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Guata regua (caminante) | 31/10/2024

Golpes e insultos hacen del periodismo un oficio invencible

Hernán Cabrera
Hernán Cabrera

El MAS, bajo la dirección de Evo Morales, siempre ha llevado a cabo una estrategia de violencia hacia los trabajadores de la prensa. Desde sus inicios en la presidencia y ahora en la oposición, a Evo y a su séquito de seguidores, la labor de la prensa les incomoda, les complica, les causa urticaria.

Durante los 14 años de la presidencia de Evo Morales, los periodistas fueron insultados, agredidos, enjuiciados, amordazados y vilipendiados. Recordemos la frase contundente: "Mi principal enemigo son los periodistas". Lo dijo al inicio de su gobierno, y hoy, ya en la oposición, asegura que los medios lo tergiversan y manipulan.

Actualmente, en los lugares de bloqueo en el país, los trabajadores de la prensa están siendo víctimas de la ira y violencia de los bloqueadores. Son muchos los casos de agresiones a personas que, sin protección, trabajan con una cámara o un micrófono, soportando inclemencias, gases lacrimógenos e intolerancia de aquellos que se creen dueños de una ruta bloqueada.

Los sucesos de Mairana fueron el clímax de este odio hacia los trabajadores de la prensa. No tuvieron contemplación y afirmaron que los periodistas siempre mienten o manipulan, siguiendo el discurso de Morales que los culpa por sus propios errores.

Ahora, con las redes sociales como Facebook, Twitter, TikTok e Instagram, cualquier ciudadano puede convertirse en comunicador, lo cual amplifica la denuncia pública. Además, algunos dirigentes políticos, cuando cometen errores o se filtran audios comprometedores, responsabilizan a la inteligencia artificial de sus acciones: "Ha sido creado por la inteligencia artificial", afirman, sin inmutarse.

El periodismo es un oficio invencible, esencia de un Estado de derecho y democrático. Cumple con los principios de ética, pluralismo, respeto a la verdad y objetividad. En Bolivia, la prensa ha enfrentado múltiples dificultades, económicas y políticas, que han causado cierres de periódicos y reducción de personal en medios de comunicación. Aun así, el periodismo continúa firme, informando de lo que sucede en este país conflictivo.

A pesar de los golpes que el periodismo ha soportado en estas últimas décadas, vemos a camarógrafos, fotógrafos y periodistas en los puntos de bloqueo, informando, pero expuestos a agresiones violentas que incluso pueden costarles la vida. Los bloqueadores deben recordar que los trabajadores de prensa también son pueblo, tienen familia y obligaciones.

La Asociación Boliviana de Periodistas ha denunciado esta situación crítica, exigiendo garantías al Estado para que los trabajadores de la prensa cumplan sin temores a ser agredidos y pidiendo sanciones contra los responsables. Sin embargo, esta demanda parece caer en saco roto, dada la impunidad en casos como el de los avasalladores de Las Londras.

Precisamente, mientras más problemas existan, más se hará necesario un periodismo que sirva a la verdad y al pueblo, y que no esté de rodillas ante el poder. Mientras persistan las tinieblas y la violencia, el periodismo deberá ofrecer a la gente información completa y apegada a la realidad.

El periodista español Juan Cruz decía que el periodismo es “el oficio invencible, el vicio invencible, la invencible ambición de estar atento a lo que pasa para entenderlo y contarlo. Allí entre cucarachas, esa ambición se hizo sólida: contar, contar, vivir contando”. (Un golpe de vida, Alfaguara, Madrid).

Ya sea en gobiernos democráticos, dictaduras o sistemas totalitarios, la labor de la prensa se fortalece cada vez más. Es un grito de justicia, esperanza, libertad, paz social y respeto a los derechos humanos. Ahí están los periodistas, con luces y sombras, aportando por un mejor país y asumiendo que su oficio es invencible.

Hernán Cabrera es periodista.



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