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Una jueza de Santa Cruz condenó a Jordi O. a dos años de cárcel tras admitir su participación en un acto de maltrato animal que involucró a una tortuga, a la cual se le rociaron e hicieron ingerir bebidas alcohólicas durante una fiesta de Año Nuevo. Pese a la sentencia, el joven se acogió al perdón judicial debido a la naturaleza de la pena mínima, lo que lo exime de cumplir tiempo en prisión.
El caso se dio a conocer luego de que un video del incidente se viralizara en redes sociales, provocando una ola de críticas y repudio. Durante una audiencia de procedimiento abreviado, Jordi O. admitió su responsabilidad, declarando que el maltrato ocurrió mientras consumían bebidas alcohólicas y alegó que inicialmente sostenía a la tortuga con la intención de asustar a una amiga, pero otros asistentes comenzaron a echarle alcohol al animal. Antes de su comparecencia, el joven pidió disculpas públicamente y expresó su arrepentimiento por lo sucedido.
La tortuga fue confiscada y trasladada al Centro de Atención y Derivación de Fauna Silvestre (CAD) de la gobernación de Santa Cruz, donde recibe tratamiento médico especializado. Sin embargo, los exámenes veterinarios confirmaron que el animal perdió la visión de un ojo debido a una quemadura en la retina causada por el contacto con el alcohol, lo que le generó un dolor significativo. “Debido al maltrato, este animal presenta inflamación ocular y se encuentra bajo observación para descartar riesgos mayores”, informaron las autoridades.
El director nacional de la Policía Forestal y de Medioambiente (Pofoma), Carlos Chispas, condenó los hechos, calificándolos como un acto de crueldad hacia un animal silvestre protegido. “Este tipo de conductas son inaceptables y reflejan una falta de respeto hacia la vida y la riqueza natural del país”, enfatizó.
La investigación fue liderada por el fiscal departamental de Santa Cruz, Miguel González, bajo el artículo 223 del Código Penal, que sanciona la destrucción o deterioro de riquezas naturales con penas de uno a seis años de prisión. Además de Jordi O., el caso involucra a otras personas que participaron directa o indirectamente en el incidente. Las declaraciones iniciales fueron tomadas al dueño del inmueble donde ocurrió el maltrato y al propietario de la tortuga, quienes también podrían enfrentar responsabilidades legales.
BD/RED