Por primera vez en todos los procesos electorales realizados hasta ahora, se han dado ciertas circunstancias que generan algún optimismo en los círculos políticos de la región
Brújula Digital|Agencias|27|07|24|
El continente americano espera con el aliento contenido las elecciones presidenciales que se realizarán este domingo en Venezuela y que podrían marcar el fin de la dictadura de Nicolás Maduro.
Por primera vez en todos los procesos electorales realizados en Venezuela hasta ahora, se han dado ciertas circunstancias que generan algún optimismo en los círculos políticos de la región sobre que el régimen chavista acepte los resultados; esto se basan en la supuesta oferta de inmunidad para los jerarcas de la dictadura que encabeza Nicolás Maduro si es que sale del poder.
Como en el pasado, también para este proceso electoral el régimen inhabilitó a candidatos presidenciales, específicamente a María Corina Machado, la principal líder política del país. Posteriormente fue inhabilitada otra figura relevante, Corina Yoris.
Sin embargo, sin recibir una explicación, el candidato Edmundo González sí fue aceptado por el régimen y ahora lidera todas las encuestas, en algunos casos por 30 puntos.
Existen versiones de que ha habido negociaciones conducidas por fuerzas políticas, tanto venezolanas como del exterior, para promover una elección que genere un cambio basado en darle inmunidad a Maduro y a las personas más importantes del régimen.
Esta opción es la única que podría servir para lograr el fin de un régimen dictatorial que tiene 23 años de existencia y que ha generado miles de muertos en ejecuciones extrajudiciales, 7,7 millones de exiliados por razones políticas o económicas, una economía destruida y una corrupción que ha enriquecido a niveles insospechados a Maduro y a la alta jerarquía del chavismo.
El sábado, un grupo de expresidentes latinoamericanos, entre otros el boliviano Tuto Quiroga, que debían ser observadores de la elección, fueron impedidos de abordar un avión en Panamá que los llevaría hasta Venezuela, lo cual generó preocupación en el continente. Junto con ellos han sido impedidos de ingresar al territorio venezolano otros políticos de Europa y América, y algunos fueron deportados una vez que ya estaban en Caracas.
En recientes días, dos presidentes y un exmandatario considerados de izquierda, Lula da Silva, de Brasil, Gabriel Boric, de Chile, y Alberto Fernández, de Argentina, hicieron declaraciones demandando al régimen de Maduro que acepte los resultados del domingo, sean cuales fueran.
Los tres criticaron también que Maduro amenace con violencia si pierde su candidatura frente a la del opositor González.
Todas las encuestas independientes establecen que González tiene holgada ventaja sobre Maduro, un presidente de escasa popularidad y ninguna legitimidad.
De hecho, si en Venezuela hubiera habido elecciones libres y democráticas, Maduro ya debería haber salido del poder en los primeros comicios en los que participó, en 2013, pero el organismo electoral, que depende del Poder Ejecutivo, sancionó su victoria. La dictadura lleva ya 23 años en el poder. Primero gobernó Hugo Chávez (1999-2013) y, a la muerte de este lo sucedió Maduro.
Ahora, con las supuestas y silenciosas negociaciones para que salga del poder a cambio de inmunidad, existe alguna luz de esperanza.
BD/RPU