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Energética | 07/10/2023

Bolivia: de corazón energético exportador a importador

Álvaro Ríos
Álvaro Ríos

No sé cual está más al fondo. El futbol de Bolivia o su situación energética. El análisis del futbol lo dejaremos a Jaime Galarza, gran conocedor de esta temática. Yo me abocaré a analizar y vaticinar lo que aconteció, acontece y acontecerá en materia energética en el país si no se generan cambios drásticos en el modelo energético y además muy rápidamente.

En primer lugar, desde el año 2013 conocíamos que la producción de petróleo, gas y condensado comenzarían a declinar a partir del 2015. Advertí hace una década que no podríamos cumplir nuestros contratos de exportación de gas natural sino tomábamos decisiones para generar mayor exploración. Nos tildaron entonces de pseudoanalistas, “gasólogos neoliberales”, alarmistas, etc. etc.

Más por el contrario, si nos retrotraemos y miramos noticias de energía de Bolivia entre 2013 y 2019 encontramos que había anuncios de que nos convertiríamos en el corazón energético exportador de la región y que teníamos un mar de gas debajo de la tierra. 

El tiempo nos ha dado la razón y en 2015 llegamos a un pico cercano a los 60 millones de metros cúbicos de produccion de gas y la declinación comenzó entonces. No había de otra, y se tuvo que reducir el contrato con Brasil, de 30 millones de metros cúbicos día a 20 millones. Paralelamente no se pudo cumplir con el contrato de gas con Argentina, que llegaba a 23 millones y solo pudimos entregar 18.

A la fecha, hemos reducido severamente el envío de gas a Argentina y en 2024 dejaremos de entregar el energético. Al Brasil, a la fecha se envía mucho menos de los 20 millones estipulados en el contrato, que va hasta 2024. No es que no exista demanda en ambos países. El Gobierno argentino está haciendo malabares para adelantar la inauguración de la infraestructura necesaria para dejar de depender de Bolivia. En Brasil hay preocupación por el abastecimiento y buscan ahora gas de Argentina y otras fuentes.

La capacidad de producción promedio de gas el 2024 se situará en 34 millones de metros, de los cuales debemos separar 14 millones para el mercado interno. Es decir, nos quedarán 10 millones para exportar. Y así, si nos proyectamos al 2029/2030 cuando nuestra produccion llegue a 14 MMMCD, no tendremos capacidad exportadora y se comenzara a importar gas natural.

El gas es solo un tema de preocupación. Lo de los líquidos es doblemente preocupante. Si declina el gas declina también la producción de GLP y condensado y las importaciones se tornan cada vez mayores. Este 2023 el país requiere cerca de 80.000 barriles por día de gasolina y diésel. Se importarán cerca al 40% de la gasolina (ya apoyada por el alcohol) y 80% del diésel. La planta de biodiesel podría sumar 1,500 BPD que tiene poco impacto. Las proyecciones indican que 2024 se comenzara a importar GLP y como hemos dicho el 2029/2030 gas natural.

Si no damos un golpe de timón muy pronto en materia de incentivos y se concreta una nueva exploración de manera masiva, el 2030 la balanza energética será deficitaria en aproximadamente 5.500 millones de dólares. Repito, sino hacemos algo drástico y muy rápido.

La pregunta del millón es si el país está preparado o puede darse el lujo de importar todas sus necesidades energéticas y de hidrocarburos por los próximos 20/30 años, y además subsidiarlas. Personalmente creo que no.

Si es cierto que YPFB tiene un Plan de Reactivación del Upstream con 42 proyectos, queda la duda si existen los dólares para encararlos. Es cierto que algo de nueva produccion de petroleo (2.000 a 3.000 barriles por día) se puede dar, pero esto no cambia la ecuación energética del país hacia el 2030.

El país no debe llegar al abismo y convertirse en un corazón importador de Sudamérica.

Exministro de Hidrocarburos y actual socio director de Gas Energy Latin América.



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