Brújula Digital|24|05|24|
Javier Torres Goitia
En todo proceso político verdaderamente democrático, lo que se busca es tener una propuesta que represente las aspiraciones, los valores y las formas que la mayor parte de la población de un determinado país requiere.
Existen diferentes niveles territoriales en los cuales estas aspiraciones se convierten en propuestas políticas, y estas propuestas son las que son el eje central y fundamental de toda oferta electoral a la comunidad.
Por lo tanto, existen diferentes niveles territoriales en los cuales nace el germen de la agrupación, en torno al grupo político y al liderazgo.
En Bolivia actualmente existe una posibilidad electoral de cambio para el año 2025. Pero es importante entender como está el proceso político partidario, de agrupaciones o grupos que supuestamente se atribuyen la representación de grupos poblacionales.
Primero veamos qué pasa con el movimiento político de Gobierno de más de 18 años. Un movimiento con luchas internas sobre el liderazgo y propiedad de la jefatura. Un movimiento que ha tenido más de 18 años a cargo de la administración pública del país a nivel nacional, regional y local. Los resultados de esta administración están a la vista de todos los ciudadanos, mujeres, hombres, niños, jóvenes, tercera edad, en las ciudades y en el campo.
No existe un sistema básico de salud que responda a las necesidades de la gente, el sistema educativo es el peor de la región y se niega a someterse a las pruebas PISA, curiosamente al igual que Venezuela, Cuba y Nicaragua.
El desarrollo del agro no tiene ninguna seguridad de sostenibilidad, más bien tiene peligros burocráticos que amenazan su desarrollo, la productividad de minerales, en un país que ha vivido siempre de la minería, está contaminada con corrupción, prebendas y entrega a fundamentalmente empresas chinas que utilizan personal chino en su mayoría sin ser lo que debería ser, fuente de trabajo para bolivianos.
La producción petrolera está en crisis luego de ser Bolivia, después de la capitalización de las empresas, la reserva más grande de gas en la región. Existe crisis migratoria con ciudadanos de países vinculados seriamente con el terrorismo, en fin un país después de 18 años en la peor de las crisis económicas, creación de empresas públicas ahora quebradas o deficitarias, con una deuda externa e interna de 44.000 millones de dólares, cifra jamás alcanzada en nuestro país.
Esto es responsabilidad única de los gobiernos de Evo Morales y su ministro de Economía y Finanzas Luis Arce, y de Luis Arce y David Choquehuanca, actuales mandatarios.
Por otro lado tenemos otros movimientos, cuyos líderes no han dado muestras de ser líderes que ofrezcan cambios radicales al modelo del MAS por incapacidad o por conexiones oscuras con este movimiento.
También en la oposición han empezado a mostrarse como posibles candidatos personas de renombrado prestigio, político, académico o administrativo. Sanas con buenas intenciones y fundamentalmente con la valentía de, solitariamente, plantear cambios fundamentales que liberen a Bolivia de la dictadura actual.
Entonces bien, la pregunta ante la necesidad urgente de construir una alternativa real es ¿cómo conseguimos la tan necesaria unidad?
La unidad no es un título, tampoco es un “lema”. La unidad es, en este caso, la estrategia de la oposición.
Hoy ante todo felicito la madurez y compromiso real con el país a los precandidatos que firmaron un documento de unidad.
Y como estrategia debe tener un proceso de construcción y un objetivo concreto. El conjunto de programas generales de acción, prioridades y uso de recursos que componen esta estrategia debe, según nuestro criterio, nacer en la comunidad, en la participación de la gente en el nivel local, donde como ya lo hemos mencionado anteriormente, se producen las cosa y la gente siente la necesidad real de sus problemas.
La unidad cupular llegará por si sola como encargo de la estrategia de unidad que viene desde las bases de la sociedad y ahí el mandato elegirá o se decantara por propuestas de cómo administrar el Estado.
Esta propuesta, con absoluta seguridad, llevará mensajes que exijan inclusión social, desarrollo productivo, respeto a la propiedad privada, solidaridad social, respeto al prójimo a través de los derechos humanos, instituciones en el armazón del Estado que sirvan para orientar y proteger a todos, cero burocracia y controles sociales a la gestión pública.
¿Es posible esto ahora con la supuesta hegemonía política del MAS? No es fácil, pero si es posible. Tenemos experiencias de cambiar la historia dictatorial en muchas oportunidades. Ya derrocamos como pueblo espontáneo al fraude y dictadura de Morales en 2019 y otras dictaduras anteriores. ¿Por qué no poder hacerlo ahora construyendo propuestas útiles para la vida cotidiana?
La movilización popular por la libertad y la democracia ya ha empezado a dar resultados concretos. En los últimos días se logrado algunos objetivos, pero el logro más importante es el despertar la conciencia de la población sobre lo que está mal y la necesidad de cambiarlo. Ahí está una propuesta contundente pero esta vez contraída en la base de la sociedad.
Sigamos adelante, ¡sí se puede!
Javier Torres Goitia fue ministro de Estado. Reside en Lima.