Brújula Digital|05|09|24|
Luis Antonio Serrano, Tuko
Ese es el peligro de ver buen cine. Uno deja la sala y no es el mismo, algo ha cambiado en su conciencia y en su alma. Acabo de verla en la premiere de Santa Cruz.
Mano propia, el nuevo filme del reconocido cineasta boliviano Rodrigo Patiño, que estará en salas desde el 19 de este mes en el país, toma la premiada crónica de Roberto Navia Tribus de la Inquisición, para llevar a la pantalla grande una historia escalofriante: el linchamiento de un grupo de jóvenes ocurrido en Ivirgarzama el año 2013.
Rodrigo Patiño, de películas como Muralla y Pseudo, es un indagador de las áreas más oscuras del alma humana, ya lo ha hecho en sus anteriores trabajos y esta vez repite el ejercicio con mayor maestría. La historia está contada con todo detalle y sin fisura alguna. En lo personal me ha remitido a la Crónica de una muerte anunciada, en el sentido de que el relato de un hecho del que se sabe el curso que va seguir no cede en intensidad ni en interés hasta el último minuto. Gran desafío y magnífico resultado de Gory Patiño.
No puedo decir que algo en particular es lo más destacado de este filme, la suma de los aciertos no me permite ver los errores, si los hubiera. Por ejemplo cada personaje está interpretado con perfección, el padre que arriesga la vida por sus hijos, el fiscal que se apega a los procedimientos para saciar su propio deseo de justicia, en fin, el nivel es óptimo. Lo propio sucede con los otros factores que hacen un trabajo audiovisual. La creación de cada escena, el ritmo de narración, la tonalidad de los colores; todas piezas se ensamblan con armonía. Mención especial para la música de Cergio Prudencio, quien ya tiene varios trabajos similares para otras películas, contribuye con obras de alto valor artístico. En fin, la totalidad transmite, con una estética impecable, un mensaje devastador: un grito para condenar la justicia mal entendida, que es la peor injusticia.
Qué bueno saber que un hecho ocurrido en una población del valle boliviano, en Ivirgarzama, es una historia para ser contada y entendida a plenitud en el rincón más remoto del planeta que habitamos, porque la lucha contra la injusticia y el amor de los padres a los hijos son tan universales como la vida y como la muerte.