I. Los rasgos estructurales del crecimiento económico
El “crecimiento” no es “desarrollo”, y la claridad entre los dos conceptos y las formas de lograrlos son fundamentales para el diseño de las políticas de desarrollo. El actual debate sobre el desempeño de la economía boliviana está centrado, de un lado, en la originalidad y los logros del Modelo Económico, Social, Comunitario Productivo (MESCP) que habría permitido inéditas altas tasas de crecimiento en los últimos 15 años y, de otro, en poner en duda la sostenibilidad del modelo puntualizando –desde una perspectiva esencialmente teórico-académica, las debilidades del modelo que estaría expresado en los efectos externos, del déficit fiscal y del de cuenta corriente, el endeudamiento, etc.
Con el propósito de evitar temas que inexorablemente llevan a estériles y falsos debates subjetivos e ideologizados, la primera parte del Ensayo analiza el comportamiento de las cuentas nacionales cuyas relaciones son verdades axiomáticas (“ciertas por definición”) para estimar la “calidad social” de la estructura del PIB y su crecimiento desde 1990, identificando los rasgos macro-estructurales que permiten traducir el crecimiento económico en incidencias sobre el desarrollo.
Concluye que, respecto al período 1990-2005, estructuralmente el MESCP apuntala el crecimiento en la inversión pública que se financia básicamente con una presión tributaria que está deprimiendo la capacidad adquisitiva y el consumo de los hogares; acentúa la dependencia en el extrativismo y el rentismo porque alienta la sustitución de la producción nacional por las importaciones (legales y de contrabando) en el consumo interno, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo productivos y la precarización del empleo.
Posteriormente se enfoca en los cambios de aspectos sectoriales y regionales, que más directamente pueden asociarse con el bienestar de las personas y con la “calidad social” del crecimiento, como la diversificación del aparato productivo, los equilibrios regionales o la generación de empleo; evita recurrir a los temas abordados en las investigaciones académicas tradicionales (nivel de reservas, exportaciones, balanza comercial, precios internacionales, endeudamiento, tasa de interés o tipo de cambio, etc.).
Nuevamente, tomando como referencia los valores promedio de indicadores relevantes para el período 1990 a 2005, establece que las actividades que podrían asociarse a una economía real, generadora de valor y empleo, tienden a reducirse y a concentrarse tanto sectorial como regionalmente.
Integrando las inferencias de las dos partes del Ensayo, concluye que las altas tasas relativas de crecimiento que, para los organismos internacionales, han colocado a la economía boliviana entre las más “exitosas” de la región, en realidad no es sostenible: tiene cimiento muy frágiles porque, si lo que se busca es un desarrollo productivo integral, que valore el trabajo y la iniciativa humana como fuente de creación de valor, y considere a las personas como las destinatarias directas y finales de todos los beneficios del crecimiento, los datos nos muestran que actualmente crecen los sectores y actividades que menos deberían crecer.
El propósito de este trabajo es llegar con estas reflexiones a las personas “de a pie”, poco familiarizadas con el formalismo académico con el que normalmente se discute la economía. Por ello, las referencias a las expresiones matemáticas a través de las cuales la teoría expresa las relaciones o igualdades entre variables o conceptos, se han omitido considerando que están disponibles en muchas fuentes a las que las personas interesadas pueden recurrir.
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