La Perfección es una película que juega a ser sorprendente, que tiene como propósito principal lograr que el espectador no pueda prever el devenir de la historia.
Brújula Digital|18|07|21|
Por: Rodrigo Ayala Bluske
La Perfección es una película que juega a ser sorprendente, que tiene como propósito principal lograr que el espectador no pueda prever el devenir de la historia, y que a diferencia de otras que por lo menos en lo formal tienen el mismo objetivo (gran parte de las de suspenso), tiene éxito en su cometido.
En general, lo que ocurre con el cine “de género”, es que las cintas que se enmarcan en él, se atienen a las reglas establecidas en sus respectivos formatos, de tal manera que la diferencia en la calidad entre los distintos productos, se mide por la forma en que han encarado su construcción, la profundidad en el desarrollo de los personajes, la eficacia en el uso de los mecanismos establecidos, etc. Si bien en el cine detectivesco clásico (el que sigue la línea de las novelas de autores como Conan Doyle o Agatha Christie), la clave pasa por descubrir el autor final del crimen, que necesariamente tiene que sorprender al espectador, en general los pasos para llegar hasta ese final son casi siempre los mismos.
Son pocas las cintas contemporáneas entonces que se “juegan” a la sorpresa completa. En la mayor parte de los casos, lo que ocurre, es que director y guionistas, lo que hacen en realidad en un “rearmado” de los esquemas imperantes, en el entendido de que hay una convención establecida entre público y productores: los últimos brindan lo que los primeros esperan, y ahí se acaba generalmente la discusión.
Uno de los raros ejemplos de un thriller reciente que realmente se “esforzó” por sorprender al espectador, con una narrativa solida y un excelente tratamiento de los personajes es Entre Navajas y Secretos (2019), del director - guionista Rian Johnson, en el que logra renovar exitosamente el viejo esquema del asesinato en la vieja casa familiar.
En el caso de la cinta que comentamos, La Perfección, otro de sus atractivos es que a pesar de que se ubica en otro ámbito formal que tiene características propias, el de las “academias” o “escuelas” de música o de ballet, tipo El Cisne Negro (2010) por ejemplo, escapa sus tópicos (artistas atormentadas, artistas ejemplo de sacrificio, etc.)
En La Perfección, el director – coguionista, Richard Shepard, utiliza un mecanismo recurrente para sorprender al espectador; el de las situaciones que narran la trama de una determinada manera, pero que luego al complementarse con retornos al pasado (flashbacks), cambian de sentido. De esa manera, si en los primeros veinte minutos, por ejemplo, vemos a uno de los personajes acercarse a otro y comenzar a gritar sin motivo aparente, podemos pensar en que se trata de un trastorno psicológico, pero luego, si a mitad de la cinta, si el realizador nos muestra que el grito se debió en realidad a una puñalada del segundo personaje, concluiremos, que más que de un trastorno se trataba de la una conspiración (descubriendo que además que el segundo personaje, más que un amigo, es un villano malvado, encubierto, etc., etc.). Una cinta, que recientemente utilizó ese instrumento narrativo de manera muy efectiva fue Lovelace (2013), en el que en la primera parte se narra la vida de la estrella porno Linda Lovelace en forma normal, pero luego en la conclusión se cambia el sentido de esta al introducir flashbacks que descubren la forma en que había sido coaccionada y extorsionada para prostituirse y ser parte del mundo de la pornografía.
En La Perfección Shepard utiliza, no dos, sino tres veces el mecanismo descrito, merced a lo cual realmente logra capturar la atención del espectador, y de esa manera nuestra perspectiva de la historia va variando en forma permanente. Inclusive en sus mejores momentos el director introduce otro mecanismo narrativo interesante, el del Flasforward (el salto al futuro), lo cual agiliza el desarrollo de la historia (la escena que en la que el concierto de chelo da pie al inicio de la relación lésbica entre las protagonistas, es modélica en ese sentido).
Sin embargo, el problema de la película, es que la velocidad impresa, no esta complementada por la sustancia en cuanto al desarrollo de los personajes, y tampoco por la madurez de la idea central de la trama. Los giros argumentales no son acordes, por lo menos en las situaciones extremas, con la evolución psicológica de los protagonistas.
El planteamiento central de La Perfección, es universal y perfectamente adecuado a estos tiempos: la idea “absoluta” en cualquier ámbito de la actividad humana (religión, política, inclusive el arte), conduce al despotismo y al abuso, y evidentemente los descubrimientos de practicas emergentes de esa concepción ideológica en diversas iglesias, el renacimiento de las tendencias fascistas a nivel mundial, etc., nos hablan de su vigencia. El problema es que es tanta la preocupación del director por sostener los giros de la trama, que hace muy poco por desarrollar la idea.
En todo caso La Perfección, es una cinta atractiva, más aún frente a la enorme oferta de películas que no van más allá de la medianía. Vale para todos los espectadores en general, pero sobre todo para los amantes del suspenso. Actualmente se encuentra entre los títulos exhibidos por Netfilx, y si usted no cuenta con ese servicio, sin duda podrá encontrar una copia en una de las tiendas especializadas en la venta de películas.