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Cultura | 10/10/2021

Black Widow

Black Widow

Por: Rodrigo Ayala Bluske

Una de las principales virtudes de La Viuda Negra, se encuentra en que ha podido apartarse de las dos principales líneas creativas de las películas de superhéroes del sello Marvell, esto es las películas con una fuerte carga humorística tipo Thor Ragnarock (2017), Iron Man (2008, 2010) o Guardianes de la Galaxia (2014), o las de historias de conspiración, cuyo mejor ejemplo es Capitán América y el Soldado de invierno (2014). En este caso los productores y la directora Cate Shortland, que entendemos no tiene antecedentes en el cine de superhéroes, optaron más bien por acercarse a una suerte de drama familiar. En general podríamos decir, que, sin renunciar a ciertos toques de humor, y obviamente, a la acción que da la cualidad a este género, se han acercado al drama, y hay que decir el resultado es superior a otros intentos que se hicieron en ese terreno, especialmente algunos de la compañía rival DC.

El planteamiento inicial de Black Widow le debe mucho a la serie de televisión The Americans (2013-2018); allí se narraba la vida de una familia de “topos” durmientes soviéticos, infiltrados en Estados Unidos, que a lo largo de su vida se veían obligados a lidiar con su doble condición, por una parte, el ser una “familia” (los padres, a pesar de haberse unido debido al espionaje, eran los progenitores reales de dos niños), y por otra el ser espías en actividad. En nuestro caso, el “origen” de Black Widow – Natasha Romanov, se encuentra en un esquema similar, aunque con la diferencia de que tanto los padres, como las dos hijas fueron “ensamblados”. Una vez que el grupo de espías termina la misión, se separan y cada cual recorre su propio camino: la “viuda negra” y su hermana pequeña como asesinas al servicio del estado, el padre como un superhéroe soviético análogo al Capitán América y la madre como una científica apegada al villano principal.



Al inicio de la historia, la heroína, prófuga en ese momento, se reencuentra con su hermana, quién le revela que el villano (el que separó la familia años atrás), ha desarrollado un sistema para dominar la mente de determinadas “asesinas” a su servicio. Ambas deciden eliminar definitivamente al personaje, y para ello deben reencontrarse con sus progenitores postizos.

Si no estuviera aderezada con diversas escenas de acción bien llevadas y por toques de humor equilibrados, seguramente la historia destilaría altas dosis de cursilería: los cuatro personajes se van acordando de que, a pesar de las circunstancias, el grupo que formaron durante su estancia en Estados Unidos, fue lo más parecido que conocieron a una familia. Y a pesar de los intereses contrapuestos, todos terminan redimiéndose de los pecados el pasado y recomponiendo los lazos que los unieron anteriormente.

Black Widow también es parte de la tendencia, mediante la que el cine norteamericano se está aggiornando, adaptándose a los nuevos tiempos y por tanto potenciando a las heroínas mujeres; el caso por ejemplo de la Mujer Maravilla (2017, 2020), y de Harley Quinn con el Escuadrón Suicida (2016, 2021) y Aves de Presa (2020). En este caso es notorio el rol “rector” de las mujeres en el desarrollo de la historia (las hermanas y la madre).

En Black Widow también se pueden percibir los enormes esfuerzos que están haciendo las grandes compañías por mantener vivo un género, que hace tiempo parece haber llegado a su tope creativo. ¿Cómo hacer para renovarse creativamente, sin arriesgar los cientos de millones que generalmente se gastan en este tipo de emprendimientos?; ese es el callejón que al parecer no tiene una salida evidente, en la medida en que se trata de un género de estructuras rígidas, al que no le queda más remedio que copiarse “ad aeternus”.

Por otra parte, la película ha sido víctima de este momento de transición en las formas de exhibición a nivel mundial, en las que nadie sabe a ciencia cierta si habrá un cambio definitivo hacia los estrenos en las plataformas de streaming, o si las multisalas recuperaran el esplendor pre – pandémico. De ahí la demanda legal que la Disney, su gigantesca productora ha tenido que afrontar por parte de la protagonista.

Con el cine de superhéroes va ocurriendo lo que paso con el western cinco décadas atrás: todos saben que está agotado y que algún día cansará al espectador; sin embargo hasta que la  predicción se concrete en sendos fracasos comerciales, las cintas del género seguirán poblando los cines y también por lo que se ve, las plataformas de streaming. 

Rodrigo Ayala Bluske es cineasta y ensayista



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