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18/12/2023
Ojo centinela

¡Vaya paradoja al cerrar el 2023!

Roberto Méndez
Roberto Méndez

Mientras este 12 de diciembre, en la ciudad paceña de Mapiri, municipio de Larecaja, cada socio de la Cooperativa “Siempre Unidos” sonreía y gozaba al recibir la llave de su vagoneta Toyota, cero kilómetro, como regalo por las ganancias obtenidas por la venta de oro; en un lugar cercano, en la frontera con el Beni, cinco pueblos indígenas los Esse Ejja, Lecos, Mosetenes Chimanes, Tacanas y los Uchupiamona, se sienten impotentes al tratar de combatir su diarrea permanente porque no tienen ni postas de salud; y saben que eso ocurre luego de consumir los peces contaminados con el mercurio que envenena sus aguas en el proceso de extracción del llamado “metal del diablo” –del que hablara el escritor cochabambino, Augusto Céspedes, en una de sus novelas–, mientras los periodistas en la actualidad miramos de palco, esta especie de genocidio disimulado de nuestros ancestros.

Y es así que mientras los cooperativistas mineros viven momentos inolvidables en una fiesta amenizada por los mejores grupos folclóricos de La Paz: Iberia, Kalamarka, Los Linces, RussKaya; los indígenas, los pueblos indígenas de las laderas de los ríos Beni y Madre de Dios, por medio de la Coordinadora Nacional de Defensa de Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas (Contiocap) pidieron ayuda al Centro de Documentación e Información de Bolivia (CEDIB) para saber qué estaba pasando, porque también experimentan fiebre, entumecimiento de sus extremidades, ceguera, sordera y el nacimiento de niños con la cabeza pequeña.

Las entidades contactaron a la Facultad de Toxicología de la Universidad de Cartagena en Colombia que hizo 350 exámenes de cabello a miembros de diversas comunidades que arrojaron en promedio la presencia de siete partes por millón (ppm) de mercurio, siete veces más de lo saludable, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Es decir, hay un envenenamiento progresivo a causa de la presencia del metilmercurio que es 10 veces más tóxico que el metal. Su transformación se produce por la actividad de bacterias que se desprenden en el proceso de extracción artesanal del oro de las rocas y que van a parar generalmente a los ríos.

Los indígenas han advertido que estamos en puertas de vivir un episodio parecido al de Minamata. En 1956, en la bahía de Minamata (Japón), dos hermanas, de dos y cinco años, fueron diagnosticadas con los efectos terribles, intratables y estigmatizantes del envenenamiento por mercurio. En los decenios que siguieron, su historia sería contada muchas veces, convirtiéndolas en símbolo de decenas de miles de adultos, niños y nonatos que padecían lo que ahora se conoce como la enfermedad de Minamata.

Por eso surgió el Convenio de Minamata que fue suscrito por Bolivia en 2013 junto a otros 140 países, por tratarse de una problemática mundial que ocasiona daños en la salud de los sistemas vivos y consecuentemente en el ser humano.

Un acuerdo que en Bolivia se incumple al no elaborarse los reportes sobre emisiones de mercurio al medioambiente que puedan ayudar a definir sitios vulnerables y generar políticas de control de la contaminación, informó el biólogo Carlos Molina.

A esto debemos sumar varias amenazas al medio ambiente y a la vida, hasta auspiciados por las llamadas leyes incendiarias, diez en total, aprobadas durante el presente gobierno que pueden ser clasificadas en dos categorías: por un lado, las que se generan un “perdonazo” a los desmontes y quemas ilegales realizadas en un periodo determinado, y por el otro lado, las que legalizan y promueven –directa o indirectamente– la expansión de la frontera agropecuaria, los desmontes y las quemas.

Además de ello, en Santa Cruz, tenemos la amenaza a la destrucción de los acuíferos por la construcción de la carretera Urubó - Buena Vista, el avasallamiento de tierras. En suma, todos requieren de un periodismo 4×4, comprometido con la defensa de la vida y la naturaleza, temática que abordaremos en un conversatorio a realizarse este 20 de diciembre, en la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, a iniciativa de la docente Irma Leytón y la Asociación de Periodistas de Santa Cruz, al que han sido invitados renombrados periodistas del área, con la finalidad de posicionar que el periodismo debe ser intencional, como decía el maestro Ryszard Kapuscinski, “con un objetivo que ayude a la humanidad” dirigido a futuros comunicadores sociales y a educadores.

Roberto Méndez es periodista.



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