Una ola de protestas ha estallado en diferentes partes del país en contra de los contratos que el gobierno central ha firmado con dos empresas extranjeras para la explotación del litio del Salar de Uyuni.
En esta ocasión, la protesta no está concentrada en Potosí, que es el departamento donde se encuentra el referido salar, pero la mayoría de sus protagonistas son potosinos. Para ello, se ha activado la fuerza de los residentes de esa región en el resto del país.
Los expertos han proporcionado argumentos que señalan que esos contratos son más beneficiosos para las empresas extranjeras que para el país. Por tanto, las protestas están justificadas, tanto técnica como económicamente. A partir de ahí, resulta innecesario, pero no menos importante, el argumento de que los recursos naturales de Potosí siempre fueron explotados sin dejar recursos para el departamento que, por eso mismo, no puede superar su secular pobreza.
Por lo apuntado, es preciso que, en la actual coyuntura, cualquier análisis sobre el litio tome en cuenta no solo los citados argumentos, sino la historia de este recurso y los hasta ahora fallidos intentos para explotarlo y obtener beneficios de esa explotación.
Como la mayoría de los bolivianos sabe, la historia del litio no es reciente, pero no se remonta al gobierno de Jaime Paz Zamora, sino a periodos anteriores. Las posibilidades del litio fueron establecidas en la década del 60 del anterior siglo y en 1975 comenzó el estudio de los salares bolivianos. Para 1989, L’Office de la Recherche Scientifique et Technique Outre-Mer (Orstom) ya había establecido la potencialidad del Salar de Uyuni, confirmando que era –y es– la reserva de litio más grande del mundo. Sobre esa base, el último gobierno de Víctor Paz Estenssoro inició negociaciones con una transnacional estadounidense para la explotación de ese recurso. Lo que hizo Paz Zamora fue heredar ese contrato, y firmarlo.
Con esos antecedentes, identifico tres etapas de la era del litio en Bolivia:
1. El despertar. La firma del contrato con la transnacional Lithium Corporation (Lithco), en el gobierno de Jaime Paz, motivó que la atención nacional girara hacia el litio y los potosinos tomaran conciencia de su potencial.
2. Los negociados. Tras la decisión de la FMC Lithium Division de no cumplir el contrato para la explotación del litio del Salar de Uyuni, hubo negociaciones individuales para beneficiarse de ese recurso, desde Gonzalo Valda hasta Evo Morales.
3. La incertidumbre. Mientras todos los intentos de explotar el litio boliviano fracasaron, Australia, Argentina y Chile, que tienen salares pequeños, han tomado la delantera. En Bolivia se sigue hablando de negociados.
Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.