El especialista en temas energéticos Álvaro Ríos se suma desde hoy a la sección de opinión de Brújula Digital. Los lectores del portal sin duda valorarán sus artículos.
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El viejo continente, de la mano de unión europea (UE con sus 27 países), por varias décadas, le ha mostrado al planeta cómo se puede vivir con prosperidad, libertad y democracia. La consolidación de instituciones independientes, la instauración del euro, las reglas para la integración monetaria y energética son solo algunos ejemplos más que nos muestran un derrotero a seguir. Todo esto, después de desencadenar dos seguidas guerras mundiales que sembraron muerte y dolor a niveles superlativos.
La UE es el abanderado en la lucha por descarbonizar al planeta y así tratar de combatir el cambio climático. El impulso dado en las diferentes cumbres climáticas, desde Estocolmo en 1972, tratando que los países se comprometan y vinculen a reducciones en emisiones, fruto de la combustión de combustibles fósiles, ha sido encomiable.
Debo destacar la inversión y esfuerzo desplegados en ciencia y tecnología en universidades, institutos tecnológicos y empresas para contar con turbinas eólicas y paneles solares más duraderos, económicos y eficientes. Las inversiones en fortalecimiento de redes eléctricas en Europa para el despacho preferencial de estas tecnologías intermitentes, ha sido también loable. Y bueno, a través de sus empresas continúan impulsando e introduciendo estas nuevas tecnologías renovables en los más recónditos lugares del planeta.
El 2022 estas salieron con fuerza a promover el uso de la tecnología del hidrogeno para paliar la intermitencia de las energías verdes renovables. Es un respaldo ideal, pero aún muy costoso y nuevo para dar seguridad de abastecimiento energético al planeta. Claro, ya más o menos se avizoraba la problemática de las baterías de eléctricas que analizamos más adelante.
“Pero no todo es gratis” dice un adagio popular. También existen intereses geopolíticos y económicos en este esfuerzo denodado de la UE hacia las energías alternativas. A excepción de un par de países, no tienen potencial ni recursos para producir petróleo y/o gas natural. Se debe importarlo, con la consiguiente fuga de divisas y la inseguridad de abastecimiento externo.
Y así le fue, la UE apostó con fuerza por el más limpio gas natural de Rusia para dar respaldo a las intermitentes renovables y reemplazar carbón. La invasión de Rusia a Ucrania acabó con este paradigma. Desde entonces Noruega y más recientemente Gran Bretaña han decidido destrabar billonarias inversiones en petróleo y gas natural que solo hace un par de años eran acciones impensables.
China ya fabrica el 80% de paneles solares y el 62% de las turbinas de viento. La ansiada transición a energías renovables le trae a la UE dependencia en el abastecimiento de China y muy escasos beneficios económicos. La UE, en 2022, se aventuró en la prohibición para la comercialización de autos a combustión livianos a partir de 2035, mismos que deben ser reemplazados por vehículos eléctricos.
La problemática es que se están quedando sin acceso al litio (esencial para las baterías) y otros minerales necesarios para masiva fabricación de baterías. China ya fabrica cerca al 70% de todas las baterías eléctricas base litio que se producen a nivel global. Lo anterior sin duda tiene muy preocupada a la UE, porque pasaría a depender de China en la cadena de suministro de baterías y vehículos eléctricos. Mas aun, China cada vez se posiciona con más ahínco en materia política y económica en países que tienen estos recursos naturales, que no solo están en América Latina, sino también en África.
El acceso de la UE y sus empresas a los recursos y reservas de litio y otros minerales necesarios para la fabricación de baterías y vehículos eléctricos es vital para no quedar fuera de los beneficios económicos y depender de China en el sector transporte.
En esa línea, es que uno de los ejes para el impulso a la cumbre UE-CELAC fue sin duda el tema energético y de la transición a energías limpias. América Latina tiene vastos recursos minerales que Europa necesita y debe acceder para dejar de depender de los fósiles. De ahí el titular de El País de España: “La UE promete una inversión de 45.000 millones de euros a América Latina para contrarrestar el empuje de China”.
Álvaro Ríos fue ministro de Hidrocarburos y es socio director de Gas Energy Latin America.