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Sociedad | 16/03/2023

Reportaje / El enemigo acecha en casa

Reportaje / El enemigo acecha en casa

Brújula Digital | 16|03|23|

Mariana Valeria Ramos y Daniel Blazicevic / Texto publicado en la revista Calle 2, de la UCB

Adriana Torres (nombre convencional), una joven universitaria de 21 años, sentada en una silla con los ojos tristes, relata que desde que era pequeña vivía atormentada por su hermana debido a sus comentarios críticos con respecto a su físico, provocando muchos problemas en su vida, por ejemplo, su alimentación y estado de ánimo.

Más allá de soportar las opiniones de su hermana, Adriana afirma que su otro hermano le pone más peso encima al no apoyarla en nada y denigrarla como persona por ser homosexual. “Me siento libre al no estar en casa”, son las palabras que usa la joven, reflejando su actual estado.

Alejandro Luján (nombre convencional), un muchacho de 24 años y miembro de un grupo musical emergente, cuenta que cuando vivía con sus padres era sometido a excesivos controles y presiones en sus actividades académicas, deportivas y recreativas, ocasionando serios perjuicios en su vida profesional y personal.

Obligado a ingresar a una escuela de finanzas por la oposición de sus padres a que estudie una carrera artística, el joven no pudo salir victorioso y  quedó desalentado y frustrado. “Tuve 2 materias con aplazo el primer semestre de ese año y no podía, no era lo mío. Todo era triste y odiaba ir a esa escuela,  estar en mi cuarto,  mi casa, a mis padres y todo. No quería nada. Mi objetivo era vencer esa escuela pero apenas podía con una simple suma”, expresa al rememorar su infortunio. Sin embargo, a duras penas, Alejandro logró su independencia y hoy intenta sanar las heridas de su corazón.

Definición

Para saber mejor sobre las familias tóxicas, la doctora especialista en mujeres y salud, Elizabeth Alvarado, en su tesis doctoral, explica que la familia tóxica se define como los malos tratos o agresiones físicas, psicológicas, sexuales o de otra índole, infligidas por personas del medio familiar y dirigidas generalmente a los miembros más vulnerables de la misma: niños y adolescentes, mujeres y ancianos, generando celos, envidia, competitividad excesiva y resentimiento.

El caso de Adriana se expone a través del desprecio y la falta de apoyo de parte de su familia; en cambio, el de Alejandro resalta el control autoritario excesivo y egoísta de sus padres. Por más distintos que sean sus problemas, ambos terminaron siendo víctimas de un ambiente familiar hostil con fuertes represalias.

El análisis sobre las consecuencias de vivir en un entorno familiar tóxico realizado por la doctora Alvarado expone que la víctima llega a tener dificultades en diferentes dominios: competencias sociales, conductas internalizadas,  externalizadas y transmisión intergeneracional.

En los que se refiere a competencias sociales, el fenómeno se puede reflejar en las dificultades para formar relaciones cercanas sanas con sus compañeros. En cuanto a las conductas internalizadas y externalizadas, los adolescentes tienen tropiezos para administrar emociones en su entorno más próximo. Esto puede proporcionar un sentido de control hacia otros, intervención en la violencia e incluso ira hacia sus progenitores.

Después de haber solicitado al joven músico una descripción actual suya como persona, responde que ahora sabe que muchas cosas en su vida estaban mal encaminadas,  y aunque trata de ser una mejor persona, no puede evitar, en varias ocasiones, ser muy competitivo e hiriente con los que lo rodean.

Normalización

La psicóloga Cristy Kierig Von Borries comenta que si las figuras representativas de la familia enseñan a relacionarse con el mundo de cierta manera, la misma se vuelve un ejemplo para los otros: “Si todo el día te gritan, tú gritas porque es la manera en que has aprendido a pedir las cosas”. El relato de Alejandro demuestra que ser competitivo e hiriente es el resultado de las enseñanzas que le impusieron cuando era pequeño.

Estas realidades creadas por los comportamientos negativos se llegan a normalizar a través del funcionamiento resiliente, que obliga a la víctima a adaptarse a la situación que vive y a aceptarla como parte de su existencia. La normalización de las familias tóxicas es un problema bastante común en la actualidad.

