La mujer y el hombre son la expresión racional y consciente del proceso evolutivo que comenzó hace 13.700 millones de años con el big bang. La evolución sola produjo un montón de cosas, pero el género humano produjo otras que la sola evolución no hubiera podido: la educación, con todas sus manifestaciones como los colegios y las universidades, los libros. La infinidad de deportes que hoy en día existen en el mundo, algunos de los cuales embrutecen increíblemente a los humanos. Numerosos juegos, diversiones, artes (música, poesía, pintura, escultura). El tremendo avance que la humanidad ha sentido y que en los últimos se ha acrecentado más que en el tiempo transcurrido desde la edad de piedra, como lo señala el historiador Eric Hobsbawm, da cuenta de la importancia del género humano.
Es verdad que, en una actitud soberbia, pretendidamente respaldada en la Biblia (Gen. 1, 28) según la cual Dios bendijo a Adán y Eva y les dijo: “Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra”, el género humano perdió de vista su profunda ligazón con el universo y, en un afán de enriquecimiento sin límites, se puso por encima de todo y ocasionó los graves problemas que vive ahora nuestro planeta. Pero, es también capaz de actuar de otra manera, de contribuir a la creación de una nueva sociedad, más justa y pacífica, que supere los tremendos problemas que enfrentamos el día de hoy. El ser humano es, al fin de cuentas, homo sapiens/demens.
Pero, hete aquí que acabamos de ser informados que, entre los seres humanos, existen algunos que tienen poderes sobrenaturales. Lo dijo el exministro Carlos Romero, refiriéndose a Evo Morales:
“Evo es alguien que tiene algún poder casi sobrenatural, no quiero comparar con Jesús, pero para el indígena, campesino, obrero y empresario, Evo Morales tiene un liderazgo carismático, especial, confían en él. Él los ha liberado y ese proceso de cambio no será sustituido (…). Evo va en ascenso, Evo (va) primero. Sí o sí, tiene que ser con Evo, por ahora, ¿por qué? por tener un liderazgo mesiánico. Para la mayoría Evo Morales, es un liberador”.
Ciertos políticos tienen la certeza (no sólo la impresión) de que el pueblo es una colección de imbéciles, que necesitan de un “mesías” que los lleve a la “tierra prometida”, los libere y los salve. Esa es la concepción leninista del partido, que vale para todos los partidos, no sólo para los de cuño marxista, y es lo que pasa, en esta ocasión, con Romero que, formando parte del club de adulones del expresidente fugado, no pierde oportunidad de “ganar puntos” ante su severa mirada, esperando seguramente encaramarse nuevamente en algún cargo importante en el futuro.
Es verdad que adulones abundan no sólo en Bolivia sino en el mundo entero, pero lo peligroso de este caso es la incursión que hace Romero en terrenos mesiánicos. Y es peligroso porque precisamente quienes han sido considerados con “poderes sobrenaturales” y predestinados a salvar a sus pueblos, son los que mayores barbaridades han cometido cuando han ejercido el poder.
Piénsese, por ejemplo, en José Stalin y el culto a la personalidad que instauró cuando estuvo a la cabeza de la ex Unión Soviética, o en Adolf Hitler, que era también considerado con poderes sobrenaturales en la Alemania nazi. Ambos, prevalidos de su condición cuasi divina (aunque el primero de ellos era ateo), hicieron las peores barbaridades de que se tenga memoria durante el siglo XX.
Las palabras de Romero nos retrotraen, sin mayor trámite, a épocas de los Códigos de Urukagina (ca. Siglo XXIV a.C.) o de Ur-Nammu. Éste afirmó que las leyes provenían de los dioses y que él no era más que el administrador, que transmitía al pueblo la voluntad de aquellos. O recuérdese la época de la Edad Media, durante la cual una tergiversación de la carta de San Pablo a los romanos llevaba a aceptar cualquier barbaridad de los gobernantes porque, supuestamente, “toda autoridad viene de Dios”.
Hay algo peor y es que un pseudoizquierdista pretenda manipular de esta manera a la ciudadanía, a los campesinos a los que dice representar, siguiendo los pasos del exvice que advirtió en 2016 que, si Evo perdía en el referéndum del 21F, la luna se escondería, el sol se escaparía y todo sería tristeza. Ambos muestran un profundo desprecio por campesinos e indígenas.
Felizmente hoy podemos asegurar que nosotros, los mortales, no necesitamos del nuevo Mesías que anuncia, cuan Juan Bautista, el exministro.
Carlos Derpic es abogado.