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Política | 26/03/2025   03:51

|OPINIÓN|Morales dilapidó el futuro de los bolivianos. arce está completando la faena|Eduardo Salamanca|

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Brújula Digital|26|03|25|

Eduardo Salamanca Chulver

Desde que Evo Morales asumió la presidencia de Bolivia en 2006, el país experimentó una serie de decisiones que, lejos de consolidar un desarrollo sostenido, generaron una cadena de despilfarros, falta de planificación económica y desinstitucionalización del aparato estatal. Morales, en su extenso gobierno, dilapidó la posibilidad de transformar Bolivia en una nación próspera, y su sucesor, Arce, ha continuado igual, llevando al país a una crisis de dimensiones impensadas.

Uno de los mayores legados del gobierno de Morales es el despilfarro en gastos públicos que no solo resultaron en inversiones inútiles, sino en una deuda creciente y un déficit estructural en el país. Durante su mandato, Morales, utilizando recursos provenientes de precios de materias primas bonancibles en el ámbito internacional, particularmente de la venta de gas, promovió la creación de varias empresas estatales que jamás rindieron frutos y hoy son deficitarias

Otro derroche emblemático de la era Morales fue la construcción de la "Casa Grande del Pueblo", que costó más de 34 millones de dólares. La construcción de este lujoso edificio estuvo en el centro de las críticas, pues representó un símbolo de opulencia en un país con una infraestructura deficiente y necesidades urgentes en salud, educación y desarrollo de infraestructuras básicas. Mientras tanto, millones de bolivianos siguen sin acceso a servicios de calidad y sin una política de Estado seria y sostenible al respecto. Adicionalmente, promovió otros proyectos costosos, como el Museo en Orinoca, que lleva su nombre.

Dos pésimas gestiones de gobierno socialista

La falta de planificación en sectores clave como hidrocarburos, minería, agropecuaria y otros recursos naturales, es otra gran falencia del gobierno de Morales. A pesar de que Bolivia tiene abundantes recursos: gas, litio, minerales y agrícolas, la falta de políticas para la exploración y explotación de estos recursos generó una dependencia externa y un estancamiento de la economía. La industrialización, un aspecto fundamental para generar empleos de calidad y valor agregado a las exportaciones, fue ignorada, lo que dejó al país con un modelo económico insostenible basado únicamente en la exportación de recursos naturales.

Como consecuencia, Bolivia vive hoy una grave crisis económica. La inflación ha alcanzado niveles alarmantes, afectando a los ciudadanos más vulnerables. La falta de dólares, la carencia y el incremento de precios de la gasolina y diesel, el desabastecimiento y encarecimiento de productos básicos, han exacerbado las tensiones sociales y económicas. El país se hunde en una evidente recesión, con miles de bolivianos enfrentando una alta desocupación real y una elevadísima informalidad.

Corrupción y desinstitucionalización

Las denuncias sobre corrupción y alianzas con el narcotráfico fueron constantes durante su mandato, y la falta de transparencia en el manejo de recursos estatales resultó en un desgaste generalizado de la estructura gubernamental y minó la confianza ciudadana. Además, Morales dejó un legado de desinstitucionalización en el país, donde instituciones clave como la justicia, fueron manipuladas a conveniencia del poder político. La justicia boliviana navega en un mar de corrupción y se convirtió en un instrumento del MAS para perseguir a opositores y disidentes. La impunidad en casos de corrupción, narcotráfico y abuso de poder dejó una sensación de inestabilidad e inseguridad, no solo en el ámbito político, sino en la sociedad en general.

El gobierno de Luis Arce, elegido en 2020 que llegó al poder con la promesa de "recuperar la economía", ha continuado con las políticas implementadas por su antecesor, sin lograr una reactivación efectiva de la economía boliviana.

La falta de inversión en sectores clave, la dependencia de las exportaciones de materias primas y la continuidad de los mismos mecanismos clientelistas que imperaron durante el gobierno de Morales, han conducido a Bolivia a una grave crisis. Arce ha sido incapaz de generar soluciones para la falta de dólares, la inflación galopante y la escasez de combustibles, problemas que no solo afectan al bolsillo de los bolivianos, sino a su futuro inmediato.

El fracaso del socialismo

El Socialismo del Siglo XXI, impulsado por el MAS, resultó en un rotundo fracaso para Bolivia. A pesar de las promesas de redistribución de la riqueza y de un modelo económico alternativo, lo único que ha dejado este proyecto es una nación más empobrecida, más dividida y más dependiente de los recursos externos. Morales se “farreó” la oportunidad de transformar Bolivia en una potencia regional.

El Socialismo del Siglo XXI, se basó en una gestión estatal ineficiente y en la falta de visión a largo plazo. En lugar de crear una economía robusta y diversificada, Morales y Arce se dedicaron a consolidar un poder político que ha erosionado y corrompido las instituciones.

Bolivia está viviendo hoy las consecuencias de dos gobiernos que, bajo la bandera del socialismo y la reivindicación de los pueblos indígenas, no supo gestionar sus recursos ni fortalecer sus instituciones. Morales Ayma, en su afán de mantenerse en el poder, dilapidó el futuro de Bolivia. Arce Catacora, está completando esta faena. 

Solo con un cambio de rumbo y la reconstrucción de las instituciones se podrá devolver a Bolivia la oportunidad de un futuro mejor.

Eduardo Salamanca es abogado.





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