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Guata regua (caminante) | 30/12/2024

¡Que se venga el 2025!

Hernán Cabrera
Hernán Cabrera

Sobran los analistas apolíticos en Bolivia que no dan ninguna esperanza rumbo a 2025, el año intenso y con grandes retos que vamos a vivir los más de 11 millones de bolivianos que estamos batallando día a día para superar cada problema que se atraviesa en el camino, teniendo al frente a autoridades nacionales, departamentales y municipales que no están a la altura de esos retos y de las respuestas que necesita la gente.

Pero esos analistas ya nos han pintado la noche más obscura aún, más tenebrosos los días que arrancarán el próximo 1 de enero de 2025: la crisis económica se profundizará, los problemas sociales y económicos se harán más fuertes, la polarización estará al rojo vivo, los precios de los productos de la canasta familiar se elevarán al cielo, el oficialismo y la oposición no se darán tregua, el MAS en sus dos vertientes destruirá al país y se destruirán a sí mismo.

Más allá de todo esto, ¿no creen que ya está bueno de seguir autoflagelando a este pueblo valiente, hermoso, pobre, diverso, trabajador y más grande que todo ese ejército de analistas económicos, politólogos, que hacen su turismo por los medios de prensa y programas digitales de las redes sociales para querer imponer sus opiniones y que entremos en una vorágine o en un laberinto del fauno, sin poder salir de él? Todos parecen estar esperando que llegue un salvador, un mesías, como se creen algunos, como Evo Morales, que según él es el candidato que salvará a Bolivia, o Tuto Quiroga, que busca emular a Javier Milei para patear el tablero político electoral.

Estaos a pocos días de iniciar el año del bicentenario y desde ya se han programado un montón de actividades conmemorativas en homenaje a los 200 años de fundación de la República de Bolivia, que, sin duda, hay que festejarlo como se debe, pero bajo la esencia del mensaje del libertador Simón Bolívar, quien decía que tenía un “amor inconmensurable por Bolivia”. ¿Tienen los masistas, opositores y esos analistas ese amor que reclamaba Bolívar?

Tampoco vamos a caer en el excesivo optimismo del presidente Luis Arce que desde su mirada Bolivia marcha muy bien y que 2025 será el año de grandes realizaciones y logros. Monterroso decía en el cuento más corto: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. Parafraseando al escritor guatemalteco, lo mismo diríamos de la crisis.

Como podemos observar, los dos extremos están ahí, pero el pueblo se arma de valor, busca alternativas para sobrevivir, no rompe esquemas ni violenta el orden democrático, solo un sector viene haciendo de las suyas: los cocaleros del Chapare que bloquean cuando quieren, que protegen al delincuente Morales –que no puede salir del trópico de Cochabamba porque pesa una orden de aprehensión por sus delitos de abuso sexual–.

Continuarán los mensajes del desastre, del abismo, de la desesperación e incluso los sacerdotes en sus homilías, aprovechando la paciencia y el dolor de los asistentes, lanzan sus advertencias.

El arzobispo de Santa Cruz, monseñor René Leigue, denunció: “Estamos pasando un momento muy complicado con los alimentos subiendo de precio de manera dramática, cada día escuchamos las noticias que la misma comida está elevándose en el precio, en los mercados cada vez, cada día, ustedes se encuentran con cosas más caras y no hay quien responda de esto, a quién quejarse, a quién decirle ‘frene un poquito esto’; no hay nadie que diga algo ni la autoridad local ni las nacionales”.

Lo peor es quedarnos indiferentes, apáticos, anónimos frente a la realidad; la historia ha dado clara muestras de la participación social en los grandes cambios que se han producido en Bolivia. Es hora que tomemos partido por la vida, por la democracia, por las leyes, así como nos pidió el intelectual marxista Antonio Gramsci, que vivió buena parte de su vida encarcelado y desde allí enviaba sus artículos y anotaciones, como esta:

“Soy partidista, estoy vivo, siento ya en la consciencia de los de mi parte el pulso de la actividad de la ciudad futura que los de mi parte están construyendo. Y en ella, la cadena social no gravita sobre unos pocos; nada de cuanto en ella sucede es por acaso, ni producto de la fatalidad, sino obra inteligente de los ciudadanos. Nadie en ella está mirando desde la ventana el sacrificio y la sangría de los pocos. Vivo, soy partidista. Por eso odio a quien no toma partido, odio a los indiferentes”.

¡Que se vengan los nuevos 365 días del 2025 y nos encuentre vivos, fuertes y altivos!

Hernán Cabrera es periodista.



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