Ingenuidad, ¡qué maravilla sería apoltronarse en esa seductora cualidad del candor en lo que dicen y hacen nuestros gobernantes! Dejarnos abrazar y acurrucar por sus palabras sin objetar ni contrariarlos en nada. En fin, creerles como si fueran una divinidad trasportada a la tierra para nuestro esmerado cuidado. Y confiar y confiar embriagados en sus santas palabras hasta que el purgatorio nacional se convierta en un verdadero infierno. Pero por la filosofía aprendimos que si queremos acercarnos a la verdad lo hagamos a través de preguntas perspicaces, porque nuestra salvación solo radica en mantenernos con los ojos abiertos.
Veamos.
El presidente Luis Arce declinó públicamente su candidatura. Sinrazón 1: no se postulará como candidato a la presidencia por la unidad del bloque popular; ¿pero acaso no fue por su afán de ser el único candidato del MAS que se dio a la tarea de fracturarlo? Sinrazón 2: no facilitará un proyecto de derecha fascistoide; ¿el MAS progresivamente fue orillando al país hacia una multicrisis nacional, no sería lo más sensato buscar una opción en la vereda de enfrente (llámese como se le llame) puesto que todos los del lado masistas están implicados en la multicrisis nacional? Sinrazón 3: para defender su Estado Plurinacional y sus conquistas populares; pero ¿quiénes realmente están gozando de la conquista y su prolongación en el poder… los indígenas que siguen mendigando en la calle y los informales que las engrosan? ¿No son los indígenas y los informales los que (con el resto de la población) están sufriendo la crisis económica ajenos completamente a los privilegios de estar instalados en la Casa Grande “del” Pueblo? ¿No son únicamente los masistas quienes obtienen beneficios a costa del daño a todos los restantes bolivianos? Sinrazón 4: llamado a Andrónico Rodríguez para profundizar su revolución; ¿puede uno de los implicados en la revolución masista sacarnos de la involución en la que se convirtió?
Y después de darnos su memorable discurso presidencial como si fuera el Discurso Fúnebre de Pericles, salió en andas a la Plaza Murillo. ¡Cuánta mediocridad rastrera y mediocridad pomposa en los hombros de esos pocos seguidores! Recurro nuevamente a Ambrose Bierce en su Diccionario del diablo: “Política, s. Conflicto de intereses disfrazado de lucha de principios. Manejo de los intereses públicos en provecho privado”. Y, los políticos, si no son de risa, son de llanto.
Abrir los ojos, salir de la ingenuidad fue
siempre la salvación del ciudadano común frente a los poderosos de toda estopa
que se los cierran y quieren perpetuarlos en una ingenuidad bastante parecida a
la estupidez.
César Rojas es comunicador social y sociólogo.