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29/07/2024
Columna de columnas

Horribilis

César Rojas Ríos
César Rojas Ríos

Carlos Derpic (CD) en su reciente columna efectúa algunas “Disquisiciones sobre la democracia” (Brújula Digital|24|07|24). Necesarias, muy necesarias, porque muchos intelectuales orgánicos se dieron a la tarea malsana de desfigurarla para beneficio del poder (de izquierda) establecido.

Un trabajo ciertamente interesado de la médula al tuétano. CD hace un repaso de diversos autores relevantes en el tema democrático. La idea que les es común a todos ellos: la voz como el voto de los ciudadanos vale y en esa medida es que la democracia adquiere valor; los derechos humanos cuentan y en esa medida es que se trata de un régimen donde se respira humanismo; la división de poderes existe y en esa medida es que el Poder Ejecutivo no se convierte en un ejecutor de los derechos y garantías individuales; y las constituciones tienen primacía y en esa medida no son los gobernantes los que priman por encima de los gobernados.

¿Y todo esto a cuento de qué? CD está indignado con el “despropósito” de un “connotado masista” que hace poco declaró que los cándidos regímenes políticos de Irán, Rusia, China, Cuba y Nicaragua son democracias.

Pues sí, resulta que ahora las dictaduras son democracias porque existen “intelectuales” orgánicos que son capaces de decirlo sin rubor en la cara y sin cosquilleo alguno de conciencia. Pero es necesario decir el nombre del “connotado masista”: Hugo Moldiz.

¿Qué puede explicar lo dicho? Ya sabemos que se trata de un afiebrado hombre de izquierdas, ¿acaso su alta temperatura radical le nubló la vista y la razón? No, se trata de un guiño al poder, al actual, siempre al actual, olvidado ya está su servicio al anterior (o sea, a Morales cuando era ministro de Gobierno). El poder en Palacio lo debe estar celebrando, porque para ellos debe ser grato contar en sus filas con voceros que son capaces de dar voz hasta al absurdo y que ya no mantienen ni el mínimo decoro personal por decorar semánticamente los desvencijados regímenes mencionados. Y luego uno se entera por la prensa, a raíz de entretelones de la Cancillería, que su retoñito trabaja en la Embajada boliviana en Rusia. Entonces cuadra a la perfección lo que pueda decir con lo que está recibiendo. Horribilis tarea la suya: ser el opio, el apio y el labio leporino del poder establecido.  




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