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Cultura | 27/12/2019   08:59

El Guasón, o la ciudad que se niega a dar amor

El Guasón, Arthur Fleck o Feliz, como lo llama su perturbada madre, está muy bien encarnado por Joaquin Phoenix, quien demuestra que un actor profesional debe ser capaz de la versatilidad que él da al personaje.

Brújula Digital |27|12|19|

Luis Antonio Serrano

Muchos comentarios han generado esta película, en proporción a lo esperada que ha sido. Sumo el mío, con la esperanza de aportar en algo.

Seré breve. Quien haya ido al cine esperando ver al clásico supervillano, archienemigo de Batman, con los rasgos de un insipiente criminal que liderará una banda de delincuentes; pues ha visto otra película, así de simple. Además del apellido Wayne, que es el de Batman cuando no ejerce de tal y la mención de Ciudad Gótica como el lugar donde suceden los hechos, veo pocas razones que me vinculen al Guasón “histórico”, para ser riguroso. Esta primera observación no es ninguna crítica negativa, sino todo lo contrario, porque para un cinéfilo, como el suscrito, es siempre mejor un filme libre de convencionalismos previos. Por eso me sentí muy cómodo viendo a un Guasón que no esperaba ver.

Ahora bien, seamos sinceros, el hecho que Todd Phillips dirija un film que parte de una cierta expectativa y acaba poniendo en pantalla algo inesperado, pero de buena factura en todos los planos de la realización cinematográfica, le permite cosechar muchos más elogios de los que merece realmente.

El Guasón, Arthur Fleck o Feliz, como lo llama su perturbada madre, está muy bien encarnado por Joaquin Phoenix, quien demuestra que un actor profesional debe ser capaz de la versatilidad que él da al personaje, al extremo de hacerlo danzar, no sólo con gracia sino también con arte, cada vez que se siente pleno y se encuentra consigo mismo después de cometer un asesinato.

Feliz es, en buena medida, criatura de una gran sociedad cruel. ¡Vaya novedad! Se ve la clásica inmensa ciudad, donde en paralelo al progreso crecen las miserias humanas, los débiles son aplastados y los enfermos, como es el caso de Arthur Fleck, que tiene una risa nerviosa que no puede controlar, son excluidos. Es un hombre lleno de pesares que carece de lo que más necesita: comprensión. No surge de un mundo donde la violencia sea el rumbo seguro a transitar, son sus angustias irresueltas las que lo llevan por allí. Nadie apostaría a que este individuo vaya a ser el Guasón que le haga la vida a cuadritos a Batman y a la ciudad que él protege.

Sólo una palabra para Robert De Niro: ¡Excelente! El acto hace de Murray Franklin, un exitoso presentador de televisión que es inicialmente el ídolo de Arthur Fleck, pero que después se convierte en su enemigo.

Leí por ahí que alguien la incluye entre las 10 mejores películas del año, lo que me parece una generosidad exagerada. Es buena y da para reflexionar algunos temas que plantea, nada más. Eso sí, supera, y de lejos, a las típicas películas tontas de superhéroes y supervillanos.

Luis Antonio Serrano es comunicador y crítico de cine.





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