Brújula Digital|30|12|24|
Diego Ayo
Julio Linares es economista e investigador, especialista en finanzas públicas, gestión pública y autonomías. Autor de varios libros, boletines y columnas sobre temas urbanos y de descentralización, es el personaje ideal para hablar de los desafíos de la ciudad; fue consultor de varias instituciones de la cooperación y ONG, ocupó varios cargos en el Estado y trabajó en distintas gestiones de la Alcaldía de La Paz.
El cientista político Diego Ayo inicia con Linares un ciclo de entrevistas a especialistas en diversas áreas.
Tú que has estudiado y trabajado en el tema del municipio paceño, ¿cuáles son los desafíos principales de La Paz?
Son varios desafíos, y algunos de ellos no han sido abordados ya por dos o tres gestiones municipales. Obviamente el transporte es uno de ellos, así como la presencia de comerciantes minoritas, que se ha desbordado. Pero hay más, como la gestión de riesgos, en una ciudad con decenas de ríos subterráneos y cientos de quebradas. Los principales desafíos de La Paz incluyen mejorar la infraestructura urbana para enfrentar el crecimiento poblacional y las limitaciones geográficas. Además, es crucial abordar la gestión de residuos sólidos y el saneamiento básico, que afectan la calidad de vida y el medio ambiente.
Tú que has trabajado en la Alcaldía en varias gestiones, pero sobre todo en la actual, ¿qué evaluación realizas?
Veo una ciudad que perdió competitividad, con pena veo a mis hijas universitarias y a sus amigos con ganas de irse a otras ciudades, pues ya perdieron la fe. Además, una Alcaldía que perdió toda institucionalidad, que dejó de lado su plan de gobierno, que era su norte; y que sólo depende de una persona y sus ideas; no sé si dejaron solo al alcalde, si perdió la capacidad de formar equipo o sólo se quedaron los “jala sacos” que a todo lo le dicen ¡sí, jefe! El problema de la Alcaldía de La Paz es que perdió el norte.
Mi sueño de ciudad, pues está en el Plan de Gobierno que hicimos con Iván Arias, con el que ganó las elecciones y que ahora duerme el “sueño de los justos”. Era precisamente abordar los temas que mencioné en la primera pregunta: mejorar el transporte, abordar el complejo desafío de los gremiales, etc.
Al inicio de la gestión fuiste secretario ejecutivo, el cargo más decisivo en una gestión municipal.
Sí, tenía un justificado entusiasmo. Habíamos vencido al MAS en las elecciones municipales de 2021 y, no lo puedo negar, Iván Arias parecía la figura ideal para manejar el gobierno municipal. Había trabajado a lo largo de toda su vida en este ámbito, tenía un enorme carisma y parecía ser el perfecto continuador de las muy buenas gestiones de Juan del Granado y Luis Revilla. Además, y quiero enfatizarlo, me adherí a este candidato sin ingenuidad alguna. En el pasado tuve el honor de trabajar con profesionales de primer nivel como Jaime Navarro, Samuel Doria Medina, el exministro Javier Comboni, el exdirector del CEDLA, Javier Gómez, Mauricio Lea Plaza, además de Del Granado y Revilla. Ser el secretario ejecutivo me parecía un premio interesante en mi carrera.
¿Cómo se formaron los equipos de trabajo?
Bueno, éramos un gran equipo que venía desde el Ministerio de Obras Públicas que dirigió Arias durante el gobierno de Jeanine Áñez. Sin embargo, ya al primer y segundo año, la mayor parte de ese equipo fue desmantelado. No lo sé exactamente, pero me animaría a decir que un 80 por ciento del personal que apoyó a Arias desde el inicio fue alejado. En fin, quedó un grupo afín de muchachos que sólo se limita a decirle sí a todo al alcalde. Y es que Arias no admite réplicas. Lo que él dice es ley y al que no le guste, se puede ir yendo. Incluso fue decisión de él, no del Directorio de la Alianza, por ejemplo, que su hermano maneje los recursos del partido. Fue el final de ese proyecto político y el inicio del proyecto familiar. En ese momento, yo dejé de ser el administrador de la alianza, ya no tenía certeza de lo que se estaba haciendo. Los primeros 10 meses fui el secretario ejecutivo.
