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Guata regua (caminante) | 15/01/2024

¿Dónde está el Defensor del Pueblo?

Hernán Cabrera
Hernán Cabrera

En tiempos neoliberales o en los inicios de los tiempos socialistas hubo alguna vez una institución que se hacía escuchar, era inquieta, provocativa, interpelaba, denunciaba, se trasladaba a los conflictos, era temida por el poder. Esa institución se llama Defensoría del Pueblo, que fue creada luego de un gran acuerdo político y plasmaba en la Constitución Política de 2007.

Es la institución que está convocada a defender, promover, garantizar y exigir el cumplimiento de los derechos humanos de los más de diez millones de bolivianos, como mandato constitucional, además tiene la facultad de intervenir en situaciones de conflictos de cualquier índole y denunciar la vulneración de los derechos humanos de las personas, grupos sociales, como pueblos indígenas, mujeres, niños, gays, lesbianas, adultos mayores, personas con discapacidad.

Sin duda, importante labor constitucional que tiene esta joven entidad del Estado. Tiene apenas 24 años de vida y un largo recorrido en la ruta de los derechos humanos. Sus titulares han sido cinco, cada uno dándole el sentido de sus acciones e intervenciones, pero algunos han escrito páginas negras, como David Tezanos, que fue Defensor del Pueblo del 13 de mayo de 2016 al 24 de enero de 2019, durando tres años, cuando el mandato es de cinco años, que tuvo que renunciar a su alto cargo por un tema de violencia hacia la mujer y otras graves denuncias en su contra. Paradójico, ¿verdad?

Después de esta renuncia hubo un largo periodo de interinato, cuyo cargo solo sirvió para estar al servicio del poder de turno, como lo hizo la señora Nadia Alejandra Cruz, Defensora (ai), del 30 de enero de 2019 al 23 de septiembre de 2022, más de tres años, cuando la Ley del Defensor del Pueblo, establece que los interinatos solo deben ser de 90 días. Pero vaya estamos en un país donde la vulneración a las leyes es normal y no tiene sanciones algunas.

El actual Defensor del Pueblo, Pablo Callizaya, posesionado el 27 de septiembre de 2022, le ha dado un rasgo distintivo, hasta ahora, a su gestión: evitar pelearse con el poder y no meterse en hechos fragantes de violación a los derechos humanos, ni mucho meterse de fondo a situaciones que demandan constitucionalmente su accionar. Veamos algunos ejemplos contundentes:

1.- La detención ilegal, abusiva y que viene atentando contra la vida de César Apaza, cuyos acusadores se han inventado los delitos, siendo los fiscales y jueces instrumentos para mantenerlo entre rejas, no ha merecido mayor atención del Defensor del Pueblo, salvo un par de visitas y un comunicado abogando por el debido proceso, cuando organismos sociales de derechos humanos nacionales e internacionales han constatado la grave violación a sus derechos.

2.- “Es preocupante ver que estos grupos de mineros están tomando el control de territorios indígenas y áreas protegidas y todo se va poniendo cada vez más violento”, denunció la dirigente Ruth Alipaz, del grupo étnico Uchupiamonas, que vive en el corazón del Madidi. Haciendo referencia a la explotación ilegal y abierta del oro que vienen haciendo mineros, en desmedro de la Madre Tierra y de los pueblos indígenas, tema al que también la Defensorái del Pueblo estuvo ausente. ¿Miedo, complicidad, cálculos? ¿Acaso los pueblos indígenas no son el principio transversal de los discursos y acciones de la Defensoría del Pueblo?

3.- Contra toda la fuerza del poder político y económico, seis comunidades que habitan el parque de la Reserva Tariquia, en Tarija, vienen resistiendo al gobierno, que junto a empresas como Petrobras y YPFB Chaco, buscan explotar los bloques de hidrocarburos dentro de la reserva natural. Han sido los defensores ambientales y líderes indígenas guaraníes que están luchando para evitar este extremo, hecho en el que también hay una ausencia bastante notoria y sospechosa del Defensor del Pueblo.

4.- Peor aún el Defensor Callizaya no abrió la boca para nada en relación a la violenta e ilegal prorroga de los magistrados de los órganos del sistema judicial, dando a entender que está de acuerdo con ello.

Y no se trata sólo de emitir comunicados y dar conferencias de prensa, sino de acompañar los procesos, de presentar demandas en resguardo de los derechos de los más vulnerables, estar presentes en los hechos, así como lo hizo el Defensor del Pueblo, Rolando Villena (2010-2016), que estuvo en la marcha por el TIPNIS y desplegó a varios de sus representantes acompañar esta marcha, para luego denunciar la violenta represión contra los indígenas.

¿En qué anda el Defensor del Pueblo? Pues revisando su página web (https://www.defensoria.gob.bo), estas son las prioridades actuales: 

Defensoría del Pueblo invita a la población a sumarse como suscriptores de su canal informativo deWhatsApp.

Bolivia coadyuvó en traducción a seis lenguas indígenas de las recomendaciones a estados sobre derechos de mujeres y niñas indígenas: defensor delpueblo

Defensoría del Pueblo exige aplicación del protocolo de Minessota en investigación de muerte de privado de libertad enBermejo

Defensoría del Pueblo y Acobol exigen que la sentencia en el caso de la exconcejala Juana Quispe Apaza sea ejecutoriada en los plazosestablecidos

Defensor del Pueblo entregó juguetes a privados de libertad para que estos los obsequien a sus hijos en el día de visita

Defensoría del Pueblo presentó la canción por los derechos humanos

¿Dónde está el Defensor del Pueblo en temas fragantes de derechos humanos que comprometen a personas, grupos sociales, Madre Tierra? Pues le traslado la pregunta a don Pedro Callizaya y sus funcionarios,  con la esperanza de que podrán dar mejores señales de su gestión al servicio de los derechos  humanos de los diez millones de bolivianos y no solo de algunos sectores privilegiados, ni tampoco obedezcan las órdenes del poder político.

El defensor del Pueblo, Rolando Villena, gestión del 2010 al 2016, nos dejó este mensaje claro: “Este día y cada día es para demandar,  reclamar y exigir que los derechos  dejen de ser enunciados abstractos,  ideales etéreos y leyes que no se cumplen  y se tornen en realidades comprensibles, exigibles y practicables”.

Es ahí donde la Defensoría del  Pueblo debe estar presente, viva y valiente. 

Hernán Cabrera es periodista y licenciado en Filosofía



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