Brújula Digital|09|02|25|
Rosa Talavera Simoni
Gran iniciativa la de tres medios de comunicación de convocar a un evento en el que siete hombres y una mujer, que aspiran a ser presidentes de Bolivia, expusieron su visión sobre el estado de la economía y la institucionalidad del país, y sus propuestas para encaminarlo hacia un nuevo ciclo. No hubo diálogo entre los aspirantes y, salvo algunos pinchazos, unos más punzantes que otros, tampoco hubo alusiones personales que hubiera que destacar. El panel previsto para realizar preguntas a cada participante les permitió ampliar o complementar el contenido de sus propuestas.
La organización del evento fue impecable y el ambiente, enmarcado en uno de los salones de un hotel de cinco estrellas, así como el tipo de público asistente, homogéneo, tanto en su adscripción social como en su recorrido vital, recordó a aquellos eventos que se realizaban, generalmente en La Paz, con anterioridad al ciclo político a cuya agonía estamos asistiendo. Los organizadores fueron el Grupo Nueva Economía, El Deber y Panamericana.
De acuerdo con la información que se hizo pública, además de quienes participaron, se invitó, pero no asistieron, a Eva Copa, Jorge Quiroga y Manfred Reyes; pero, sin duda, el ausente más notorio fue Jorge Quiroga, no solo porque es una de las seis personas que han hecho un compromiso para presentar una candidatura única de oposición, sino porque su actitud confirma su afición al monólogo, la autorreferencia y el afán de jugar solito con su pelota, como el Quico del Chavo del ocho.
El valiente también sin duda, fue Andrónico Rodríguez, a quien se considera heredero de Evo Morales. El joven presidente del Senado, único subcincuenta entre los asistentes, así como el solo participante adscrito al partido de gobierno, precisó de entrada, que no estaba en el Foro como candidato. Vestido “de diario” a diferencia de los demás participantes varones, se plantó frente a un público que no era el suyo, firme, pero con cierta tensión, que también sentí en el auditorio.
Sin recurrir a un ayuda memoria, Rodríguez reivindicó, en primer lugar, la validez del proyecto que luego de decenas de lucha, culminó con la llegada al poder del IPSP, encarnado en Evo Morales y precisó que se tuvo que usar la sigla MAS, a pesar de que el socialismo nunca estuvo en la mira de los integrantes del IPSP.
Una segunda afirmación fuerte fue que el modelo económico social, comunitario y productivo que se postuló como estrategia para transformar el país en un émulo de Suiza, ha fracasado. Siguiendo con la autocrítica, reconoció que el funcionamiento de la Asamblea Legislativa Plurinacional no estuvo a la altura de los desafíos que enfrentó el país y, lo que es peor, fue objeto de vergonzosas trifulcas y manipulaciones para hacer aprobar leyes que favorecieran los designios del Ejecutivo, sin dejar lugar al debate que debería ser intrínseco a esta instancia. La corrupción generalizada no fue mencionada y el tema del narcotráfico fue abordado, cierto que elusivamente, solo después de una pregunta realizada desde el panel.
Lo no mencionado, fue que la Bolivia del 2025 ya no es el país que, hasta el inicio del siglo XXI, mantenía invisibilizada a una gran parte de la población rural y, discriminadas en las áreas urbanas, a personas provenientes de los pueblos o naciones que, en el periodo precolonial, habitaban el territorio de lo que hoy es Bolivia.
En efecto, la noción de “plurinacionalidad”, inserta ahora en el nombre oficial de nuestro país, reflejando acertadamente la diversidad étnica de su población, no fue abordada en las exposiciones ni incorporada por los panelistas, a pesar de que es uno de los temas clave para posibilitar una transición, desde las posiciones extremas que han polarizado a los bolivianos en los últimos cuatro lustros, a una situación en la que, bajo el paraguas de la democracia y la inclusión, todos los bolivianos tengamos el mismo derecho e iguales oportunidades para desarrollar nuestras capacidades, sin que el color de nuestra piel o nuestros apellidos, sean motivo de exclusión o privilegio.
Rosa Talavera es economista.