La semana pasada, semana de carnavales, ha
tenido como todos los años su dosis de felicidad, placer, excesos y dramas. El
uso y abuso de alcohol durante estas fiestas es siempre un aditivo para los
distintos tipos de violencia, incluida contra la mujer, aunque para algunos
colectivos este no tenga nada que ver y que la violencia es producto más bien,
dizque, del “capitalismo patriarcal”.
Este año no se sufrieron problemas serios en el más importante carnaval de Bolivia, el de Oruro, y tampoco se tuvo que ver a un vicepresidente sin gracia tratando de marcar paso. Se puede decir que la fiesta estuvo mejor que en otros años y además apareció un niño con una trompeta que dejó anonadados a quienes lo escucharon.
En la bella Cochabamba, que dicho sea de paso está más bella que antes, tuvo lugar una escena carnavalera que merece ser mencionada; en uno de los espacios de mayor concurrencia, delante de una multitud de jóvenes que podrían ser hijos o nietos del alcalde, don Manfred Reyes Villa entró en escena con una agilidad y una prestancia admirables, tomó un micrófono y lanzó la tonada-grito icónica del más famoso cantante de rock de los años 70 y 80, Freddy Mercury, el vocalista de Queen.
Los aplausos fueron estremecedores, Reyes Villa saltó la valla generacional a sus casi 69 años, (los cumple en dos meses) y por lo menos en ese momento fue un ídolo para quienes estaban presentes.
La escena, grabada y subida a la red, se ha hecho viral y ha sido vista miles de veces, tal vez haya llegado al millón de espectadores. Hay que decir que el gesto le salió bien al famoso Bombón de los años 90; hoy, más de 30 años después, capitaliza como entonces su gallardía, buena apariencia y su aceptable oído.
Lo interesante es, sin embargo, que hubiera escogido nada menos que a Freddy Mercury para crear ese puente intergeneracional; lo digo porque recuerdo que hace poco más de 20 años, en las elecciones de 2002, en su calidad de candidato, Reyes Villa, preguntado sobre la homosexualidad, dijo que se trataba de una enfermedad.
No quiero acusar aquí al alcalde de la Llajta de inconsecuente: 22 años, y varios de ellos viviendo en el exilio en EEUU, un país más liberal, pueden haberle cambiado la mente de una manera positiva.
Lo cierto es que su gesto del sábado pasado es un inequívoco saludo a la libertad sexual, un acto de respeto a quienes como Freddy Mercury fueron víctimas de la homofobia en su tiempo y un saludo a una época más venturosa en ese sentido.
En 2002, Evo Morales también fue bastante pedestre ante la misma pregunta que se le hizo a Manfred, contestó que en el mundo aymara no había homosexualidad (algo que solo refleja la profunda homofobia de esa arcaica sociedad).
Si bien al inicio de su Gobierno Morales mantuvo esa postura y su Constitución refleja aquello, (recordemos que retrocedimos en cuanto a los derechos homosexuales sobre el matrimonio, en la Constitución anterior no hubiera habido impedimento para implementar el matrimonio entre personas del mismo sexo).
Mas allá de eso, a las postrimerías de su mandato, con un ministro abiertamente homosexual en su gabinete (el primero en la historia de Bolivia), las cosas también cambiaron.
El gesto de Reyes Villa va con los tiempos, no es una novedad; hace 22 años el entonces vicepresidente y presidente nato del Congreso, Carlos Mesa, accedió a participar en una sesión de fotos con la familia Galán, el más emblemático grupo Drag de Bolivia, dando un mensaje de respeto a quienes sienten diferente y apuestan, como diría el personaje Agrado, de Almodóvar, a ser genuinamente auténticos.
El grito de Manfred en esa fiesta nos puede alegrar, la libertad sexual está aquí para quedarse. Y si no lo creen, pregúntenle al Papa.