de la seguridad alimentaria. Por ejemplo, las medidas temporales del Gobierno, como la exención de aranceles y las iniciativas de biocombustibles, abordan problemas de oferta a corto plazo, pero no enfrentan vulnerabilidades crónicas.

La utilización se refiere a la capacidad de los hogares para aprovechar biológicamente los alimentos consumidos, garantizando una nutrición adecuada. Esto implica no solo la calidad y diversidad de la dieta, sino también factores como el acceso a agua potable, condiciones de saneamiento, atención de salud y conocimientos sobre prácticas alimentarias saludables. En otras palabras, no basta con que los alimentos estén disponibles y sean accesibles, deben ser consumidos de manera que contribuyan efectivamente a la salud y el bienestar.

El alza de precios, especialmente de productos básicos, obliga a muchas familias a reemplazar alimento por opciones más baratas y menos saludables (por ejemplo, productos ultraprocesados), lo que reduce la calidad nutricional de la dieta y aumenta el riesgo de malnutrición, anemia y enfermedades crónicas.

La mala interpretación del informe de la FAO y el PMA en Bolivia pone de relieve una brecha crítica en el discurso público y de los expertos. Aunque los factores macroeconómicos, como la escasez de oferta y el aumento de precios son significativos, como lo evidencian los informes de GIEWS y el FMI, representan solo una parte de la ecuación de la seguridad alimentaria. 

El Artículo 16 de la Constitución Política de Bolivia establece la obligación estatal de garantizar la seguridad alimentaria mediante una alimentación sana, adecuada y suficiente para toda la población. Este mandato constitucional exige una visión integral y multidimensional de la seguridad alimentaria.

En ese sentido, mientras la Constitución establece un estándar elevado, alimentación sana, adecuada y suficiente, la realidad económica y social reciente de Bolivia evidencia profundas dificultades para cumplirlo. 

Las crisis de producción agrícola, la inflación alimentaria y la inestabilidad macroeconómica han puesto en riesgo no solo la cantidad de alimentos disponibles (disponibilidad), sino también el acceso económico y físico a los mismos, la estabilidad de la oferta a lo largo del tiempo y la utilización adecuada para una nutrición óptima.

Solo una visión integral que incluya todas las dimensiones y respete la diversidad alimentaria del país permitirá construir sistemas alimentarios resilientes y garantizar el derecho a la alimentación de toda la población, especialmente en contextos de alta vulnerabilidad e incertidumbre económica. Bolivia no vive una hambruna, pero tampoco puede normalizar la inseguridad alimentaria como un daño colateral más del modelo económico o del desajuste climático. 

Referencias bibliográficas del articulo

IMF. 2025. Bolivia: 2024 Article IV Consultation – Press release; Staff Report; and statement by the Executive Director for Bolivia. IMF Country Report No. 25/34. Washington, DC. https://www.imf.org/en/Publications/CR/Issues/2025/01/31/Bolivia-2024-Article-IV-Consultation-Press-Release-Staff-Report-and-Statementby-the-561449

Trading Economics. 2025. Bolivia Inflation rate. March 2025. In: Trading Economics. [Cited 8 April 2025]. https://tradingeconomics.com/bolivia/inflation-cpi  

WFP & FAO. 2025. Hunger Hotspots. FAO–WFP early warnings on acute food insecurity: June to October 2025 outlook. Rome. https://doi.org/10.4060/cd5684en



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