Brújula Digital, en alianza con la Fundación Milenio, publicará bisemanalmente (los lunes y viernes), extractos del Plan Bicentenario, elaborado por esa entidad especializada. Estamos seguros que las ideas expresadas serán de gran utilidad de los lectores.
Brújula Digital|13|06|25|
Alimentos
Según la proyección de la FAO, para el 2050 la producción de alimentos deberá incrementarse en al menos 60%. El mayor consumo en los países emergentes representa un mercado potencial enorme, y la participación de Sudamérica como productor es creciente.
- El mercado global de soya crece un 7% anual. Bolivia ocupa el décimo lugar como exportador mundial, y el cuarto lugar en Sudamérica, detrás de Brasil, Argentina y Paraguay.
- La oferta mundial de maíz es deficitaria; los mayores productores en la región son Brasil y Argentina (también son exportadores Perú y Paraguay).
- El mercado de trigo ha venido creciendo a tasas anuales entre 2 y 5%; Argentina y Paraguay son exportadores netos. Bolivia, en cambio, importa más de la mitad del trigo que consume, gastando más de 100 millones de dólares por año, a pesar de sus condiciones naturales favorables para incrementar sustancialmente la producción triguera nacional.
- La producción global de carne bovina ha aumentado a un ritmo anual de 1%; se proyecta que las exportaciones en 2026 serán 14% más que en 2020. Cuatro de los principales exportadores están en Sudamérica: Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay. Bolivia ha incursionado recientemente en los mercados internacionales con logros promisorios, principalmente países de Asia; también exporta a Perú y Ecuador.
- La demanda mundial de carne de pollo crece 1% anual, y las perspectivas de exportación desde Sudamérica son más que interesantes.
- El mercado externo de frutas es también promisorio, para productos tales como limones, bananas, papaya, asai, cacao silvestre y no silvestre, almendra chiquitana (Barú), chía y otros, que Bolivia produce.
Minerales
Las proyecciones indican que el mercado de metales debe crecer entre 2024 y 2032 a una tasa de 5.1%. A este ritmo, la demanda mundial de minerales se duplicaría aproximadamente cada 13.7 años, y sin que la producción mundial pueda seguirle el paso. Como consecuencia de ello, las inversiones en minería tienden a aumentar. A fines de la década pasada, la inversión en proyectos exploratorios bordeó los USD 20.000 millones; Latinoamérica captó una cuarta parte de esa inversión. Bolivia, entretanto, no figuró en las estadísticas internacionales por su conocida sequía de inversiones exploratorias. Un dato significativo es que de los 38 minerales críticos (esenciales para las nuevas tecnologías), catalogados en la Ley de Energía (2020) de Estados Unidos, Bolivia posee 31 de ellos. Ello confirma el gran potencial minero del país en su vasta geografía andino-amazónica.
Turismo
Los datos de la Organización Mundial del Turismo Mundial indican que en 2024 el turismo internacional ha logrado recuperarse a los niveles de antes de la pandemia, con un número estimado de 1.300 millones de llegadas internacionales. Según sus estimaciones preliminares, los ingresos por turismo internacional llegan a 1,4 billones de dólares, equivalente al 3% del PIB mundial. Asimismo, la OMT prevé una recuperación total en Latinoamérica, que sigue posicionándose en el mercado internacional. Brasil y México se mantienen a la cabeza como los destinos más elegidos, y se anticipa un aumento del 13% en los ingresos del mercado de viajes y turismo para toda la región.
En Bolivia la tendencia es también de recuperación. Según los datos de CEBEC-CAINCO[1], en 2019 (el año de mejor desempeño) el país recibió 1,2 millones de personas, lo que implicó ingresos externos equivalentes al 9,5% del total de las exportaciones; un porcentaje superior al promedio latinoamericano. Si bien el mercado turístico boliviano es más modesto en comparación con otros países de Sudamérica, su potencial de crecimiento podría ser importante dada la riqueza y el atractivo de su patrimonio natural y cultural boliviano.
Servicios digitales
En América Latina, mientras que los sectores tradicionales han representado menos del 90% de crecimiento acumulado en las exportaciones basadas en el conocimiento entre 2005 y 2018, el sector de servicios digitales ha logrado un crecimiento del 145% en el mismo período en la región latinoamericana. Esto corrobora la existencia de un amplio mercado internacional para la industria digital, que, naturalmente, abre una nueva oportunidad a la innovación, el emprendimiento y el talento humano. De hecho, Bolivia ha tenido un avance importante en la exportación de servicios digitales, como son los servicios de terciarización, las tecnologías de información (principalmente desarrollo de software), y otros procesos de negocios basados en conocimiento.
Cada vez más, las mismas economías emergentes se afirman como mercado de destino para las ventas de servicios digitales. Así, por ejemplo, según datos de CAINCO[2], Latinoamérica importa USD 58 mil millones, siendo los más relevantes Brasil (58%), Argentina (12%), Chile (9%), Colombia (7%), y Perú (5%). El mercado regional es también una gran oportunidad para empresas bolivianas, singularmente en los servicios de menor complejidad tecnológica. De acuerdo con CAINCO, este sería el caso de algunos servicios BPO o servicios profesionales de contabilidad, ingeniería y arquitectura, sin que ello implique dejar de lado otros de mayor sofisticación tecnológica como el desarrollo de software (a medida o como maquila), servicios prestados a través de un software (SAAS), o incluso producción audiovisual, animación o videojuegos.
Texto tomado del Plan Bicentenario, Fundación Milenio. Autores: Henry Oporto (coordinador), Alan Bojanic, Manuel Contreras, Rubén Ferrufino y Luis Carlos Jemio; colaboraciones de Armando Álvarez, Gerardo Garrett, María Machicado, Fernando Lavadenz, Julio Linares y Mauricio Medinaceli.
[1] CAINCO: Propuestas que suman. Ideas para repensar la economía boliviana. Agosto de 2024, p. 84.
[2] Ibid., p. 87