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La curva recta | 23/03/2025

Chi, las mujeres y la Biblia

Agustín Echalar
Agustín Echalar

El señor Chi no dijo lo que dicen que dijo, vale decir, no dijo que los hombres son superiores a las mujeres. De hecho la entrevistadora, la señora Ximena Antelo, que es bien ducha, le preguntó a quemarropa si él creía que los hombres eran superiores a las mujeres y él dijo que no; lo que afirmó en realidad es que está en desacuerdo con el feminismo que propugna que las mujeres son superiores que los hombres. Es algo que ciertos colectivos feministas sí propugnan, aquellos que por ejemplo consideran y estigmatizan a los hombres como potenciales violadores, como las del sonsonete “el violador eres tú”, por ejemplo.

Ahora bien, el problema con Chi es que su postura es de todos modos extremadamente conservadora, él piensa que el mundo puede estar en orden si se siguen las normas que él dice están en la Biblia, donde hay una familia compuesta por un hombre y una mujer, el hombre sale a trabajar y la mujer se queda a cuidar y educar a los niños.

A primera vista la idea no parece ofensiva, en primer lugar porque hay más trabajo de rendimiento físico que de rendimiento intelectual y los hombres en general tienen más fuerza física; ahí sí hace sentido, que salga a trabajar quien tiene más fuerza física y eventualmente ganar más.

Si a eso añadimos que la inmensa mayoría de los bolivianos son personas conservadoras y machistas (una muestra de eso es la escasa cantidad de choferes de taxi o de minibús que hay en las ciudades) podría decirse que el señor Chi está en plena sintonía con las mayorías nacionales. De ahí que es posible que Chi sea el mejor antídoto contra el MAS. Eso sí, siempre hay que temer que el remedio pueda ser peor que la enfermedad.

Un grupo de empresarias ha echado el grito al cielo y está pidiendo a Chi que se disculpe; ellas lo hacen desde una cierta torre de marfil, como lo pueden hacer las agrupaciones intelectuales, pero ambos grupos son nomás una minoría y de hecho minorías privilegiadas, que pueden desarrollar visiones más sofisticadas del mundo. 

La idea de la familia tradicional –padre proveedor, madre que cuida a los hijos– ha sido fundamental para la estructuración de la mayoría de las sociedades y sigue una cierta lógica biológica: tiene que ver con el amamantado, pero ha sido parte también de la relegación de la mujer y de la subordinación de esta. Eso está siendo superado, poco a poco, y no necesariamente gracias a las estridencias estilo “galindesco” sino a partir de pasos más serios que se dieron a lo largo de siglos.

El problema con el mensaje de Chi es su adscripción a la Biblia, el hecho de que se la tome más en serio de lo que hacen los obispos católicos; esa milenaria propuesta de estructuración de una sociedad tuvo sin lugar a duda sus resultados positivos y fue tan estricta porque con un avance tecnológico tan rudimentario, era importante crear normas muy duras.

La modernidad, dicho sea de paso, producto del capitalismo (tan detestado por muchos grupos feministas), ha hecho que la sociedad se vuelque hacia un mayor hedonismo, hacia el derecho al placer y por ende al derecho a la libertad sexual. Mientras más rica es una sociedad, más hedonista es y los miembros más privilegiados de esa sociedad serán los que gozarán más de ese derecho al placer.

Si la señora Antelo hubiera ido un paso más y le hubiera preguntado a Chi sobre las uniones de hecho entre personas del mismo sexo, por ejemplo, hubiéramos tenido una imagen más clara de cuan ultramontano es este personaje.

Tal vez lo ideal en términos electorales sería que el señor Chi logre debilitar al MAS, cuya clientela, aunque Ud. no lo crea, es tan conservadora como la del de este señor coreano; lo que deseamos es sin embargo, que Chi no llegue a sustituir al MAS.

Chi está en mayor sintonía con los bolivianos de lo que cierta intelectualidad puede creer, pero las cosas están cambiando y gracias a la vilipendiada globalización, el internet llega a casi los últimos rincones del país.  Los valores cristianos están en franca decadencia, con todos los riesgos que eso implica. Sodoma y Gomorra están a punto de ganar esta partida (ello implica cosas buenas, como la libertad y el placer) pero no está dicha la última palabra.  ¿Está el mundo empezando a volver a una asfixiante normalidad bíblica al gusto de Chi? ¿Está Bolivia camino a un conservadurismo sin haber logrado cruzar las barreras de una mayor liberalidad?



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