Pero, ¿te alejaste? ¿O te alejaron?
Luego de 10 meses de estar en el cargo, el alcalde nos citó a Vladimir Ameller, ex secretario de Planificación y a mi persona, para comunicarnos que se había logrado un “acuerdo de gobernabilidad” con la bancada del Concejo, que incluía que ambos debíamos dar un paso al costado. Parece que perjudicábamos a algunos concejales. En realidad, fueron los concejales Oscar Sogliano y Lourdes Chambilla los que pidieron que ya no estemos en el cargo si quería el alcalde apoyo en su gestión; esa fue su decisión.
La gestión de Arias enfrentó problemas, sobre todo de reducción de recursos: Del Granado y Revilla tuvieron un presupuesto mucho mayor. Arias, por decirlo de algún modo, hace lo que puede…
Esa es una mentira repetida hasta el hartazgo. Pongámoslo en números: Juan del Granado manejó en cada gestión de cinco años un promedio de 4.200 millones de bolivianos, lo que da un total de 8.400 en ambas gestiones. Lucho Revilla tuvo más, alrededor de 16.000 millones en las dos gestiones. El alcalde actual dispuso de casi 6.800 millones de bolivianos hasta 2024 y hasta fin de gestión, en marzo de 2026, se llegaría a una cifra récord en la historia municipal: 9.000 millones de bolivianos o poco más. ¡Impresionante!
¿Y cuáles son los éxitos y fracasos principales?
Muchos éxitos no veo. Tal vez haber mantenido y no perjudicado el sistema de salud municipal es algo que se puede considerar positivo. Otra cosa positiva es que se dio continuidad a obra anteriores, como concluir la plaza del estadio o intentar, aunque sin éxito todavía, de concluir la avenida La Paz, que debe ir sobre el río Choqueyapu empezando en la Gruta de Lourdes; también se está alcanzando, aunque con dificultades, en el llamado Playón Verde, un puente que unirá las villas San Antonio y Copacabana.
Ahí me quedaría, no veo mucho más. En cuanto a lo negativo, lo principal es que hasta ahora la gente no ve obras relevantes. La inversión pública se ha fragmentado en muchas obras de poca repercusión. Ya vimos que con Del Granado se inició el proyecto “Barrios de Verdad” de notable impacto. Asimismo, ya con una gestión asentada, se comenzó el hospital Los Pinos y/o los Puentes Trillizos. Con Revilla se inauguró el mejor transporte público en nuestra historia: los PumaKatari y los otros hospitales. También debemos mencionar los grandes parques puestos en funcionamiento por Del Granado y Revilla como los de Pura Pura, Las Cholas, Mallasa, Bartolina Sisa. Nos llenaron de orgullo y hoy ni siquiera podemos mantenerlos. Es una verdadera tragedia.
¿Nada más que resaltar?
Pequeñas cosas hasta ahora, seguimos con la promesa de que el 2025 algunas de las llamadas “súperobras” se entregarán, ojalá sea así. Mientras, vemos maquillaje: una plaza Abaroa más bonita, por ejemplo, aunque con un precio abrumador de seis millones de bolivianos. También se arreglaron otras plazas como la de San Miguel o la de San Francisco. No olvidemos, sin embargo, que este mantenimiento se hizo con un millonario préstamo comercial del BISA por 175 millones, al 6% de interés. De eso, en lugar de ir a inversión, mucho se fue a gasto corriente, a arreglar escuelas, no a hacer ninguna nueva.
