Además de periodista, Mario Frías Infante es traductor de obras clásicas en griego y latín
Mario Frías Infante fue homenajeado en la Universidad Católica Foto/Brújula Digital
Brújula Digital |10|02|23|
La Universidad Católica Boliviana realizó un sentido homenaje a la trayectoria del docente, periodista y traductor de lenguas clásicas Mario Frías Infante.
Tras la entrega del galardón por parte de la rectora de la sede La Paz, Ximena Pérez Arenas, los asistentes aplaudieron de pie durante largos minutos a Frías Infante, reconocido tanto por su calidad profesional como por su modestia.
Frías Infante es uno de los pocos traductores latinoamericanos de obras clásicas en griego y latín.
A su turno, el rector nacional de la Universidad, padre José Fuentes Cano, la directora del Departamento de Cultura y Arte, Alejandra Echazú, y el catedrático Libardo Tristancho, destacaron la carrera del homenajeado.
“Estoy muy satisfecho con este premio, muy agradecido”, dijo Frías Infante a Brújula Digital después del evento, agregando que una de las facetas más importantes de su carrera, pero inesperada, fue la de periodista.
En ese sentido, recordó que trabajó con Jorge Canelas, que fue director de Ultima Hora y La Razón, “del que aprendió mucho”, dijo.
Frías Infante agregó al medio que su interés en el latín y griego comenzó en el colegio, cuando un profesor ofreció enseñar esas lenguas en horario fuera de clases. “Al principio fuimos 50, pero al día siguiente ya éramos 20 y a los pocos días yo era el único estudiante”. Don Mario prosiguió el estudio de ambas lenguas cuando estudió Filosofía y Letras en Argentina. Frías Infante ha sido profesor de colegio y catedrático universitario de literatura clásica.
Estudió Literatura Clásica en el Instituto de Humanidades Clásicas de la Universidad Nacional de Córdoba y un posgrado en Lingüística Española en México.
La directora de Cultura y Arte dijo que “las habilidades de Don Mario lo han llevado a destacar en áreas que en este siglo XXI nos parecen misión imposible: traducir del griego al español obras fundamentales, fundacionales e imprescindibles como la Odisea, la Apología de Sócrates, el Critón, el Ion o de la poesía, Edipo rey y Antígona”.
Pero Frías también tradujo del latín libros como De senectute y de De amicitia, de Cicerón, y la Epistula ad Pisones, de Horacio. “En otras palabras, ha penetrado el corazón mismo de las lenguas y de las literaturas clásicas”, agregó.
Posteriormente expresó que “en ese viaje nos ha legado verdaderas joyas que atesoramos quienes sabemos apreciar su labor de vida, su dedicación, su inmensa pasión por compartir con generosidad sus conocimientos, no solo como traductor, sino también como educador”.
Frías Infante es académico de número de la Academia Boliviana de la Lengua, de la que fue vicedirector y director. Actualmente es vicepresidente de la Sociedad Boliviana de Estudios Clásicos.
Además de sus mencionadas traducciones, ha escrito los libros Gramática Castellana, Gramática Castellana Estructural, Carpeta de Ortografía y un Diccionario de Sinónimos.
Conocer el pasado
Tristancho, que es encargado de posgrado de Cultura y Arte, agregó que “la tarea de Don Mario ha sido la de ofrecer la posibilidad de encontrar, en las líneas traducidas, herramientas para el cuidado de nosotros mismos a partir del sentido y significado de los pensamientos profundos de grandes pensadores y nos ha permitido el ejercicio cotidiano del encuentro constante con la lectura de grandes clásicos”.
Dedicarse al estudio de las lenguas y de la literatura clásicas fue, en el siglo XX, una profesión admirable, destacada y respetada; hoy que estamos ya adentrados en el siglo XXI, nos parece una aventura para quijotes y, sin embargo, es evidente que esta dedicación es más necesaria que nunca. Su importancia radica en esa labor que en realidad es inalcanzable: comprender las grandes interrogantes que tuvo y tiene el ser humano desde que fue consciente de su propia vida en el mundo. En realidad, es la labor más loable del ser humano: pensar y expresar el pensamiento. La lengua es pensamiento expresado. Cultivar el conocimiento de la lengua es aprender a pensar de forma sólida, lógica, coherente.
También destacó el valor que tiene el oficio de traducir de lenguas clásicas el rector Fuentes. “Dedicarse al estudio de las lenguas y de la literatura clásicas fue, en el siglo XX, una profesión admirable, destacada y respetada; hoy que estamos ya adentrados en el siglo XXI, nos parece una aventura para quijotes y, sin embargo, es evidente que esta dedicación es más necesaria que nunca”, dijo.
Para el rector, la importancia de traducir esas obras es intentar comprender las grandes interrogantes que tuvo y tiene el ser humano desde que fue consciente de su propia vida en el mundo. “En realidad, dijo, es la labor más loable del ser humano: pensar y expresar el pensamiento. La lengua es pensamiento expresado. Cultivar el conocimiento de la lengua es aprender a pensar de forma sólida, lógica, coherente”.
Tener una pasión en la vida
Frías, por tu parte, en su breve discurso, contó algunas anécdotas de su vida y dijo que llegó a la filosofía y a la literatura y al periodismo de una manera imprevista. “En algún momento dado pensé que podía dedicarme a la medicina o estudiar ingeniería”, dijo.
“Pero la vida me ha llevado por otra senda, una senda que me ha dado grandes satisfacciones, sobre todo pensando que lo que he hecho puede ser de utilidad a los demás”, expresó.
Entre otras cosas señaló que nunca había pensado dedicarse a la docencia o al periodismo, pero fueron actividades que terminó abrazando.
Pero sobre todo su oficio de traductor de lenguas clásicas fue el que menos pensó ejercer: “si alguien me hubiera dicho eso hace años, hubiera pensado que me estaba tomando el pelo”.
Lo que es más importante, dijo Frías Infante, es tener una “pasión”, algo que “mueva a las personas, cualquiera que sea ésta”. De lo contrario, expresó, “la vida se vuelve gris y sinsentido”.
BD / RPU