Bolivia sigue dividida entre izquierda y derecha, aunque ambas buscan poder. El MAS ahora tiene tres facciones: el evismo (radical, liderado por Evo), el arcismo (técnico, con Arce) y el androniquismo (moderado, con Andrónico).
Brújula Digital|08|05|25|
David Alí Condori
Bolivia, como el resto del mundo, está anclada en la dicotomía de izquierda y derecha. Aunque hay varios debates que pretenden fijar estas dos visiones, en la praxis política no se ve tal hecho. Los fundamentos filosóficos de la izquierda y derecha son los mismos, es decir el poder como dominación (mando y obediencia). En ese sentido no hay casi ninguna diferencia en el campo político, pero si en lo económico, una apuesta más a la economía del Estado y otra a la del mercado. Las próximas elecciones generales en Bolivia estarán determinadas por esta dicotomía, con sus diferentes vertientes desde los más fundamentalistas o radicales hasta los más blandos y progresistas.
Hablando de radicales y blandos, el jurista francés Maurice Duverger, en su obra: Introducción a la política, distinguía diferentes temperamentos políticos, tales como: “amorfos” y “flemáticos” por un lado, y por otro, los “apasionados” y “coléricos”. Los primeros son indiferentes a las luchas, poco inclinados a buscar el poder, respetuosos con la libertad del prójimo y por consiguiente son moderados con los antagonismos. Mientras los segundos sienten atracción por la contienda política, son naturalmente jefes autoritarios.
En Bolivia tenemos actores políticos con estos temperamentos, tanto en la derecha como en la izquierda. Sin embargo, en el presente artículo de opinión haremos énfasis en los actores políticos de izquierda, que anteriormente estaban aglutinados al interior del MAS, ahora divididos en tres facciones: evismo, arcismo y androniquismo. Pues intentaremos hacer un breve análisis de temperamentos y el actuar de la tricefalia (tres cabezas) de la izquierda contemporánea en Bolivia.
La facción liderado por Evo Morales se caracteriza por ser “apasionado” y “colérico”, no cree en la pluralidad ni alternativas, sino en la lógica de “amigo-enemigo”; aquí no hay “medias tintes”. Si estas con Evo “eres su amigo” y si no, “eres su enemigo”, y al enemigo se descalifica. En esta facción el centro del liderazgo es Morales, nadie puede disputar ni sustituir, él es quien encarna su proyecto político que actualmente lleva su nombre “Evo Pueblo”; aunque en la última instancia hay un grupo de poder que toma decisiones al interior del Evismo. Su epicentro político es Chapare, desde ahí piensan proyectar el qué hacer político del país. Su base de votación electoral es el bloque popular, principalmente rural.
Arce, por su parte, no es un líder “apasionado” ni “colérico”, al contrario, es un tecnócrata, no discursea mucho, tampoco es carismático. No habla abiertamente de la dicotomía “amigo-enemigo”. Su actuar se aproxima mucho al tipo de dominación legal y burocrática teorizado por el sociólogo economista alemán Max Weber. En su momento, fue el mayor referente teórico e impulsor del Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP) que ahora se está cayendo ante la crisis económica. Actualmente, el arcismo se ha quedado sin una base sólida de preferencia electoral, trata conquistar al bloque popular a través de los representantes de las organizaciones sociales, pero en las encuestas está muy bajo su aceptación.
Finalmente, está surgiendo la facción de la figura de Andrónico Rodríguez. Él es un político moderado, muy calculador, sensato y que busca consensos; aunque dubitativo en algunas tomas decisiones. En su perfil de la Cámara de Senadores se resalta su carácter conciliador y juventud como promesa de la política boliviana, a diferencia de su mentor, Evo Morales, que tiene una personalidad contraria que propugna una política gerontocrática, que no permite la renovación de liderazgos jóvenes.
Aunque en la política no siempre todo es consenso, sino toma de decisiones y eso pasó el sábado 3 de mayo, cuando Andrónico resolvió romper el cordón umbilical con Evo y Arce (aunque en la política nada es para siempre), para posesionarse como nueva figura de renovación. Abrió así una nueva oportunidad a la izquierda boliviana, que no está pasando por su mejor momento por la división interna del MAS y la crisis económica.
Andrónico sin duda aparece haciéndoles sombra a Evo y Arce. Además, disputará el electorado del bloque popular que Evo trata de liderar y que la derecha no puede conquistar tras perder en las elecciones generales de diciembre de 2005.
Para terminar, queremos sostener que la izquierda contemporánea en Bolivia rema en estas tres facciones. La de Andrónico aparece como la tercera vía del masismo.
David Alí Condori es sociólogo.