¿Y las mentadas “súperobras”? No te voy a negar que a mí me parecían útiles
¿Te acuerdas que Arias fue a la Asamblea Legislativa buscando un crédito de mil millones de bolivianos? Y es que hay un retraso gigantesco en cada obra. Ya mencioné el puente Playón Verde y, aunque lo ha challado más de una vez, no había posibilidad alguna de terminarlo este año. ¿La razón? No tiene un presupuesto fijo para estas “súperobras”. Todas han sido presupuestadas por montos menores. Se presupuestó entre el 40 al 70% de las obras para 2024. Jamás el 100%, pues se está esperando el préstamo. El resultado es claro: las obras no pueden terminarse en el tiempo que él quiere.
¿Y la ejecución actual?
Hoy, de los casi 400 millones de bolivianos a ejecutarse para inversión, el alcalde ha conseguido, a lo sumo, ejecutar 250 millones. ¿Cómo es que quería prestarse tanta plata si con la que tiene ni si quiere tiene la capacidad técnica de ejecutar la inversión? En promedio anual, Arias ejecutó menos inversión en obras que Revilla o Del Granado. Además, lo peor es que las empresas contratadas tampoco quieren seguir trabajando en las “súperobras”, ya que no les pagan. Ya lo vimos con la denominada “Ruta del Amor” en la Abdón Saavedra. Se ha inaugurado esta obra tres o cuatro veces y la empresa viene siendo perjudicada. Un ejecutivo de una empresa que está haciendo una “avenida súperobra”, me lo ha dicho con enorme frustración: “hasta 20 veces se ha cambiado el plan original, ya no sabemos qué hacer”.
Sí, pero el presupuesto total del gobierno municipal es de 1.700 millones de bolivianos al año, pero sólo 400 se destinan a inversión pública. Vale decir, un poco más del 75% va a gastos fijos y menos del 25% a inversión. ¿No es un absurdo total lo que Arias heredó?
De ese monto, 500 millones van a salarios, 400 millones al pago de servicios como hospitales, PumaKatari y otro tipo de gastos y contrataciones. La Alcaldía creció mucho. Pero sí restan como 400 millones para inversión. Los salarios son para los más de 7.000 funcionarios públicos. Durante mi corta gestión como secretario ejecutivo, pudimos disminuir el monto destinado a salarios en casi un 15%. El objetivo era hacerlo de forma paulatina hasta el último año con una reducción total de un 50% de la planilla salarial. Sin embargo, tras mi destitución todo volvió a fojas cero y se volvió a los niveles de antes, los que el Alcalde criticaba.
¿Y las deudas?
En servicios. Ya lo dije: hospitales, escuelas, desayuno escolar, etcétera. Son servicios sociales imprescindibles para un desarrollo armónico. No es gasto inútil. Eso debe quedar claro. En todo caso, tenemos el ejemplo de Del Granado. Heredó una planilla vergonzosamente grande. ¿Qué hizo Juan? Junto al gobierno central y el Banco Mundial ajustó las cuentas con la rigurosidad requerida e hizo una reprogramación financiera.
En todo caso, veo que las cosas pueden mejorar casi inmediatamente. Si logras reducir en 200 millones en salarios y ejecutas el 100 por ciento de lo que debes ejecutar, pasarías de 200 millones a 600 millones para ejecutar. Rápido y simple.
De acuerdo. Se lo puede hacer. No es difícil si existe planificación, pero es lo que no existe ahora.
Finalmente, es indispensable hablar del Concejo Municipal, ¿por qué fracasó la relación entre ambos órganos?
Hay un conjunto de razones, pero lo principal es que el alcalde jamás los trató como a sus aliados. Los trató como a sus empleados. Es verdad que Arias tenía mayoría en el Concejo, pero era una mayoría al límite, faltó experiencia de manejo político, no toda negociación es otorgando pegas, sino haciéndolos parte, fidelizándolos a un proyecto político.
En todo caso, ¿hay gente rescatable en su Concejo?
Sin duda, Yelka Maric y Jorge Dulón son concejales rescatables, entendidos en su área. Es evidente que deberían ser los puentes con los demás concejales.
Diego Ayo es cientista político.