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La curva recta | 05/11/2023

De nazis, judíos, palestinos y bolivianos plurinacionales

Agustín Echalar
Agustín Echalar

La crisis humanitaria que se está viviendo en el Cercano Oriente es de dimensiones mayores y cada muerte no pude dejar de conmovernos. Las personas toman partido de acuerdo a su visión de mundo y de acuerdo a sus fobias, algo que es natural y que es parte del problema, pero esta forma de tomar partido, es producto de lo que se lee o de lo que no se lee. Y cuando se lo hace, de seguro se despiertan más dudas que certezas. Sin embargo, hay algunas aseveraciones que se viralizan ya sea por ignorancia o por mala fe y que son ciertamente erróneas: una de ellas es comparar a los israelíes de hoy con los nazis de los años 30 y 40. O comparar la Franja de Gaza con el gueto de Varsovia (lo hace hasta gente muy leída).

Vayamos por partes, la barbaridad perpetrada contra los judíos en la Alemania nazi y los territorios ocupados por estos fue una persecución estructurada para su aniquilamiento que no puede ser comparada con lo que sucede ahora bajo ninguna circunstancia, salvo si se quiere, hacerlo con el accionar de Hamás hacia las familias judías el pasado 7 de octubre.

Comparar Gaza con el Gueto de Varsovia es no tener idea de geografía y de dimensiones ni del destino que tuvieron la mayoría de los habitantes judíos ni de la infraestructura que este tuvo; la comparación es en realidad una enorme estupidez: el gueto tenía una superficie que equivalía a un 1% de la Franja y una quinta parte de su población. Aclaremos que Singapur tiene solo el doble de territorio de la Franja y el doble de población.

El muro que rodea la Franja ha sido comparado (no con mucho entusiasmo por la izquierda, que quiere olvidar ese detalle) con el infame muro de Berlín; se debe recordar que el de la Franja fue construido para impedir ataques terroristas.

Una columna es demasiado corta para englobar el problema de Israel y Palestina, que tiene seguramente aspectos terribles en ambos lados, y por supuesto que no poseo todos los elementos para hacer un análisis profundo, pero lo claro es que las comparaciones arriba mencionadas no ayudan a entender la situación sino a confundirla aún más.

Ahora bien, el Gobierno de Arce, haciendo caso a los reclamos de Evo (tan amigo de Gadafi en su tiempo, y de los iranies hasta ahora), ha decidido romper relaciones con Israel, curiosa y errática actitud de nuestra cancillería que aplaude la invasión de Ucrania, que calla ante la aberración cometida por el gobierno de Gaza (no se debe olvidar que Hamás gobierna Gaza) y que reacciona de esta manera ante una acción israelí.

El estado Plurinacional tiene aliados impresentables (“se junta con gente más miserable para sentirse menos miserable”, podría decir algún personaje canino de ficción); con la ruptura de relaciones da un espaldarazo a Hamás (aunque parece una melgarejeada, como ir a luchar contra Francia por el desecho); con eso la cancillería intenta decir que no cree en el derecho del Estado de Israel a existir, porque ese es el fin último de Hamás.

¿Puede el mundo occidental permitirse la desaparición de Israel? Creo que no, por varios factores históricos y morales. ¿Fue la creación del Estado de Israel un error? Tal vez sí, eso da para debate. Pero debería poder haber una solución, Gaza podría ser un Estado exitoso, son 2,5 millones de habitantes y tienen una ubicación privilegiada, en el Mediterráneo (tiene el mar por el que tanto lloramos los bolis). Israel, Europa y el mundo podrían lograrlo.



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