En Rusia la prensa no puede cuestionar o dar cobertura a los que critican o rechazan la guerra contra Ucrania. Es traición a la Patria, dice el gobierno.
En Argentina, el gobierno cerró la agencia de noticias TELEMAN, bajo el argumento que solo sirvió de propaganda del kicherismo. Es la mayor agencia de noticias de América Latina.
En Venezuela, el gobierno expulsó al canal de Tv Deutsche Welle de Alemania por un reportaje sobre la corrupción en el país. Maduro llama al medio de prensa “nazi” y que propaga odio. En todos estos casos, la libertad de expresión y de prensa en riesgo.
En Bolivia, la prensa desde hace más de 15 años sufre agresiones permanentes del poder y de sus instrumentos operativos. Fue clasificada como “el peor enemigo del proceso de cambio” y por ello, tanto Evo Morales como Luis Arce, han desplegado acciones claras bajo dos vías: silenciar a los medios de prensa más críticos y cooptar medios de comunicación, siendo accionistas o dueños, además de contar con una poderosa estrategia comunicacional en la serie de medios de Tv, radio, cadenas radiales, periódico y redes sociales a su favor.
En la mayoría de los países de la región, los periodistas se han polarizado y han puesto al descubierto sus preferencias políticas. Ahí está la prensa del poder que no cuestiona, ni critica, ni denuncia solo transmite y destaca la gestión del presidente de turno. Así es con López Obrador de México; con Milei de Argentina; con Lula de Brasil; con Luis Arce de Bolivia; con Maduro de Venezuela.
No reconocer esta realidad es querer tapar el sol con el dedo o dar por cierto la melancólica advertencia del vicepresidente de Bolivia, días antes del referéndum por el revocatoria de Evo Morales: Si gana el no, el sol se esconderá, todo será obscuridad. El sol sigue brillando y cada día es un nuevo amanecer para la lucha y para la vida.
Tanto para el gobierno de izquierda, de derecha, socialista, comunista, liberal o lo que usted quiera amigo lector, la labor de la prensa seria, responsable, crítica será una enorme piedra en el zapato y su trabajo no será bienvenido, por lo que el poder accionará todo lo que esté a su alcance para disminuir el alcance y la influencia que pueda tener ese medio de prensa y sus periodistas.
Hoy más que nunca se torna necesario, importante y urgente el ejercicio del periodismo bajo premisas claras y éticas, precisamente ante tantos hechos que pasan en el país, los cuales lamentablemente tienen dos perspectivas informativas diferentes. Por ejemplo, la reciente trifulca en la Asamblea Legislativa Plurinacional, la prensa del poder, concentró su cobertura en responsabilizar del escándalo a la oposición, sin precisar las causas de tal situación.
Mientras que la otra prensa, la independiente del poder, disparó su artillería contra el gobierno y el MAS por las peleas y agresiones e incluso se banalizó este vergonzoso suceso, con la producción de videos musicales y textos que incitaban a la burla. Eso lo hizo Bolivisión.
Lo que pasa en el mundo político también se replica en el conjunto de medios de prensa y en los programas periodísticos de las redes sociales, las cuales se han convertido hoy en poderosos instrumentos de información y desinformación, que se les debe aprovechar y usarlas de la mejor manera posible. Cuán importante y necesario es tener hoy medios de prensa que sean espacios democráticos de la información veraz y objetiva y de debate de ideas y propuestas. Pero la prensa y los periodistas también están polarizados que cada cual tiene su verdad ante un hecho del poder.
Como verá mi estimado lector los periodistas y sus medios donde trabajan están polarizados e informan de acuerdo al color político; pero lo que menos existe a estas alturas del siglo XXI, es el ejercicio de un periodismo de investigación al poder, ese que informe los grandes hechos de corrupción que se han concretado pero que los mismos o fueron archivados o impera la impunidad entre sus protagonistas.
Ante ese escenario el poder tiene una clara manifestación y trata de imponer la censura para todo aquel medio de prensa que se anime a develar o revelar las irregularidades de todas las estructuras del poder.
“¿Qué es la censura? Es una manifestación de desconfianza hacia su propio pueblo. Los que introducen la censura no confían en su pueblo. En diferentes países del mundo, muchos individuos que, por supuesto, se consideran independientes, simplemente no creen en su pueblo”, afirma el periodista ruso, Dmitry Muratov, el galardonado Premio Nobel de la Paz en el 2021. Luego el gobierno ruso decretó el bloqueo del sitio web del periódico independiente ruso 'Nóvaya Gazeta', que dirige Muratov.
Pero no hay donde perderse en este noble y hermoso oficio del periodismo, en el cual no debería dar cabido a los cínicos, a esos que manipulan, tergiversan, mienten y han convertido la noticia y las entrevistas en un bien comercial. Ojo que el periodista es aquel que asume que el periodismo no es para hacer un negocio lucrativo, ni espacio de marketing para sus clientes.
Un periodista es el ojo vigilante de la nave del Estado, es el que anota en su agenda los hechos de corrupción, los investiga y los denuncia; es el que verifica los hechos, los procesa y publica; es el que se acerca a la comunidad, conoce sus necesidades, las informa y genera acciones de solidaridad; es aquel que no hace negocio ni trafica con la noticia y con ese poder que tiene entre manos.
El que hace periodismo debe hacerlo con los protagonistas de los hechos, con esos rostros de pueblo, darle voz a los invisibles, presencia a los anónimos. No solo tienen cabida en la información los políticos y los famosos. El pueblo es también sujeto de las noticias. La labor periodística tiene su razón de ser en el destinatario final: el pueblo y se llega a él con información veraz y responsable.
El periodista para ser tal debe tener por credo la credibilidad y la ética, que está al servicio del pueblo. No está sujeto ni sirve a ningún poder. Así el periodismo se proyecta y se fortalece en la medida que sea parte de la comunidad y refleja los rostros de esperanza y de justicia
El periodista es el eterno enemigo de la corrupción, el racismo, las injusticias, el fanatismo, la delincuencia, el narcotráfico, el odio, la guerra, la discriminación. No hay neutralidad frente a todas estas taras sociales.
Bolivia y los que habitamos este hermoso e inquietante país exigimos y nos merecemos un periodismo honesto y comprometido con los derechos humanos, no que esté de rodillas ante el poder político o económico. Esto conllevará a que los periodistas estén mejor preparados para afrontar los retos del presente y del futuro inmediato. Joseph Pulitzer pide al periodista “tener una precisión y una lucidez galas. Debe tener grandes facultades críticas, ya que todo trabajo periodístico comprende crítica y análisis”.
Hernán Cabrera es periodista