El alcalde de Achocalla, el señor Manuel Condori, miembro del partido de gobierno, aunque no se de cual facción, ha sido llevado a la cárcel de Patacamaya porque se sospecha que él hubiera sido responsable de que una mazamorra dañara una serie de casas, y cobrar la vida de una niña. Como mencione en mi columna de la semana pasada, todos los paceños sabemos que nuestra ciudad ha sido construida en una hoyada con tierra muy deleznable y con cientos de ríos subterráneos, lo cual es materia prima y combinación perfecta para que se den mazamorras.
Lo que me parece inaceptable es que se envíe a la cárcel en forma preventiva a cualquier persona (salvo que esta hubiera sido encontrada cometiendo un delito).
La detención preventiva es violatoria al derecho de presunción de inocencia y simplemente debería ser una práctica desterrada de la vida jurídica de nuestro país. Por lo demás creo que en el caso de un desastre natural como el que nos ocupa, la posibilidad de encontrar un culpable fuera de toda razonable duda, es imposible, por lo que una condena debería ser en realidad imposible.
Pero hay algo más, el poner en la cárcel a una autoridad sin más ni más, es una violencia contra la democracia (como lo es el caso del gobernador del departamento de Santa Cruz), puesto que se está impidiendo que un ciudadano elegido para ese cargo lo pueda ejercer. Hacía mucho sentido el mecanismo del caso de corte, que no admitía detención de una persona mientras esta estaba cumpliendo con las funciones para las que fue elegido.
Lo peor es que esta detención puede ser vista también como una injerencia del gobierno central sobre los municipios; la semana pasada fue el municipio de Achocalla, que aunque masista es intrascendente, y es posible que sea del ala enemistada con el gobierno, pero la semana entrante le toca el turno a La Paz, donde el alcalde ( más allá de sus méritos o falencias) es odiado por el masismo de ambos lados por haber sido ministro de la injustamente encarcelada expresidenta Jeanine Áñez. Ese puede ser motivo suficiente para defenestrarlo.
Estamos a una semana de las elecciones judiciales. que en esta versión están peor que en la anterior, y el gobierno está jugando a seguro para mantener su hegemonía sobre el sistema de justicia; este caso nos demuestra una vez más cuan burda es la justicia boliviana.
Nuestro mayor problema como país, como sociedad, es sin lugar a dudas nuestro hediondo sistema judicial; Bolivia tiene en sus cárceles una serie de inocentes, unos condenados de manera incomprensible, como el caso de William Kushner, con una sentencia que dice que no encontraron intencionalidad de parte del condenado en los acontecimientos que llevaron a la muerte a la joven mujer, mientras otros simplemente no tienen condena.
¿Que toca hacer este próximo domingo? ¿Expresar el rechazo frontal a un mecanismo que simplemente no sirve? ¿Elegir a quienes le dicen a uno no son del MAS? El problema con la justicia es que no solo está enferma, sino que realmente no tenemos a mano ningún remedio.