Brújula Digital|25|04|25|
Hugo Siles Espada
En el contexto de una crisis económica multifacética, el debate sobre el incremento salarial para 2025 en Bolivia ha cobrado relevancia. El aumento salarial en las actuales condiciones podría promoer el estancamiento con inflación (estanflación) y agravar el déficit fiscal y la escasez de divisas.
Este artículo analiza los 12 factores críticos que inviabilizan el incremento salarial.
Crisis Económica Generalizada: Los tres sectores de la economía boliviana –público, privado y externo– experimentan un descenso en sus actividades. El crecimiento del PIB a septiembre de 2024 cayó al 2,1%, la tasa más baja desde la pandemia de COVID-19 en 2020. Este escenario no ofrece margen para incrementos salariales sin afectar la estabilidad macroeconómica.
Alto Riesgo-País: Bolivia registra más de 20,96 puntos en el índice de riesgo-país, el más alto de Sudamérica después de Venezuela. Un incremento salarial aumentaría los costos laborales, ahuyentando la inversión extranjera y agravando la percepción de riesgo.
Déficit Comercial: En 2024, el déficit comercial alcanzó los 847 millones de dólares, generando escasez de divisas y encareciendo las importaciones de materias primas y bienes de capital. Un aumento salarial reduciría aún más la competitividad de las empresas locales.
Contracción del Crédito: Los créditos bancarios crecieron solo un 4% en 2024, frente al 10% de años anteriores. Sin acceso a financiamiento, las empresas no pueden invertir, producir o crear empleo formal, lo que hace inviable un incremento salarial.
Caída de las Reservas Internacionales Netas (RIN): Las RIN llegaron a 1.976 millones de dólares en 2024, insuficientes para cubrir la demanda de importaciones. Un aumento salarial presionaría aún más las ya escasas divisas para importar y seguir haciendo negocios formales.
Desaceleración en la Creación de Empresas: La base empresarial creció solo un 2,8% en 2024, la tasa más baja en cuatro años. Esto refleja un entorno poco favorable para la creación de empresas, inversión y el empleo formal.
Conflictos Sociales: En 2024 se reportan más de 1.200 conflictos sociales. Los bloqueos y protestas generan pérdidas para las empresas y aumentan el riesgo-país, creando un círculo vicioso que desincentiva la posibilidad de crear empresas.
Escasez de Hidrocarburos: La falta de diésel y gasolina frena la actividad empresarial, mientras que la demanda de gas en 2026 superará la oferta. Una crisis energética limita aún más la capacidad productiva del país y la creación de empresas con salarios altos.
Tratamiento Desigual entre Sectores: Mientras las empresas públicas pueden incrementar salarios bajo ciertas condiciones (como utilidades operativas por tres años, DS 2348), el sector privado no cuenta con los mismos recursos, generando inequidad.
Altos Aportes Patronales: Por cada 100 bolivianos de salario, los empleadores deben aportar 48 bolivianos en obligaciones laborales, lo que encarece la mano de obra y reduce la competitividad.
Convenio 131 de la OIT: Bolivia debe consultar con empleadores y trabajadores antes de fijar salarios mínimos, pero el contexto actual no favorece un aumento sin consenso.
Inflación y Empleo Informal: El salario mínimo nacional (SMN) creció 2,7 veces más que la inflación entre 2010 y 2024, promoviendo la informalidad laboral (86,2% según INESAD). Un nuevo incremento podría acelerar la inflación y profundizar la informalidad.
Impactos del incremento salarial
Mayor Inflación: La inflación a 12 meses acumulada a marzo de 2025 alcanzó el 13,87%. Un incremento salarial podría exacerbar esta tendencia, encareciendo aún más los bienes y servicios.
Estancamiento del crecimiento. Organismos como el BM y FMI estiman para 2025 un crecimiento en torno al 1%, el incremento salarial contraerá la demanda de productos formales nacionales impulsando las importaciones formales e informales (contrabando) y afectando al crecimiento.
Aumento del Déficit Fiscal: El sector público ya enfrenta un déficit del 10,9% del PIB. Un incremento del 10% en el haber básico implicaría un gasto adicional de Bs. 2.800 millones, agravando la inestabilidad macroeconómica.
Presión sobre las Empresas Privadas: Estas ya lidian con el alza de costos de importación, escasez de combustibles y caída de ventas. Un aumento salarial las pondría en mayor riesgo.
Crecimiento de la Informalidad: El SMN alto ha incentivado la informalidad laboral. Un nuevo incremento podría empeorar esta situación, dejando fuera del beneficio al 86,2% de la fuerza laboral.
El incremento salarial en 2025, en las actuales condiciones económicas, representa un riesgo significativo para Bolivia. Con una economía frágil, alta inflación y un sector privado bajo presión, cualquier aumento podría profundizar la crisis. La solución parece estar en un diálogo tripartito que priorice la reactivación económica, la generación de empleo formal y la estabilidad macroeconómica, en lugar de medidas aisladas que podrían tener efectos contraproducentes.
Hugo Siles Espada es comunicador social y economista.