El primer ministro de Siria, Mohammed Jalali, anunció su decisión de transferir el poder al Gobierno de Salvación.
Brújula Digital|Agencias|09|12|24
El primer ministro de Siria, Mohammed Jalali, anunció su decisión de transferir el poder al Gobierno de Salvación, liderado por rebeldes, tras la huida de Bashar al-Asad a Rusia.
Este cambio marca el fin de 13 años de guerra civil y más de 50 años de dominio de la familia Asad, dejando a los sirios entre la esperanza y la incertidumbre sobre el futuro del país.
En Damasco, la normalidad comenzaba a restablecerse, con tráfico en las calles y algunos ciudadanos aventurándose fuera de casa tras el toque de queda nocturno, afirma Reuters.
Sin embargo, la mayoría de los comercios seguían cerrados, mientras combatientes rebeldes se reunían en la plaza central de los Omeyas. Uno de ellos, Firdous Omar, expresó su deseo de dejar las armas y regresar a su vida como agricultor.
El traspaso de poder, que podría tomar varios días, fue negociado entre Jalali y líderes rebeldes como Ahmed al-Sharaa, conocido como Abu Mohammed al-Golani. La nueva administración de transición estará encabezada por Mohamed al-Bashir, antiguo líder del Gobierno de Salvación.
El avance rebelde, liderado por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), marca un cambio crucial en el Medio Oriente. Este grupo, que en el pasado estuvo vinculado a Al Qaeda, busca presentarse como una fuerza renovadora en Siria.
Su líder, Golani, prometió reconstruir el país y otorgó amnistía a los soldados reclutados bajo Asad, según Reuters.
La caída de Assad supone también un debilitamiento de la influencia de Irán y Rusia en la región, mientras que Turquía emerge como un actor más fuerte. Por otro lado, miles de refugiados podrían regresar a sus hogares tras años de exilio.
En las áreas leales al régimen, como Qardaha, el trato de los rebeldes hacia los residentes ha sido pacífico hasta ahora.
Sin embargo, persisten interrogantes sobre el futuro de las bases rusas y las acciones militares de Israel y Estados Unidos, que han intensificado ataques para evitar que las armas del régimen caigan en manos peligrosas. Siria comienza así una nueva etapa llena de desafíos.
BD/MS