En la gestión que concluye, ha recrudecido la guerra interna entre Evo Morales y Luis Arce, quienes se han enfrascados en una pelea interna que, del lado del evismo se ha saldado con marchas y bloqueos, y del lado del arcismo, con la acusaciones penales contra Morales y sus círculo más cercano
Luis Arce en un sobrevuelo durante los incendios, que en su gestión consumieron más de 10 millones de hectáreas. Foto: X de Luis Arce
Brújula Digital|08|11|24|
Tomado de Sumando Voces
Mery Vaca
El presidente Luis Arce ingresa este viernes 8 de noviembre a su último año de gestión con una crisis económica instalada en Bolivia, con el jefe de su partido convertido en el más radical de los opositores y con el poder concentrado en un Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) prorrogado desde hace casi un año.
En la gestión que concluye, ha recrudecido la guerra interna entre Evo Morales y Luis Arce, quienes se han enfrascados en una pelea interna que, del lado del evismo se ha saldado con marchas y bloqueos, y del lado del arcismo, con la acusaciones penales contra Morales y sus círculo más cercano.
El periodista y analista Rafael Archondo, sitúa la verdadera separación de Morales y Arce en septiembre de 2022, cuando el expresidente pidió el cambio de algunos ministros sin encontrar eco en el Presidente.
Luego vendría un ataque unilateral de Morales contra Arce, que “mantenía un silencio respetuoso”, a decir de Archondo. Pero, en las últimas semanas, Arce empezó a dar contragolpes desde la justica, donde Evo Morales está acusado de estupro y trata de personas. “Esos golpes que le ha dado Luis Arce a Evo Morales han sido mucho más contundentes, en parte porque Morales no ha podido demostrar hasta ahora de manera clara, precisa y convincente que Luis Arce hubiera traicionado al MAS, que se hubiera derechizado”.
En esa pelea, quien va ganando por ahora, dice Archondo, es Arce. Sin embargo, el Presidente está perdiendo ante la crisis económica y, de hecho, se ha negado a tomar decisiones para afrontarla, comenta el politólogo Vladimir Torrez.
“Ha defraudado las expectativas de la recuperación económica que muchos de sus votantes han depositado precisamente en el gobierno de Arce y sus colaboradores”, dice Torrez.
Pero, esa actitud frente a la crisis económica, también se vio, según Torrez, desde el inicio de su periodo gubernamental, con la gestión de la crisis política que emergió de 2019. “Me parece que en un principio, Arce ha desperdiciado la oportunidad de reconciliar el país, ha optado por una agenda política, no económica, ha optado por el discurso político o simplista, ha optado por la ideología panfletaria en lugar de generar un verdadero acuerdo nacional que permita superar la crisis del 2019”, señala.
Para Archondo el tema es estructural y tiene que ver con el cambio de modelo económico del país, pero ni Evo ni Arce dan señales de querer otro paradigma.
“Ninguno de los dos tampoco se atreve a romper con este paradigma, los dos mantienen esta idea de que se trata solo de una turbulencia, pero yo creo que ya cada vez el país toma más conciencia de que lo que está en el fondo fallando es el modelo económico y que quien asuma el poder el próximo año tendrá que cambiar el modelo”, afirma Archondo.
Instrumentalización de la justicia
En su pelea con el evismo, el Presidente perdió el apoyo de la bancada del MAS, que ha quedado dividida en dos en el Legislativo. De esa forma, el poder terminó concentrado en la justicia y particularmente en el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), que es el que toma decisiones por encima del Órgano Electoral, pero también de la Asamblea Legislativa.
Incluso, Archondo considera que esa instancia finalmente decidirá quién será el candidato del MAS.
“Un nuevo grupo de magistrados tendrá que dirimir esta situación porque en sus manos, sobre todo en las manos de quienes sean electos en el Tribunal Constitucional, va a quedar la decisión final sobre si el más toma una u otra vía”, dice Archondo.
Por eso, el analista considera que “estas elecciones judiciales van a ser las más importantes de nuestra historia porque van a estar acompañadas de esta decisión”.
Sin embargo, el propio Tribunal Constitucional se ha encargado de postergar una y otra vez las elecciones judiciales, en las que tendrían que ser relevados los actuales magistrados, quienes se autoprorrogaron en sus cargos en diciembre del año pasado.
Torrez considera que uno de los rasgos característicos de la gesión de Arce es la mayor instrumentalización del Órgano Judicial y “algunos jueces de manera bastante perversa judicializan la política más de lo que yo lo había hecho Evo Morales”.
¿Qué viene para 2025?
El último año de gestión del presidente Arce estará marcado por estos problemas que se arrastran desde hace tiempo, como la crisis económica y la pugna con Evo Morales, sólo que todo estarán acentuados por ser un año electoral.
“La situación amerita que tome decisiones, pero ha dado señales que no piensa tomarlas. No hay intención de mirar toda la crudeza de la crisis”, comenta Vladimir Torrez.
Y, como en política no hay imposibles, pero sí improbables, Torrez considera “improbable que (Evo y Arce) puedan pactar, conciliar y uniformar sus diferencias, llegar a un tipo de acuerdo conciliatorio”.
Archondo considera que el próximo año también estará marcado por “la dura realidad de un modelo económico que hace aguas por todas partes”. Y frente a eso se espera que los discursos sean más exacerbados, drásticos y draconianos, lo que “nos está mostrando que las elecciones del próximo año van a ser unas elecciones muy reñidas, pero también muy beligerantes en el tono”.
Arce habla de estabilidad
El Presidente, por su parte, escribió en su cuenta de X este viernes que “nada ni nadie nos arrebatará las conquistas sociales que con tanto esfuerzo hemos logrado”.
Y, según dijo, en este momento crucial de nuestra historia, “estamos llamados a luchar con todas nuestras fuerzas, por último que fueron, para llegar a nuestro Bicentenario superando cada dificultad y defendiendo nuestra estabilidad económica, política y social como un patrimonio del pueblo boliviano”.
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