Luis Arce Catacora dio finalmente la instrucción política a los altos niveles del gobierno y del arcismo, que vienen siendo lo mismo, para anular, inhabilitar, eliminar políticamente a Evo Morales. La orden del nuevo mandamás, según trasciende desde su entorno, se traduce en cerrar el cerco preparado contra el caudillo en los últimos tres años, a fin de que empiece a sentir cómo el círculo se achica, presiona, asfixia y hace imposible una salida amigable a la guerra interna, salvo una capitulación.
La determinación presidencial tiene, por supuesto, varias aristas políticas y ha sido lanzada después de que se exploró una buena cantidad de escenarios para superar lo que podría denominarse como un “empate catastrófico”, esta vez en el seno del MAS. Arcistas y evistas han empezado a transitar por la ruta hacia la batalla final, aquella que terminará cuando uno de los oponentes corte la cabeza del rival derrotado y la levante en señal de triunfo.
Evo Morales Ayma hizo un esfuerzo por reposicionarse a nivel nacional e internacional, de cara a los países del socialismo del siglo XXI. Intentó conducir la coyuntura partidaria hacia una salida que le resulte conveniente, sabiendo que el arcismo lo ha copado todo, excepto el Órgano Legislativo. Por lo visto, no consiguió la hazaña y ahora empieza a sentir en serio que el poder se le ha escurrido y que nunca más no volverá a sus manos.
Irónicamente uno de los ejes de la lucha del movimiento cocalero y campesino, hace tres décadas, fue “de la resistencia al poder”. Se consiguió el objetivo convirtiendo a Morales en el primer presidente indígena (febrero de 2006), y la irrupción de los sectores históricamente discriminados en espacios de toma de las grandes decisiones. Pero, el panorama se ha volcado completamente para el “líder de los humildes” y Arce se está encargando de dejarlo sin poder ni perspectiva. Por eso, lo tilda como el Lenín Moreno de Bolivia.
Contando con la lealtad de los cocaleros del Chapare y de grupos de campesinos del norte cruceño y de ciertas regiones del occidente, Morales se encuentra parado en este momento al centro de varios fusiles provistos con mira telescópica, listos para ser disparados. Corrupción al más alto nivel, protección al narcotráfico, ejecuciones extrajudiciales, despilfarro económico, pedofilia, bloqueo de nuevos liderazgos… ¿De cuál saldrá el proyectil que lo deje definitivamente fuera de carrera? ¿Serán ráfagas para evitar que se ponga en pie nuevamente?
Al ver las imágenes de Luis Alberto Echazú, un hombre de 74 años, ser ingresado a celdas policiales sin ninguna atenuante, ni siquiera su edad, por irregularidades en 18 piscinas de evaporación y un millonario daño económico al Estado, quedó claro que el arcismo ha puesto en marcha la ofensiva final. Confieso que por un instante imaginé ver al caudillo enmanillado, custodiado por agentes de la Policía, cruzando hacia el interior de las celdas policiales, en calidad de aprehendido.
Desde el ámbito del análisis político se ha argumentado que Evo Morales es sinónimo del MAS-IPSP y viceversa, que la ascendencia del caudillo sobre el partido es difícil de romper, sobre todo en momentos electorales. El arcismo discute si la sigla del MAS podría traerle complicaciones más que beneficios, sobre todo por la asociación que pueda realizar el electorado con graves pecados cometidos por el régimen de los 14 años como la corrupción, el narcotráfico, la violación de Derechos Humanos y otras aberraciones.
El primer intento, en esa línea, fue el que hizo el vocero gubernamental al señalar públicamente que el “proceso de cambio está agonizando” y que habría que superar ese ciclo en Bolivia, casi 20 años después. La idea es marcar distancia entre lo que pueden representar Arce y el arcismo para el país versus Morales, el MAS-IPSP y el proceso que tuvo un ciclo virtuoso entre el 2006 y 2009, y luego fue envilecido y perdió sus contenidos de transformación.
¿Podrán Arce y el arcismo ofrecer algo realmente nuevo al país? ¿Podrán Arce y el arcismo aparecer como una opción distinta deshaciéndose de Morales y reinventando la sigla? Un solo ejemplo para mostrar que no será así. La denuncia de un diputado del evismo de tráfico de influencias del mandatario en favor de su hijo menor para que haga un negocio agroindustrial redondo en Santa Cruz no camina en el Ministerio Público y puede acabar en la impunidad. Al final será el electorado el que defina el futuro político país.
Edwin Cacho Herrera Salinas es periodista.