Brújula Digital |3|3|20|
Jerusa Pozo
Algo muy interesante del cine en el último tiempo es el fenómeno de hacer “thrillers sociales”. Recordemos la aclamada “Get Out” de Jordan Peele (que es una mezcla de “Stepford Wives” y “El bebé de Rosemary”), que analizó en profundidad en 2017 el tema del racismo en la Norteamérica actual y el doble discurso de los liberales en torno a este tema.
Hace hasta unos años era poco probable que un filme como el del coreano Bong Joon-ho (“Parásitos”) se llevara el galardón a mejor película en la ceremonia de los Oscar, y no es para menos, se marcó un antes y un después. Nunca antes una película extranjera había ganado el premio al mejor filme.
Se podría decir que, a partir de ahora, Hollywood tratará de parecerse cada vez más al estilo de Bong Joon-ho (al cine asiático, en realidad). Tampoco sería sorprendente que se dé lugar a la versión norteamericana de “Parásitos”.
Algo que llama la atención es la mezcla de distintos géneros en una sola película. “Parásitos” empieza siendo una comedia oscura, tiene un punto de inflexión y pasa a ser un thriller con tintes trágicos. Y también tiene rasgos de terror. ¿Lo más perturbador? Que la parte de terror podría (tranquilamente) ser verídica. Las películas de Bong Joon-ho pasan a ser un género aparte por sí mismas.
Joon-ho bautizo a “Parásitos” como su “película de las escaleras” debido al uso vertical que se hace del espacio para poder mostrar simbólicamente la división de clases. No por nada, los Park, protagonistas de la historia, viven en una mansión rodeada de árboles a la que le llega el sol, mientras que los Kim, con los que se relacionan, viven en un subterráneo que se encuentra en una calle que periódicamente es fumigada y anegada.
Los Park viven simbólicamente encima de los Kim y esto se evidencia en una escena en la que parte de los Kim están escondidos debajo de un sofá. Es una escena clímax y peculiarmente Graciosa, pero también de suspenso.
Existen varias escenas de integrantes de ambas familias subiendo y bajando las escaleras en la casa de los Park. Según Joon-ho, las escaleras representan el ascenso y la transformación social que tanto añoran los Kim (de hecho, en el cine, las escaleras evocan cambios y transformación). Recordemos al Joker bailando y descendiendo de esas gradas. Claramente su transformación en el villano que todos recordamos había culminado.
En recientes películas, como “Us”, de Jordan Peele, las clases subterráneas emergen para reclamar lo que se les ha negado por mucho tiempo.
Volvamos a “Parásitos”. El señor Park reitera que le gusta que sus empleados ubiquen “su lugar y no crucen la línea”. Irónicamente los que cruzan la línea son los Park, disponiendo del tiempo, la vida y la dignidad de sus empleados. Pero terminan siendo los parásitos de la sociedad.
Por otro lado, en una de las escenas más incomodas, los Park observan que los Kim tienen un olor particular. Al principio, los Kim asumen que tienen el mismo olor porque son una familia, pero finalmente caen en cuenta de que ese olor no tiene que ver con sus lazos consanguíneos, sino que es el “olor a la pobreza”. Según Joon-ho, el olor corporal también es un asunto de clases.
El tema de las clases sociales ha estado presente en las últimas películas como “Joker”, “Los Miserables” y “Parásitos”, porque el cine es una caja de resonancia de los conflictos de este tipo.
Jerusa Pozo escribe de cine y temas culturales.