En el
mercado regional, al igual que en todo el mundo, se está librando una guerra de
baja intensidad para proveerse de gas y petróleo. Más allá de las causas y
consecuencias de la convulsión, la pregunta es: ¿quién es el responsable (el
“Putin”) de esa guerra en nuestra región?
El primer campo de batalla es el noroeste argentino que precisa en este invierno por lo menos 14 MMmcd de gas para termoeléctricas y hogares. Argentina tiene ese gas en los ricos yacimientos de Vaca Muerta, pero le falta la logística para transportarlo hasta la región fronteriza con Bolivia debido al descuido de sus autoridades en terminar el gasoducto “Néstor Kirchner”.
El año 2006 se firmó un contrato de compraventa que a estas alturas obligaría a YPFB a entregar más de 20 MMmcd a su análoga argentina IEASA. Pero, la producción de gas de YPFB no alcanza para proveer esos volúmenes, de modo que el contrato original tuvo que ser ajustado mediante ‘adendas”. La última adenda (la “Sexta”) se mantiene confidencial, aunque ya poco o nada queda oculto.
En particular, ha salido a la luz el compromiso de YPFB de entregar un mínimo de 14 MMmcd a IEASA al precio estipulado en la Quinta adenda por los 8 MMmcd disponibles y a un precio de 20$/MMBtu por los volúmenes adicionales. Es la media verdad del precio “histórico” que cobrará YPFB como ha anunciado, hinchando el pecho, su presidente interino.
Ahora bien, ¿de dónde saca YPFB esos 6 MMmcd adicionales si su producción no pasa de 42, destinados, en el orden, al mercado interno (13); a Brasil (20) y el resto a la Argentina?
La respuesta es simple aritmética y nos desplaza a otro campo de batalla: el Brasil. YPFB unilateralmente ha dejado de enviar esos 6 MMmcd a Petrobras, después que el gobierno argentino no lograra convencer a su homólogo brasileño de hacerlo amigablemente. De hecho, Brasil, debido a las abundantes lluvias de este año, no necesita todo el gas boliviano que tiene derecho a pedir, pero ha visto la oportunidad de salir ganando con la necesidad ajena. En efecto, poniéndose careta de hereje, IEASA ha aceptado pagar las penalidades de YPFB a Petrobras (8$ por cada MMBtu no entregado) abonando 20$/MMBtu por esos 6 MMmcd adicionales.
Al final del día, todos ganan, pero no por igual.
Brasil -si realmente no necesita esos 6 MMmcd que YPFB le quita- gana 8$ (y ahorra otros 8) por cada MMBtu que YPFB deja de inviarle. A su vez, Argentina se ahorra más de 10$/MMBtu, porque su alternativa es adquirir (y transportar por tierra) LNG a un precio superior a los 30$/MMBtu. En ese juego a tres bandas, Bolivia es la que menos gana y que más pierde, porque solo logra un plus de 4$/MMBtu, o sea unos 25 M$ adicionales por mes durante el invierno.
En efecto, YPFB pierde credibilidad en el manejo de contratos ante nuestro mejor socio de la historia, que es Brasil, aunque, si Lula volviera al poder, las aguas podrían regresar a su cauce. En fin, en la guerra y en el amor (ideológico) todo vale.
Volviendo a la pregunta inicial, lo cierto es que nos hubiésemos ahorrado toda esa convulsión si YPFB dispusiera de suficiente gas para cumplir con todos sus contratos. Desafortunadamente, en los 15 años en que la política energética ha estado en manos de nacionalizadores inmediatistas y de oceanógrafos “chantas” (que “visualizaban” mares de gas), se han agotado las reservas heredadas y se las ha monetizado aceleradamente para gastar a mansalva en pocas obras buenas, varias malas y muchas pésimas, sin reponer lo explotado e hipotecando el futuro energético de Bolivia.
En fin, por todo lo anterior, resulta retórico preguntarse: “¿Quién es el “Putin” boliviano responsable del descalabro energético actual y del inminente fin del ciclo del gas?”
Francesco Zaratti es físico, investigador, especialista en hidrocarburos y escritor