La especialista en psicología sistémica, Anacarola Mustafá, recuerda que en épocas pasadas la violencia y el castigo en las familias eran frecuentemente usados y bien vistos. Los golpes eran sinónimo de educación, siendo una filosofía que repercute hoy en día.

En el caso de Adriana, relata la historia de su vida aceptando su realidad familiar. Sus reuniones familiares incómodas se han vuelto un hábito normal y se podría afirmar que aprendió sobrellevar la carga negativa de sus hermanos sin la intención de hacer algo al respecto.

Un dato interesante a agregar es que en contacto con un grupo focal de 5 jóvenes universitarios, realizado en el mes de mayo del 2022 por medio de una plataforma virtual para dialogar sobre el tema, se pudo evidenciar que absolutamente todos ellos experimentaron  actitudes hostiles de parte de uno o varios miembros de su familia a lo largo de su vida; asimismo, confesaron que es muy complicado identificarlas en muchas ocasiones

Entre los comentarios que surgieron, salta a la vista el de un joven. “Hoy me he peleado con mi papá y él había dicho debo respetarlo sí o sí porque es mi papá y por eso le debo respeto”, exclamó, indignado por la situación.

Prevención

A comparación de los dos casos vistos, la universitaria de 23 años y recién egresada, Natalia Zeballos, sentada en una silla con mucha seguridad y alegría, presume de los aspectos positivos de su familia. Además, agradece a la vida por la enseñanza de valores de sus padres, ya que sin ellos no sería la persona que es.

“El ambiente en mi familia es bien bonito y muy dinámico, nos llevamos bien entre todos, nos apoyamos, hay mucha confianza. Si uno de nosotros está en problemas tratamos de solucionarlos de la mejor manera posible, hay un cariño incondicional, es una familia muy linda de la cual me siento muy dichosa de formar parte”, relata la muchacha.

El apoyo, la comunicación, la empatía y el respeto son la clave para crear ambientes familiares funcionales. Es así que una madre de tres hijos, Iracema Campero Tarifa, mantiene el calor de su hogar, refugiando  paz y tranquilidad dentro de ella. Menciona que muchas de sus amistades suelen visitar su casa por esa vibra existente.

El Child Welfare Information Gateway del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos cita varias formas de prevención a situaciones hostiles, comenzando por la  autonomía/voluntad (autoeficacia), habilidades para resolver problemas, implicación y relación en actividades y personas  positivas, bienestar de los padres, ambiente escolar positivo, y situación de vida estable.

La psicóloga Kierig relaciona a las familias con relojes suizos, ya que cada miembro de la familia es un engranaje en el artefacto que hace que funcione. Los engranajes trabajan en conjunto y no de manera independiente, todos son dependientes del otro. En cambio, si una parte toma decisiones propias o autoritarias desestabilizaría todo y habría fallas en la máquina que pueden provocar que deje de funcionar.

Esta comparación se refleja en los comentarios de las participantes del grupo focal antes mencionado, que después de vivir momentos de imposición por parte de sus progenitores sienten que el lazo racional de diálogo está quebrado, por lo cual estos jóvenes disminuyeron el tiempo de diálogo con sus padres.

¿Entonces, realmente todo es malo en las relaciones familiares o puede existir un cambio? Según Luciana Rivero, de 20 años de edad, una chica del grupo focal,  no todo es negativo en la relación con su padre, y ha visto un cambio en él: “Al mismo tiempo aún así queremos a nuestro papá (...) comparado mi papá ahora, con el papá que tenía cuando era más niña, es una mejoría bastante grande pero no es suficiente”.

A pesar de no creer en la terapia y ninguna otra alternativa para salvar a su familia, Adriana visualiza un futuro feliz, donde cada uno se respete, ame y apoye a pesar de las diferencias. Es notorio que ese ideal  marca el deseo de romper el esquema de su historia pasada.

Mariana Valeria Ramos y Daniel Blazicevic son estudiantes de la UCB



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