El hallazgo se enmarca en un patrón más amplio: en Cochabamba, por ejemplo, se decomisaron en el pasado cientos de partes de animales disecados, incluyendo patas y colas de vizcachas, plumas y pieles de felinos, que también habrían sido destinadas a rituales u objetos esotéricos.
Brújula Digital|29|10|25|
En la calle Potosí, a pocos pasos del bullicio de las avenidas América y Colón, una puerta de madera escondía un secreto macabro. Cuando los agentes de la Policía Forestal y de Protección al Medio Ambiente (Pofoma) y la Fiscalía de Medio Ambiente de Oruro ingresaron al inmueble el martes 28, los recibió el olor a descomposición: dentro, apilados en estanterías, sobre el techo y en el patio, yacían cientos de animales disecados.
El recuento final impresionó a los investigadores: 581 vizcachas y 89 sullus de llama –fetos para usar en rituales–, muchos en estado de descomposición. Algunos estaban cubiertos con trapos, otros expuestos al sol, secándose al aire, dando un terrible espectáculo.
“Se encontraron más de 560 vizcachas sin vida dentro del inmueble. El delito por el cual se va a imputar es biocidio, considerando que estos animales están bajo protección del Estado”, informó el fiscal William Paredes, quien encabezó el operativo. Añadió que el Ministerio Público solicitará la imputación formal y la detención preventiva de los responsables, tomando en cuenta la gravedad del hallazgo.
Durante la intervención, tres personas fueron detenidas por su presunta participación en el manejo ilegal de los animales. Las autoridades sospechan que los ejemplares eran cazados para ser vendidos a comerciantes que abastecen puestos de venta para rituales religiosos y a favor de la Pachamama.
El escenario era triste. En el patio, los cuerpos de las vizcachas formaban una especie de tétrica alfombra. En el techo, los sullus estaban secos y rígidos. El zumbido de las moscas volvía al ambiente aún más desagradable.
Ahora, la Fiscalía investiga la procedencia de los animales y la posible existencia de una red de tráfico de fauna silvestre que opera entre los departamentos del occidente de Bolivia. “El objetivo es determinar el grado de responsabilidad de cada una de las personas implicadas y aplicar las sanciones que correspondan por los delitos contra la vida silvestre”, señaló Paredes.
El hallazgo se enmarca en un patrón más amplio: en Cochabamba, por ejemplo, se decomisaron en el pasado cientos de partes de animales disecados, incluyendo patas y colas de vizcachas, plumas y pieles de felinos, que también habrían sido destinadas a rituales u objetos esotéricos.
Especialistas han hecho notar que la magnitud y el tipo de hallazgo reciente evidencia un aumento en los delitos ambientales bajo la idea de que los animales se convierten en símbolos de protección, fertilidad o prosperidad.
BD/RPU