Brújula Digital|07|02|25|
Raúl Peñaranda U.
“Yo espero no morir sin haber enterrado a Carlos”, dijo Teresa Flores Bedregal con voz firme. Su hermano, Carlos Flores Bedregal, desapareció hace 44 años, pero su familia sigue esperando respuestas.
El dirigente político de izquierda fue ejecutado junto a Marcelo Quiroga Santa Cruz y Gualberto Vega, dirigente del Sindicato de Trabajadores Mineros de Bolivia, el 17 de julio de 1980, durante el asalto a la Central Obrera Boliviana en el golpe de Estado de Luis García Meza.
Hablar de esas muertes, sobre todo de la de Flores Bedregal, fue el objetivo del libro Las muertes de Carlos Flores Bedregal, la más reciente obra del historiador y periodista Robert Brockmann.
El evento, que tuvo lugar en el salón principal de la Fundación Patiño, reunió a una multitud que desbordó el espacio. Hicieron uso de la palabra el propio Brockmann, las hermanas Teresa y Olga Bedregal y el periodista y director de la carrera de comunicación social, Juan Carlos Salazar.
Ante la cantidad de personas presentes, Brockmann dijo que “había hecho la invitación como un engaño” asegurando que en realidad era el lanzamiento de su candidatura política, causando risas entre el público.
El libro de Brockmann tiene varios aspectos positivos por las siguientes razones:
Es un rescate de la memoria histórica: La desaparición de Flores Bedregal ha permanecido en la sombra por décadas, opacada por la figura de Marcelo Quiroga Santa Cruz. Brockmann contribuye a recuperar su historia y escudriñando sobre el momento de su muerte y la posterior desaparición de su cuerpo.
Investigación rigurosa: Brockmann presenta una reconstrucción detallada de los hechos, basándose en documentos, testimonios y archivos, lo que aporta solidez a la narrativa y permite al lector comprender la complejidad del caso.
Crítica al silencio del Estado: El libro no solo expone los crímenes de la dictadura, sino también la persistencia del encubrimiento por parte de distintos gobiernos democráticos, en especial por el mantenimiento del secreto militar y la negativa a abrir los archivos.
Enfoque narrativo: A diferencia de estudios académicos densos, la obra combina el rigor histórico con una narración ágil y envolvente, lo que permite que un público amplio acceda a la historia.
Planteamiento del dilema de la verdad: Brockmann no impone una única versión de los hechos, sino que explora múltiples relatos sobre la muerte y desaparición de Flores Bedregal, dejando que el lector saque sus propias conclusiones.
Reflexión sobre el mal y la impunidad: La investigación no solo se enfoca en el asesinato, sino en la impunidad que ha rodeado el caso durante más de cuatro décadas, lo que invita a una reflexión profunda sobre el poder y la memoria en Bolivia.
En resumen, Las muertes de Carlos Flores Bedregal es una obra que aporta tanto al debate histórico como a la búsqueda de justicia, ofreciendo un relato muy bien escrito y documentado y con un enfoque que interpela al lector.
Hermanas Bedregal
Teresa Flores expresó que sin acceso a documentos oficiales, la familia de Flores no puede conocer la verdad, identificar a los responsables ni exigir justicia. La impunidad se mantiene y el Estado incumple su deber de reparar el daño causado.
Dijo también que si los archivos permanecen cerrados, los perpetradores de crímenes de lesa humanidad pueden seguir libres, protegidos por el silencio estatal. Esto envía el mensaje de que estos crímenes pueden quedar sin castigo, debilitando el Estado de derecho.
Su hermana Olga dijo que la sociedad tiene derecho a conocer lo que ocurrió en su historia reciente. Negar información sobre violaciones a los derechos humanos perpetúa su dolor como hermanas.
Esto hace que la historia queda fragmentada y expuesta a tergiversaciones. Esto puede llevar a que las nuevas generaciones no comprendan la magnitud de los abusos cometidos ni la importancia de defender los derechos humanos.
Juan Carlos Salazar
Salazar expresó a su tiempo que la desaparición forzada es una de las formas más crueles de violencia, porque no solo arrebata la vida de una persona, sino que deja a sus seres queridos en un limbo de incertidumbre y sufrimiento interminable. A diferencia de la muerte, donde al menos hay un cuerpo para despedir y un duelo que eventualmente se puede procesar, la desaparición mantiene abierta una herida imposible de cerrar.
El periodista agregó que las familias viven atrapadas entre la esperanza y el miedo, sin saber si su ser querido sigue con vida o si algún día podrán encontrar sus restos. Esta ambigüedad es en sí misma una forma de tortura, pues impide la aceptación de la pérdida y prolonga el dolor por años, incluso décadas.
Mientras no se sepa la verdad, la desaparición sigue ocurriendo en la memoria de los familiares, en los archivos cerrados y en los testimonios que luchan por ser escuchados, agregó.
Recuerdos e indignación
El evento transcurrió entre recuerdos, indignación y pedidos urgentes de acceso a los archivos militares. Pero también hubo un momento para imaginar otro destino posible: “Carlos Flores lo más probable es que hubiera sido el fundador de un partido verde y el autor de una legislación medioambiental. Estamos seguros de eso”, afirmó Brockmann.
Mientras la figura de Marcelo Quiroga Santa Cruz acaparó atención pública, el destino de Flores Bedregal quedó eclipsado por décadas. En esta crónica histórica, Brockmann desentraña los detalles ocultos de aquel día fatídico, desde el asesinato simultáneo hasta la desaparición de ambos cuerpos.
Con una investigación exhaustiva, el autor documenta la lucha incansable de las hermanas Flores Bedregal frente a un Estado venal e indiferente, incluso hostil, hasta alcanzar la justicia internacional en 2024.
BD/RPU