Brújula Digital |29|03|25|
Rodrigo Ayala Bluske | Tres Tristes Críticos |
Existe una suerte de consenso generalizado en calificar a Severance (2022-2025), que acaba de lanzar su segunda temporada, como la mejor serie de ciencia ficción de los últimos años, con una calidad comparable a la que tuvieron los primeros capítulos de Black Mirror (2011-2023). Y si quisiéramos ser prolijos en esta enumeración, no deberíamos olvidar a Devs (2020), producto mucho menos conocido, pero de similar nivel narrativo, dirigido por Alex Garland, el realizador de cintas como Ex Machina (2015) o Guerra Civil (2024).
En los créditos de Severance, Dance Erickson figura como su creador, aunque la mayor parte de los capítulos han sido dirigidos por Ben Stiller, más conocido por su oficio de actor.
Severance nos ubica en un futuro cercano, en el cual determinada empresa ha desarrollado el sistema de “separación”, mediante el cual, chip introducido en el cerebro de por medio, se puede dividir la memoria en dos partes; una que va al trabajo y otra la que vive las horas de ocio, fuera de él, con la familia, pareja, amigos, etc. En principio se trata de la misma personalidad, pero luego a partir de las experiencias adquiridas podría derivarse en la formación de dos distintas que convivan en un mismo cuerpo.
La “separación” con la que especula la serie es la consecuencia de la fragmentación extrema a que ha derivado de la evolucionado del capitalismo. Vivimos en un mundo de signo opuesto al del Renacimiento, que contaba en su mejor ejemplo a un Da Vinci pintor, inventor e ingeniero al mismo tiempo, o al de la Ilustración, con los filósofos franceses que al mismo tiempo que interpretaban el mundo eran destacados botánicos, matemáticos, etc.
El capitalismo tardío ha evolucionado a una ultraespecialización en la que el individuo puede saber en profundidad un tema, pero ignora el resto y por tanto tiene una palabra limitada en las decisiones que involucran al conjunto. Por ello no es de extrañar que, acunados por los últimos aportes de la tecnología, como los de la virtualidad, naveguen las peores formas de la ignorancia: el terraplanismo, la pornografía violenta y depravada, los antivacunas, etc.
En el mundo de la serie, la técnica de separación es discutida; frente a la empresa que la implementa se alzan grupos contestatarios, defensores de los derechos humanos, etc.
Al igual que en Devs, en Severance la “empresa” surge como una entidad de rasgos míticos, elevada por encima del bien y del mal, y alrededor del “empresario” (el dueño), se erige un culto a la personalidad que lo eleva a la categoría de un semidios. ¿Alguna similitud con los “musks” emergentes de la actualidad?
En este caso, el virtuosismo de la propuesta se encuentra tanto en la expresión estética de la idea central como en la habilidad narrativa con la que se va desarrollando mediante un suspenso depurado y una construcción exquisita de los personajes.
Los ambientes de “dentro” en la serie, si bien son amplios, no dejan de recordarnos a cada momento que están “encerrados”; cuartos enormes donde los escritorios se apretujan en el centro, pasillos interminables y laberinticos, puertas que generalmente desconocemos a donde conducen. Es un ambiente de una estética “de celular”; fría y reluciente.
En este mundo el protagonista y sus compañeros de trabajo, vedados del conocimiento de sus orígenes (su memoria, su familia, en definitiva, su identidad), luchan por mantener su dignidad y avizorar el mundo, en una nueva versión de la fábula de la caverna de Platón. Ellos y nosotros tratamos de adivinar intuitivamente las razones que en el “afuera” los han conducido a esta suerte de esclavitud.
Como generalmente ocurre en estos casos, los guionistas han juntado personajes de personalidades distintas, que en el desarrollo de la historia van descubriendo sus debilidades y valores y en definitiva redimiéndose.
El suspenso en la serie se alimenta de varias fuentes complementarias: los conflictos del exterior, los misterios del “interior” (que se va adquiriendo rasgos de mundo “mágico-tétrico” a rasgos acelerados) y las historias de vida de los protagonistas y secundarios principales.
Como ocurre con las historias relevantes, la de Severance puede ser interpretada en varios niveles: como ya hemos dicho se trata de una historia de suspenso y al mismo tiempo una reflexión sobre el rol de la tecnología manejada por los intereses privados en el mundo contemporáneo, y de manera más general, también podría tomarse como una alegoría casi perfecta, de la forma en que el ser humano se está esclavizando a sí mismo en esta etapa del desarrollo social.
Las dos temporadas de Severance se pueden encontrar en Apple TV, la única de Devs en Disney y las ocho de Black Mirror, en Netflix. Sin embargo, si usted es amante de la buena ciencia ficción y no está inscrito en ninguna de esas plataformas, puede hacerse “bajar” las series en cualquier tienda especializada de películas: debemos admitir que este es un beneficio tangible del mundo digital.