Brújula Digital le da la bienvenida al
comunicador y sociólogo César
Rojas como parte de su plantilla de columnistas. Su presencia honra este portal.
José Luis Exeni (JLE) es el prestidigitador
del gato por liebre. Primero las evidencias; luego los argumentos. En su
columna del 19/2/23 titulada “Elecciones truchas” (La Razón), se pregunta de
inicio: “¿Puede haber elecciones con un solo candidato?” Y se responde: “Claro,
es posible, en un régimen de partido único o hegemónico. Sobran ejemplos. Pero
en democracia los comicios deben ser, como mínimo, plurales y competitivos. Y
con participación informada. Las elecciones por un candidato solitario, que se
mira en el espejito-espejito, son un simulacro. Una formalidad para consagrar
algo previamente decidido por unos pocos. En Bolivia hemos tenido experiencias
de ello en los últimos años”. Listo, citado in extenso.
Hagamos otras preguntas siguiendo a esa primera interrogante gatilladora: En un comité cívico, un partido político o una asociación, es decir, en una institución, que no en un régimen político, ¿no pueden ponerse de acuerdo los eventuales contendientes, por el bien de la misma o por una razón de peso, en convenir en un solo candidato? Según nuestro prestidigitador eso resulta siendo “trucho”, o sea, falso. “Simulacro”, martilla sin la hondura nietzscheana. Ilegal no es, porque no se cometió fraude. Ni tampoco autoritario, porque no se trató de una imposición vertical. ¿No podríamos llamar a esto una democracia consensual, donde los representantes toman decisiones mediante la concertación del mayor número de opiniones? Analizado el asunto desde esta perspectiva, no se trataría de una “elección trucha”, sino de todo lo contrario, del ejercicio de una democracia consensual (curioso, pero esto ni siquiera lo toma en cuenta el propagandista de la “demodiversidad”).
Sigamos preguntado: ¿Cómo dirimir si se trata de lo uno o lo otro?, ¿”trucho” o fidedigno? Apelemos al Soberano: el respaldo ciudadano. En las elecciones judiciales pasadas hubo elecciones plurales y competitivas, pero el respaldo ciudadano fue ínfimo. ¿No deberíamos más bien calificar a esta elección como “trucha” en toda regla? En cambio, el respaldo ciudadano que tiene el Comité pro Santa Cruz es en toda regla mayoritario. Por tanto, una mirada de Polifemo, desde un solo ojo unidimensional, no alcanza para dar cuenta de lo democrático. Cito ahora al politólogo Franz Flores en su columna titulada “Como diría Arjona”, suplemento Péndulo Político (Correo del Sur): “Pero lo interesante es que, pese a este defecto de “origen” de sus dirigencias (insisto: no son elegidas por voto abierto) son, de lejos, las instituciones más legítimas en la ciudadanía, que las ve como las únicas instancias para concretar las demandas de la región, rechazar el centralismo y expresar sus protestas al Estado. Su demostrada capacidad de convocatoria y movilización ratifica este aserto. Basta referirse a la huelga de COMCIPO que alcanzó los 19 días en el año 2010, o a los multitudinarios cabildos (un millón de personas) alrededor del monumento al Cristo en Santa Cruz convocados por el Comité Cívico cruceño. Hace poco, también una huelga por la fecha censo de más de un mes de duración”. Más claro, agua.
Pero esta es un agua clarificadora que JLE no quiere nadar, ni bucear, solo surfear con dirección soterrada. Parecería que JLE está preocupado de incrementar la calidad de la democracia –¡el buen juicio nos libre de los falsos profetas!-, ¿pero lo está? ¿O en realidad solo le interesa golpear por un flanco débil (en apariencia) al Comité pro Santa Cruz? Finalmente la pregunta dilucidadora: y con esta columna, ¿a quién le hace eco?, ¿quién lo aplaude?, ¿el Soberano o el soberano?
César Rojas es comunicador social y sociólogo.