El primer dato que salta es la ausencia de dos actores políticos importantes que pueden modificar los resultados. Ni Jaime Dunn ni el evismo han sido medidos.
Brújula Digital|02|06|25|
Mónica Salvatierra
¿Qué dice y que calla la primera encuesta de intención de voto de Ipsos CIESMORI para la Red Unitel? Vamos a darle perspectiva.
El primer dato que salta es la ausencia de dos actores políticos importantes que pueden modificar los resultados. Ni Jaime Dunn ni el evismo han sido medidos. Es verdad que ninguno se ha inscrito oficialmente, pero cada uno arrastra un caudal significativo de posibles electores.
En mediciones anteriores, Evo Morales llevaba la delantera en la intención de voto. Entonces, si bien él no puede ser candidato, hay que analizar a dónde se irá ese porcentaje de voto duro que lo respalda.
En el caso de Jaime Dunn, su presencia en redes hace prever que tiene un respaldo interesante y, por tanto, debe ser medido, ya que no es lo mismo una boleta de preguntas con él que con el actual candidato de ese partido. A este último nadie lo conoce y eso explica el bajísimo nivel de respaldo.
La diferencia entre Samuel y Tuto es mínima. Ambos compiten por el mismo nicho electoral. Pero no es verdad que si se unen hay una sumatoria de intención de voto. Los que apoyan a Tuto no necesariamente votarían por Samuel y viceversa. Sobre todo, pesa el daño que se han hecho entre ellos y a través de sus voceros. Sus posiciones son frágiles de cara a las elecciones del 17 de agosto.
En este caso, pesarán también los aciertos y desaciertos de sus acompañantes de fórmula. Y en eso, Tuto tiene las de perder.
Andrónico sin Evo es una promesa de unidad del masismo, pero aún no suma lo que antes tuvo este partido político, cuyas cifras muestran la decepción ciudadana.
Ante la exclusión del MTS, Andrónico se aferra a una última chance: UCS de Johnny Fernández. El alcalde cruceño está muy mal parado en las encuestas y poco o nada le sumará a Andrónico. Es más, da para pensar que es muy probable que le reste teniendo en cuenta su mala gestión en la Alcaldía y el hecho de que UCS oscila entre izquierda y derecha, sin visión propia y al calor del oportunismo.
En el caso de Eduardo Del Castillo, su intención de voto no llega ni al 3%. Si las elecciones fueran este domingo, el MAS perdería la personería jurídica por fata de apoyo. Es quien más encarna la decepción y la bronca ciudadana por la situación del país.
Manfred Reyes Villa es uno de los principales perdedores en esta primera encuesta. Se refleja que ni siquiera está logrando conservar respaldo en su Cochabamba natal y la intención de voto es de apenas el 8%. Se cayó entre fines de 2024 y el momento actual.
Tampoco repunta Rodrigo Paz, quien fue alcalde de Tarija, pero le va mal en esa plaza. En el camino, se sabe que fue blanco de ataques certeros cuando le sacaron al vicepresidente e incluso a figuras que lo estaban apoyando como el economista José Gabriel Espinoza.
En este escenario, es posible que haya sorpresas y que la lista de postulantes se reduzca antes de que se imprima la papeleta de sufragio.
Pero hay dos interrogantes más de fondo. ¿Habrá elecciones el 17 de agosto? Hay señales de que estas aún son inciertas. El proceso electoral soporta al menos tres amenazas: la violencia política contra los vocales del TSE; la de la justicia constitucional que sigue jugando en contra y haciendo mal uso del poder que le otorga la CPE. Finalmente, ya se vio que no hubo recursos para solventar el empadronamiento en el extranjero. ¿Habrá fondos para los comicios?
La segunda interrogante es más inquietante aún. No alcanza con ganar las elecciones. Después de esta primera encuesta se ve una fragmentación de la política que se vería reflejada en el Congreso. Con un gobierno debilitado. ¿Podrá el próximo presidente culminar su mandato con una oposición dura en las calles y en el Legislativo y con la necesidad de asumir decisiones drásticas y dolorosas para los más necesitados?
Hay un final abierto.
Mónica Salvatierra es periodista.